Este es el deporte que está demostrado científicamente que alarga la vida

Es estimulante, porque no hay un día igual que otro, a la par que frustrante, porque cualquier jugador aficionado habrá experimentado en sus carnes esa opresiva sensación de volverse a casa pensado que su nivel da un paso hacia delante y dos para atrás.

Es divertido, aunque a veces tenso. Pero posee grandes dosis de entretenimiento y esparcimiento. Es complicado dominar todos los palos, pero eso supone un desafío. Y mejora –qué remedio–la atención. Junto a ello, hay armonía y coordinación.

Lo que no sabíamos es, por si fuera poco, que alarga la vida. Hablamos del tenis, un deporte al alza gracias a las estrellas de la raqueta nacidas en suelo patrio.

Rafa Nadal es visto por muchos no ya como el mejor tenista español de la historia, cosa que sin duda es, sino también como posiblemente nuestro mejor deportista. Carlos Alcaraz está empeñado en emularle. Como también sucede con Garbiñe Muguruza y Paula Badosa. Pero no son los únicos. Antes que ellos estuvieron en la cima los Carlos Moyá, Juan Carlos Ferrero, Alex Corretja, Sergi Bruguera, y Arantxa y Conchita. Además, Santana, Orantes, Gimeno... fueron los pioneros, Y por todo el país, cientos de aficionados que copan las canchas cada fin de semana con la ilusión de mejorar su drive, su revés liftado, su saque o quizás la volea.

El deporte que alarga la vida

Practicar cualquier deporte de manera moderada y continuada es la mejor receta para llevar un estilo de vida saludable y mantener a raya el sobrepeso y otras enfermedades asociadas al sedentarismo.

Y en concreto, el tenis nos puede ayudar a vivir más. Practicarlo nos puede dar una bola extra en cuanto a años de vida.

Los beneficios no son solo físicos, ya que los avances neurológicos y mentales tienen un claro protagonismo. La coordinación de todo el cuerpo, en especial de brazos, piernas y pies, mientras la pelota está en juego, es clave. Los reflejos, esenciales. Su alto pico de intensidad cuando la bola marcha de un lugar a otro hace el resto. Y nunca mejor dicho.

Además, está avalado que los adultos que practican el tenis acaban siendo más longevos que los que optan por disciplinas más solitarias como la carrera o la natación. Al final, es una potente combinación de componente social y ejercicio. Ahí está la clave. Y como por lo general no hay nada en juego más que la honra y el orgullo, el rival es más bien un compañero con nuestros mismos miedos, inquietudes y enfados, pero nunca un enemigo. Cuando las relaciones sociales, también dentro de la pista, son sanas, acaban por tornarse vitales.