La fascitis plantar provoca dolor en el talón

La fascitis plantar provoca dolor en el talónFlickr

Tres ejercicios para aliviar el dolor de la fascitis plantar

Esta afección inflamatoria se caracteriza por un dolor intenso en el talón del pie

La fascitis plantar (FP) es una afección inflamatoria musculoesquelética que se caracteriza por un dolor intenso en el talón del pie, hasta el punto de limitar las actividades del día a día.

Esta afección implica la inflamación de una banda gruesa de tejido que atraviesa la planta del pie y conecta el hueso del talón con los dedos de los pies. El ligamento de la fascia plantar es un tejido conectivo fibroso que sostiene el arco del pie y funciona como amortiguador, similar a los sistemas de suspensión de los automóviles modernos. Con una mayor actividad, el ligamento puede sufrir desgarros y daños, lo que lleva al desarrollo de esta afección.

Según la Sociedad Española de Medicina y Cirugía del Pie y Tobillo, (SEMCPT) la fascitis plantar provoca dolor en el talón, sobre todo al dar los primeros pasos por la mañana y suele estar ocasionado por situaciones de sobrecarga. Es más frecuente en mujeres, personas con sobrepeso, y aquellos que pasan muchas horas de pie o caminando sobre superficies duras. Además, es más fácil que aparezca en personas que tienen el pie plano o con un arco excesivo.

Tres ejercicios para aliviar el dolor

El fisioterapeuta Sergi Jurado explica en su canal de Instagram tres ejercicios para aliviar el dolor causado por la fascitis plantar.

«Es fundamental realizar ejercicios específicos para aliviar la tensión en la fascia plantar, mejorar la flexibilidad y reducir el dolor». El fisio asegura que estos tres ejercicios «son simples, pero extremadamente efectivos para combatir este problema» y añade: «La constancia es clave. Dedicar unos minutos al día a estos ejercicios puede marcar una gran diferencia en cómo te sientes».

Ejercicio 1:

Utiliza un palo delgado, coloca el dedo gordo del pie sobre el palo. Desde esa posición levántate de puntillas.

Ejercicio 2:

Coloca una pelota pequeña en el suelo, apoya tus pies sobre ella y aplica presión suave mientras realizas un automasaje.

Ejercicio 3:

Coge una toalla en el suelo y utiliza tus dedos para arrastrarla a ti.

Causa de la fascitis plantar

Una de las causas de la fascitis plantar es el sobrepeso, así como la utilización de calzado excesivamente plano y de tacón. Estos calzados también pueden ocasionar dolor en los gemelos, en los tobillos, en la cadera y en la espalda. Las suelas muy finas obligan al pie a absorber los impactos contra el suelo directamente y no ofrecen un buen apoyo para el arco del pie ni para el talón, gran parte de ellas son muy duras y no permiten la flexión en los dedos.

Este tipo de calzado provoca sufrimiento en el sistema aquíleo-calcáneo-plantar, que es el responsable de que se realice el primer movimiento del paso en personas que no están acostumbradas a ir con una mínima expresión de calzado o simplemente, que padecen alguna alteración.

Cuando el talón entra en contacto contra el suelo, el tobillo se flexiona gracias a la tensión del tendón de Aquiles. Cuando el calzado es muy plano y no tiene sujeción del tobillo, la tensión de este tendón ha de ser mayor para que flexione y esto hace que el calcáneo, el hueso del talón, y la fascia plantar reciban mayor tensión también, lo que acaba generando la dolorosa y a veces incapacitante fascitis plantar.

Maite García, vicepresidenta del Ilustre Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad Valenciana (ICOPCV), afirma: «Los zapatos tipo bailarinas, manoletinas o merceditas deberían destinarse únicamente a eventos ocasionales. Igual que un calzado con un tacón elevado es perjudicial para la salud de los pies, un calzado excesivamente plano también puede serlo porque, entre otras cosas, no da estabilidad a la pisada».

Tratamiento

La mayoría de los casos se resuelven en unos meses con tratamiento conservador que consiste en:

  • Reposo.
  • Analgésicos antiinflamatorios.
  • Modificación del calzado.
  • Plantillas especiales.
  • En casos que no mejoran suele ser necesario el tratamiento con infiltraciones, que son inyecciones en el pie. Suelen ser eficaces, aunque a veces han de ser repetidas.
  • En ocasiones el dolor no cede a estos tratamientos, entonces podría ser necesaria una operación.

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