¿Por qué los huevos del súper no están en la nevera y en casa sí?

Los huevos son uno de los productos más consumidos en España. Un huevo de gallina medio tiene entre 80 y 90 calorías y es rico en minerales como fósforo y selenio así como en vitaminas B12, B2, A y D. Pero además aporta gran cantidad de grasas en la yema y muchas proteínas en la clara.

Ahora bien, una incorrecta manipulación puede provocar enfermedades que pueden ser graves como la temida salmonella. Una de las claves para evitar problemas intestinales es su conservación tanto en el supermercado como en casa. ¿Por qué se almacenan a temperatura ambiente en el supermercado? ¿Deben los huevos guardarse en la nevera?

Evitar cambios de temperatura

La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN) advierte que es importante que los huevos no sufran cambios bruscos de temperatura. Por este motivo, los huevos en los comercios no están en la zona de refrigerados, ya que el contraste térmico al salir al exterior podría perjudicarles en mayor medida que el posible beneficio de guardarlos en frío en las tiendas.

Según la AECOSAN, entre los requisitos específicos de higiene de los huevos, destaca que hasta su venta «deberán mantenerse limpios, secos, apartados de olores externos, convenientemente protegidos contra los golpes y apartados de la luz solar directa» y añade: «Deberán almacenarse y transportarse hasta la venta al consumidor final a la temperatura, preferiblemente constante, más apropiada para garantizar la perfecta conservación de sus propiedades higiénicas».

Eso sí, una vez en casa, los expertos aconsejan guardarlos en la nevera, más aún cuando empieza el calor, y no sacarlos más que para cocinarlos y comerlos.

Por otro lado, no es aconsejable almacenar los huevos en la puerta de la nevera, ya que allí sufrirán más los cambios de temperatura al abrir y cerrar la puerta. Lo ideal es colocarlos en uno de los estantes del centro del refrigerador.