«Nunca me enviaron una carta por contribuir a los demócratas», la burla del fundador de ChatGPT con dos senadores ofendidos
Los senadores Elizabeth Warren y Michael Bennet, le acusan de tener «un interés directo en obtener favores de la Administración entrante»
El fundador y principal ejecutivo de OpenAI, Sam Altman, se ha mofado este viernes de la preocupación de dos legisladores demócratas por que él y otros 'gurús' de las grandes tecnológicas estén patrocinando la investidura del presidente electo, Donald Trump, en lo que consideran un intento de «influencia» de las grandes tecnológicas en la política.
Altman ha publicado en X una carta remitida por los senadores Elizabeth Warren y Michael Bennet, que le acusan de tener «un interés directo en obtener favores de la Administración entrante», ya que actualmente OpenAI es objeto de varias investigaciones de los reguladores, y le piden explicaciones sobre su donación de un millón de dólares.
«Qué divertido, nunca me enviaron una de estas por contribuir a los demócratas», escribe el ejecutivo como comentario a la carta, agregando después que su pago a la investidura de Trump es de carácter «personal»: «Estoy confuso con las preguntas, dado que mi compañía no tomó una decisión», señala.
En su carta, no obstante, los legisladores señalan que OpenAI tiene abierta una investigación de la Comisión Federal de Comercio (FTC) por perjuicios a los consumidores y otra más de la Comisión de Mercado y Valores (SEC) por engaño a los inversores, sobre los que Altman no se pronuncia.
Big Tech
La carta enumera a otras 'Big Tech' que han hecho importantes donaciones -corporativas, o a nivel personal por parte de un ejecutivo- al fondo de investidura de Trump, las cuales, según los senadores, servirán para «evitar escrutinio, limitar regulaciones y comprar favores», en referencia a Amazon, Apple, Google, Meta, Microsoft y Uber.
Según medios especializados, los legisladores han enviado la misma carta a los ejecutivos de esas firmas, que se espera que estén presentes en la toma de posesión de Trump.
Los ejecutivos están llamados a contestar una serie de preguntas sobre la motivación de su donación antes del 30 de enero, incluyendo si alguien de su cuadro directivo se comunicó con el equipo de Trump respecto a ese dinero y, en caso afirmativo, exigiendo explicaciones públicas.