Los consejos de un traumatólogo para evitar lesiones en la temporada de esquí
La nieve y las bajas temperaturas traen consigo los esperados deportes de invierno. El Dr. Ángel Villamor, traumatólogo y director médico de la Clínica iQtra, recomienda una serie de pautas para evitar las lesiones y disfrutar de la nieve en esta temporada del año.
Lo primero en lo que incide el traumatólogo es en la importancia de calentar y estirar siempre: antes y después: «Por muy en forma que estemos, es conveniente empezar la sesión de esquí o snowboard con unos minutos de calentamiento y concluir con estiramientos. Esto reduce el riesgo de lesiones y ayuda a destensar la musculatura, clave si queremos evitar lesiones», recomienda el director médico de iQtra.
Prepara las rodillas
Como toda articulación, nuestras rodillas se componen de elementos óseos, fémur, tibia y rótula, de cápsula que tapiza la articulación, de ligamentos que la estabilizan, de meniscos que favorecen la congruencia articular y de cartílago y líquido sinovial que amortiguan los impactos y favorecen la lubricación. «Por este motivo, en iQtra recomendamos cuidar nuestras rodillas durante el resto del año haciendo ejercicios que ayuden a fortalecer, tonificar y preservar la articulación sin dañarla, tales como bicicleta estática sin resistencia y el sillín lo más alto posible, natación, ejercicios propioceptivos para potenciar la estabilidad y el equilibrio, estiramientos para prevenir el acortamiento muscular y tonificación muscular para equilibrar el cuádriceps, isquiotibiales y gemelos», aconseja el médico.
«Cuatro de cada diez lesiones que se producen durante la práctica del esquí son de rodilla: esguinces, luxaciones, rotura de ligamentos o de menisco. Es la articulación que más expuesta está mientras nos deslizamos por la nieve. Cuando son lesiones graves terminan en nuestro quirófano, la inmediatez juega un papel fundamental para la recuperación», apunta el médico. Además de una buena técnica de esquí, es fundamental tener una buena forma física para minimizar el riesgo. Si sufres una caída o un mal movimiento, una torsión excesiva o un golpe y sientes molestias, no retrases tu visita al médico o al fisioterapeuta pensando que no es nada; cuanto antes te vea un especialista menos se agravará la posible lesión y antes te recuperarás.
Abrígate, pero no te asfixies
En alta montaña es fundamental vestirse con prendas transpirables que evacuen el sudor y mantengan la temperatura corporal en torno a los 37 grados», apunta el Dr. Villamor. Lo mejor es vestirse por capas teniendo en cuenta que la primera debe servir para secar el sudor de nuestra piel (hidrófuga), la segunda para mantener la temperatura (térmica) y la tercera para facilitar la salida del sudor y evitar que entre el agua y el aire del exterior (aislante e impermeable).
Hidratación y recuperación
Los deportes de invierno se practican en un entorno con escasa humedad ambiental: la alta montaña; «esto hace que el proceso de deshidratación se acelere más de lo habitual. Esto es especialmente peligroso en rutas a pie en alta montaña, escalada, alpinismo por el riesgo de tener un accidente grave, pero no hay que obviarlo en esquí o snowboard, donde la deshidratación puede reflejarse en calambres y caídas», asegura el traumatólogo. «La fatiga muscular después de varias horas de práctica deportiva puede aumentar el riesgo de lesión. Descansar, reponer fuerzas y recuperarse para poder seguir en las mejores condiciones es fundamental», aconseja el Dr. Villamor.
Cuida tus ojos
La nieve refleja casi la totalidad de los rayos solares y que tanto si se practican deportes en la alta montaña como si simplemente subimos a la sierra a pasar el día hay que extremar las precauciones a la hora de proteger nuestros ojos», concluye el médico. Las gafas para hacer esquí o snowboard deben ser ligeras, pero resistentes a los posibles golpes y caídas, por lo que además deben llevar gomas y patillas que impidan que se muevan o se caigan con cualquier movimiento brusco. De la misma manera deben estar montadas sobre lentes polarizadas y proteger toda la superficie ocular hasta las cejas y la zona del rabillo del ojo.