Asfixia
Los atragantamientos, tercera causa de muerte no natural en España
La muerte por asfixia solo es superada por los suicidios y los fallecimientos por caídas accidentales
La asfixia por atragantamiento supone la tercera causa de muerte no natural en España, superando a los accidentes de tráfico. Solo están por encima los suicidios y los fallecimientos por caídas accidentales.
La muerte de la mujer del conocido y televisivo forense José Cabrera, que se atragantó con un trozo de zanahoria en un restaurante sin que nadie pudiera hacer nada por salvar su vida, ha vuelto a colocar este percance en el foco de la actualidad.
Muchos de los atragantados suelen pertenecer al grupo de la tercera edad a causa de la disfagia, es decir, la dificultad para tragar. Suele ser un síntoma habitual de varias enfermedades como el ictus, la esclerosis múltiple, la ELA o una enfermedad neurodegenerativa como el párkinson.
No solo los alimentos son los culpables, ya que otros objetos como una pastilla o hasta un fragmento de dentadura puede provocar la asfixia.
Qué hacer si te atragantas
La maniobra de Heimlich puede salvar una vida y todos deberíamos conocer su técnica para ayudar a una persona que se haya atragantado.
Si se trata de un adulto el que se esta asfixiando, la persona que le ayude debe situarse detrás, colocando el puño de la mano dominante por encima del ombligo, bajo las costillas, y con el pulgar hacia el abdomen. Con la otra mano se cubre el puño y se presiona con fuerza hacia dentro y hacia arriba, intentando liberar la vía.
Esta maniobra no está aconsejada cuando el atragantado es un niño, pero de puede realizar de manera parecida pero presionando con menos fuerza. En el caso de un bebé, se debe golpear cinco veces en los omoplatos.
El problema procede cuando nos encontramos solos, por ejemplo, comiendo o cenando en casa, y nos atragantamos. Aunque demos por hecho que será una situación muy angustiante, debido a la falta de aire, debemos conservar la calma y buscar un respaldo duro y firme, como el de una silla. Si logramos presionar nuestro abdomen contra ese respaldo, ejecutando unos movimientos parecidos a los que haría alguien que ejecutase la maniobra de Heimlich, podremos salvar nuestra vida.