Las eternas dudas con el reciclaje que generan equivocaciones: ¿Dónde tiro las cápsulas? ¿Y los vasos?
Amarillo, azul, verde, marrón y gris –o naranja, según el municipio–. Este es el amalgama de colores que normalmente tenemos desplegado cada vez que queremos tirar algo a la basura. Fue hace 25 años cuando el reciclaje entró en la vida de los españoles. En 1982, el que era alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván, inauguró el primer contenedor de vidrio del país, pero no fue hasta principios de los 90 cuando la revolución del reciclaje entró de lleno en España.
Todo hasta llegar hasta nuestros días, momento en el que se reutilizan más de 1,6 millones de envases domésticos en los 632.146 contenedores azules y amarillos que hay repartidos por toda la geografía –hay un contenedor por cada 100 habitantes–, según datos de Ecoembes.
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No obstante, la tasa general de reciclado de residuos municipales en España en 2021 fue del 35 %, lejos del objetivo marcado por la Comisión Europea del 50 % y de la media de la Unión Europea, que se sitúa en el 48 %, según un informe sobre economía circular presentado por la Fundación Cotec para la Innovación. Eso significa que aún hay que seguir incidiendo, mediante campañas y ayudas a los ciudadanos para adaptar sus hogares, para que toda la población se comprometa a separar sus residuos.
Aun así, hay muchas personas que tienen muy interiorizado este sencillo método y llevan años contando con varios cubos en sus casas con los que pueden proceder a esa segregación. Pero hasta para los más expertos en la materia surgen preguntas a la hora de reciclar. ¿Dónde tiro las botellas de plástico y metal? ¿Qué hago con las cápsulas de café? ¿Adónde va la madera?
Vidrio al verde, cristal al gris
Aunque pueda parecer un lío, las respuestas son todas bastante sencillas. Los envases de plástico y metal (botellas de agua, latas de refresco o de atún) han de desecharse al contenedor amarillo para que puedan tener una segunda vida. Sin embargo, si las botellas o los tarros son de vidrio, deberán depositarse en el contenedor –o iglú– verde.
No ocurre lo mismo en el caso del cristal. Y es que aunque en el lenguaje coloquial se puedan confundir, vidrio y cristal no es lo mismo. De esta forma, si se rompe un vaso o una ventana, esos restos deben de ir al contenedor de resto (gris o naranja), y nunca al de vidrio.
La madera es otro de los materiales que genera dudas. Según apuntan desde Ecoembes, si se trata de cajas de consumo doméstico fabricadas con este material deben ser desechadas a través del contenedor amarillo. Sin embargo, si hablamos de mobiliario (estanterías, mesas, etc.), debe ser llevado al punto limpio más cercano.
Cápsulas de café, ¿al amarillo?
Desde hace unos años han entrado en nuestras vidas unos residuos nuevos que antes no generábamos: las cápsulas de café. Generan muchos interrogantes entre los consumidores, ya que normalmente están hechas de plástico o aluminio, pero contienen residuos orgánicos. Desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) recuerdan que, en caso de ser compostables, pueden echarse en el contenedor para restos orgánicos, pero solo si llevan el sello «OK compost» o «Vincotte».
En caso contrario, si son de aluminio o plástico, la OCU recomienda llevarlas a los puntos de recogida indicados por los fabricantes o aquellos que están situados en las tiendas que las comercializan. En ningún caso deben tirarse al contenedor amarillo, ya que contienen restos orgánicos, ni siquiera aunque retiremos estos, y es que están consideradas por ley como residuos alimentarios y, en consecuencia, no entran dentro del proceso de reciclado del contenedor amarillo. Por tanto, en caso de no llevarlas a un contenedor específico, deberán arrojarse al contenedor gris.
¿Por qué los bricks van al amarillo?
Existen otra serie de productos de uso cotidiano que, a día de hoy, continúan generando confusión. Es el caso del papel de aluminio, que aunque se llame «papel» ha de depositarse en el contenedor amarillo, al igual que el film transparente. Las cajas de pizza, siempre que no estén muy manchadas y estén hechas de cartón, deben tirarse al contenedor azul.
Los bricks de leche o zumo son otro de los grandes protagonistas de las discusiones en los hogares. Aunque estos envases parezcan de cartón –y comúnmente se conozcan también como «cartón de leche»–, en su interior contienen aluminio o plástico, por lo que el proceso de reciclaje es diferente y tienen que desecharse en el contenedor amarillo.
Otros elementos que hacen dudar son las servilletas de papel, los papeles de cocina o los pañuelos. A pesar de estar compuestos de papel, al estar normalmente manchados de otras sustancias deberán tirarse al contenedor de resto.
¿Qué se tira al contenedor marrón?
Hace pocos años se introdujo un nuevo cubo, que suele ser de color marrón, y que se corresponde con los residuos orgánicos. Se diferencia así del gris o naranja, al que hay que arrojar el resto, es decir, todo lo que no se pueda tirar a los demás. En el marrón se depositarán, por tanto, restos de comida de origen animal –como carne, pescado, restos de marisco, queso, cáscaras de huevo– y vegetal –verduras, frutas, semillas, frutos secos y sus cáscaras, cereales, restos vegetales y de jardinería–.
Como consecuencia, en el contenedor de resto deberemos tirar el polvo de barrer, las compresas y tampones, los preservativos, las colillas y la ceniza de los cigarros, los bastoncillos para los oídos, el hilo dental y productos como gasas, vendas, esparadrapo, tiritas o algodón. También tienen su sitio en este cubo los utensilios de cocina, los objetos cerámicos, la arena para las mascotas, etcétera. Por el contrario, otros elementos deberán llevarse al punto limpio y nunca al contenedor gris, como son las pilas, los móviles viejos, los muebles o los fármacos caducados.