La FP dual, el último cartucho para acabar con el paro juvenil

El desempleo juvenil sigue siendo una de las asignaturas suspendidas de España. Por eso, la nueva Ley de FP espera solucionar este problema con una receta a la alemana, que reduzca la mayor tasa de Europa. Sin embargo, el sector se muestra cauto: queda mucho por recorrer y, en la salida, ya se encuentran dificultades.

Los datos del Eurostat son inapelables: España es el país con mayor tasa de paro juvenil (37,7 %) de los 27. Por el contrario, Alemania se encuentra en el lado opuesto con un 6,1 %, gracias principalmente a un sistema de Formación Profesional eminentemente práctico, enfocado a las necesidades del tejido empresarial germano.

Y es aquí donde España ha encontrado la receta a aplicar. Pilar Alegría espera sacar adelante la ley de Formación Profesional en el primer trimestre del próximo año. Una medida que incluirá, entre sus novedades, la armonización con el sistema de Formación para el Empleo y la implantación de una FP de carácter dual, donde la empresa será protagonista en la formación de los alumnos.

Se trata de un modelo, salvando las distancias, que nos acerca a los países germanoparlantes, donde la tasa de desempleo juvenil es de las más bajas del continente. En Alemania, por ejemplo, este sistema lleva implantado desde 1969 y ha sido una de las claves del éxito del modelo industrial.

Allí, la duración de los itinerarios duales es de dos a tres años y medio, en el que el alumno se vincula a la empresa con un contrato específico en el que está dado de alta y recibe una remuneración.

Desde la academia de idiomas Humboldt –que ofrecen proyectos de movilidad para que estudiantes españoles puedan obtener la FP alemana– explican que el alumno español está muy bien preparado a nivel teórico, «pero le falta práctica». «En Alemania», comentan, «las empresas son las encargadas de pagar los salarios, así se solucionan los problemas para cubrir las vacantes».

El problema del tejido empresarial español

Sin embargo, las particularidades del tejido empresarial español pueden dificultar la implantación del sistema dual, ya que las microempresas suponen el 94 % de las empresas del sector privado.

Luis García, presidente de la Asociación de Centros de Formación Profesional FPEmpresa, apunta en este aspecto que «las sombras fundamentales tienen que ver con la estructura de las empresas españolas».

Y es que, para el modelo intensivo, García cree que será necesario algún tipo de ayuda o incentivo fiscal para que las empresas formen a los alumnos y aboga por la introducción de un tutor externo, que asegure el correcto aprendizaje del alumno.

«Si queremos formar al alumno en una microempresa, quizá no haga todos los subprocesos tecnológicos necesarios, por lo que será difícil para el centro», por lo que García no descarta que ese periodo de prácticas se reparta en dos o tres empresas.

«Convertir 950.000 empresas en formadoras»

En la misma línea se muestra Juan Carlos Tejeda, director de Educación y Comunicación de la CEOE. «Esta Ley es un paso para ir creciendo en el futuro, pero tenemos un tejido empresarial que es el que es», señala, al tiempo que advierte que «tenemos que buscar la fórmula para convertir 950.000 empresas en formadoras».

Para ello, considera que son necesarias ayudas para que las empresas se acerquen a este sistema, que supone «un esfuerzo y una carga» y pide un contrato específico para estos estudiantes que sea «flexible y atractivo» porque, por el contrario, «no se van a convertir en formadoras».

Y es que la adaptación de las empresas será clave. Ignacio de Benito, senior project manager de Bertlesmann, recuerda que hace años, cuando se incorporó la Formación en Centros de Trabajo (FCT) en la FP, todos lo vieron con una fuente de problemas y las empresas se adaptaron. 

Por eso señala que su éxito también dependerá «del desarrollo normativo que cada comunidad le dé» ya que la nueva norma establece mínimos de horas de formación en empresas, pero será cada región la que determine el número.

Trabajo y Educación, enfrentados

No obstante, y a pesar de que todos los actores involucrados se muestran optimistas con la nueva norma, esta Ley se ha encontrado con el primero de los problemas. 

Fuentes del sector han confirmado que tanto el Ministerio de Trabajo como el de Educación se han negado a trabajar en una mesa de diálogo social conjunta a pesar de las peticiones de los distintos actores.

Preguntados al respecto, ambos Ministerios no han querido responder.