Pedro Barato en la redacción de El Debate

Pedro Barato, durante su entrevista en El DebateAlfonso Úcar

Entrevista al presidente de Asaja

Pedro Barato: «La agricultura no puede ser moneda de cambio en los acuerdos con Marruecos»

El líder de la organización profesional agraria mayoritaria en España reivindica el valor del campo y condena las trabas para ejercer la actividad

Pedro Barato (Calzada de Calatrava, 1959) ostenta varios cargos de relevancia en el panorama agrícola español y europeo. Presidente de Asaja desde 1990, de la Interprofesional del Aceite de Oliva, de la Confederación Nacional Española de Cultivadores de remolacha y caña azucareras y vicepresidente del Comité de Organizaciones Agrarias Europeas; sin embargo, Barato se define como un hombre del campo, «hijo de agricultor y padre de agricultor».

Durante las últimas décadas, Barato ha lidiado con todo tipo de situaciones: desde la fusión que dio lugar a la que es hoy la mayor organización agraria en España, con más de 200.000 socios, a la incertidumbre que vive hoy el campo.

–¿Es usted la persona que más manda en la agricultura y la ganadería en España?

–Yo mandar no mando ni en mi casa. Sí que he tenido el privilegio de contar con el apoyo de muchas personas en España para intentar vertebrar la agricultura a lo largo de esta de esta época. Fuimos de los pioneros en creer en Bruselas y lo seguimos haciendo. Asaja es la única organización agraria que desde el 1986 tiene oficina permanente en Bruselas, con mínimo una persona o dos, porque entendíamos que ahí estaba el juego. El tiempo nos ha dado la razón. Asaja ha sido una organización de unidad, de unir, no de separar. Asaja nace de tres organizaciones agrarias, otros se dedican a separar, se dedican a desunir y en Asaja nos hemos dedicado a unir al campo español.

–Manda Bruselas entonces, aunque esto no siempre se mira con buenos ojos desde el campo, ya que se considera que se legisla desde una realidad lejana y que los ministerios de cada gobierno no intervienen.

–Bruselas es donde se toman las decisiones, pero se compone por personas de 27 países. Lo que hay que hacer es ejercer la posibilidad de lo que tú necesitas para tu país y conseguirlo. Aquí hemos tenido ejemplos de PAC (Política Agraria Común) menos agresivas, de las que veían cuáles eran las necesidades del campo español. La última PAC ha sido de prohibiciones y de restricciones. Luego te venden los ecorregímenes y mil historias que no valen para nada. ¿Por qué? Porque se ha hecho, desde mi punto de vista, dejación de funciones en los foros donde hay que decidir.

Todo lo que hizo el excomisario europeo Frans Timmermans en la UE aquí fue consentido y aumentado por la señora Teresa Ribera, lo que ha tenido tiene unas consecuencias muy negativas para nosotros. El campo no se puede ver como lo ha visto la señora Ribera, como si esto fuera el país de Heidi, donde el lobo tiene más privilegios, derechos y un trato más favorable que las ovejas, las vacas o el propio ganadero. Eso es lo que hay que cambiar, pero luego también hay decisiones que Bruselas dice que se pueden hacer de una forma y aquí se hacen de otra, como ha ocurrido con el lobo. Bruselas es el sitio donde se toman las decisiones, pero esas decisiones hay que lucharlas, hay que pelearlas y no hay que consentir que la agricultura sea moneda de cambio para con acuerdos con Marruecos, con Mercosur o con otros países, como el tema de la guerra de Ucrania. La guerra es una desgracia, pero el cereal ucraniano está hundiendo el precio del español. Hay que ayudar y se les está ayudando, pero no a costa de arruinar a otros sectores o a otros agricultores. A Europa se le critica, pero no se le cuestiona.

–Desde que lidera Asaja ha coincidido con 10 ministros de Agricultura, ¿qué relación tiene con el ministro actual Luis Planas?

–Siempre he tenido relaciones abiertas con todos los ministros. Los tiempos evolucionan y esas evoluciones son las que hay que tener en cuenta a la hora de tomar decisiones. Hay gente que se adelantó a esas decisiones. Hemos tenido ministros, tanto de izquierdas como de derechas, que han hecho las cosas razonablemente bien, y hay ministros que han sido nefastos para la agricultura.

«La burocracia mata la actividad agraria»

La situación actual tiene un denominador común de muchas cosas negativas. La burocracia mata la actividad agraria, la mata. El agua es fundamental y en esa materia se hace nada o muy poquito. Si algunas confederaciones tardaran el mismo tiempo en solucionar los problemas que tiene un agricultor que lo que tardan en poner una sanción... Hemos tenido de todo, pero yo creo que ahora mismo la situación real del campo es de exceso de burocracia. Esto es un sinvivir. Todo papeles que no valen para nada. Restricciones y limitaciones que se han inventado, porque no hay ningún soporte en el que se diga que tengo que utilizar el 50 % menos de algo o el 30% menos de otra cosa.

–Parece que la voz del campo llega a la ciudad y que los problemas del sector primario cada vez tienen más repercusión en la sociedad.

