Las olas de calor marinas tienen un efecto mínimo sobre la abundancia de peces
Un estudio demuestra que el aumento de la temperatura de los mares no influye en el número de animales que los habitan
Apesar de los alarmismos difundidos por políticos y científicos, en ocasiones los estudios demuestran que no hay motivos para caer en ese espíritu agorero. Es lo que ha ocurrido con uno de las últimas investigaciones sobre el cambio climático en los océanos. Las olas de calor marinas tienen un efecto mínimo en la abundancia de peces y causan pocos cambios en la composición de las poblaciones de peces en el hemisferio norte, según un estudio publicado el miércoles en la revista Nature.
«Me sorprendieron estos resultados», reconoció Alexa L. Fredston, profesora asistente del Departamento de Ciencias Oceánicas de la Universidad de California y autora principal del estudio, en un correo electrónico a AFP.
«Sabemos que las comunidades de peces han respondido al calentamiento a largo plazo de los océanos moviéndose hacia los polos, lo que puede cambiar la biomasa de peces y su composición en un lugar específico. Por lo tanto, esperaba resultados similares –como una comunidad de peces con más especies de aguas calientes y menos de aguas frías de lo habitual– después de estas olas de calor marino», explicó la investigadora.
La docena de investigadores estadounidenses, canadienses y europeos que realizaron el estudio analizaron más de 82.000 capturas de pesca, realizadas con redes de arrastre de fondo en el marco de campañas científicas en el Atlántico norte y en el Pacífico nororiental.
Las capturas de 1.769 especies de peces de fondo entre 1993 y 2019 se compararon con 248 olas de calor registradas durante el mismo período en aguas profundas, desde la zona subtropical hasta el Ártico.
Los autores encontraron algunos efectos de las olas de calor marinas como una pérdida del 22 % de la biomasa de peces en el Golfo de Alaska después de la ola de calor 2014-2016, o, por el contrario, una ganancia de biomasa del 70 % en el noreste de Estados Unidos después de la ola de calor de 2012.
Pero estas variaciones, aunque sustanciales, son menos importantes que la variabilidad natural de la abundancia de peces. Estos cambios no se han observado en otros episodios de olas de calor, hasta ahora poco estudiados.
Al término de su análisis, los investigadores no encontraron una relación significativa entre la intensidad acumulada de las olas de calor marino y la evolución de la biomasa de los peces de fondo.
Tampoco observaron un rápido declive de los peces de aguas frías ni una abundancia de peces de aguas cálidas como resultado de estas olas de calor.