–Siempre hay que saber ver las coyunturas. Durante las elecciones al Parlamento Europeo hubo una serie de decisiones que estaban sobre la mesa y por las que el campo español, aprovechando, salió a la calle. La gente se manifestó porque estaba harta de que le tomasen el pelo y de que no se les tenga en consideración. No puede ser que el campo un día sea un sector imprescindible, el más importante del mundo en plena pandemia, y al día siguiente no se acuerden de ti.

El campo es un sector más de la sociedad y yo creo que contribuimos aún un poco mejor y más que los demás. Pues no, lo que tenemos son situaciones incomprendidas en las que parece que el único problema es que el aceite está a 10 euros el litro.

¿Ahora que está más barato ya hemos acabado con el problema? ¿Por qué no vemos por qué estaba 10 euros y ahora tiene otro precio? ¿Dónde está el problema con los costes de producción? ¿Qué sector aguanta que el salario mínimo interprofesional haya subido en tres años casi el 70 %? Si ese dinero fuera para el trabajador, pues a lo mejor tendríamos que estar más o menos de acuerdo, pero el problema es que, por cada 50 euros que yo subo al trabajador, la administración se lleva 30.

Los 1.184 euros que dicen que van a poner no son 1.184 euros, son más de 2.100 de coste al empresario. El campo hay que verlo de otra forma. Esto no es un ordenador, aquí llueve, nieva, hiela, tenemos sequías... hay que tratarlo de otra forma. Esto es una tomadura de pelo en algunos ambientes. ¿España vaciada? Por favor, que no hablen más de la España vaciada. Que no hablen más. ¿Dónde está la Dirección General del Ministerio de Transición Ecológica que se encargaba de estos temas? ¿Qué ha hecho? Que tengan un poquito de respeto al sector agrario.

Pedro Barato en la redacción de El Debate

Pedro Barato en la redacción de El DebateAlfonso Úcar

–Ha mencionado el trato con Mercosur, uno de los grandes caballos de batalla de las organizaciones agrarias en la actualidad. ¿Hay posibilidades de dar marcha atrás al acuerdo?

–El tema de Mercosur es si cinco países de Europa hacen minoría de bloqueo como ya se estableció hace 20 años. Si no hay esa minoría, empezando por nuestro país que lo apoya de una forma decidida… Yo le decía a Planas, oye, seguro que hay sectores que se ven favorecidos, pero tú, que eres el ministro de Agricultura, dime en qué nos beneficia y luego que cuenten la verdad. ¿Acaso se va a poder vender el aceite que queramos a estos países desde el primer día? ¿O va a haber un periodo transitorio de entre 13 y 15 años para vender lo que queramos?

–Del campo español, únicamente los productores de vino se han posicionado claramente a favor de la alianza.

–El vino y puede que algunos más, pero qué pasa con el vacuno, el porcino, los pollos, los huevos o la remolacha. Al otro lado del océano Atlántico se produce remolacha con los neonicotinoides que aquí tenemos prohibidos. El azúcar va a venir, pero producido con ese pesticida. ¿Qué pasa con las hormonas? Nadie se va a morir, pero oiga, usted me está pidiendo a mí unas reglas del juego que usted en este acuerdo no exige.

El campo hay que verlo de otra forma. Esto no es un ordenador, aquí llueve, nieva, hiela, tenemos sequías... hay que tratarlo de otra forma

Vamos a hablar de salarios, cuánto se gana allí y cuánto pagamos aquí. Asaja no está en contra de Mercosur, está en contra de cómo se han hecho las cosas. Cogemos un avión, nos vamos una noche y cerramos un acuerdo que ha tardado 20 años en negociarse. Eso no puede ser, hay que hacer las cosas de una forma mucho más ordenada. ¿Hay que ayudar a estos países y abrir mercados? Vamos a abrirlos, pero lo que viene no es el acuerdo Mercosur, son limitaciones de China, Estados Unidos y otros países. Por lo tanto, vamos a verlo en el contexto general, no en un contexto particular.

–Hace usted referencia a la tan mencionada desleal, donde siempre aparece Marruecos como la gran amenaza para el campo español. ¿Cree que se favorecen sus productos por cuestiones políticas?

–Hay que ver cada cosa en su justo término. Ahora mismo estamos exportando a Marruecos fundamentalmente bovino y carne de cordero. Nosotros tenemos unos estándares para exportar que, por ejemplo, nos obliga a hacer una PCR. Si yo tengo que gastar entre 50 euros y 70 euros en vacuna, en hacer PCR y lo que me piden y lo veo rentable lo venderé. Si no me pagan, pues no lo venderé, pero hay unas reglas del juego. Lo que no puede ser es que en Marruecos se pueda utilizar todo lo que les dé la gana y luego vengan aquí. ¿Qué pasó con las sandías el año pasado? Pues mire usted, si igual no pasa nada en la sanidad, tampoco digo eso, pero oiga, que lo que allí se utiliza aquí está prohibido. Ya tengo un término competencia en contra mía.

Y luego, esto es muy duro, pero yo creo que no se puede jugar con los seres humanos. Se tienen que establecer unas reglas claras porque hay mafias que están jugando con este tipo de situaciones. Entonces, en el sector agrario lo que estamos pidiendo es algo a lo que todos los eurodiputados españoles en las elecciones dijeron que sí, las cláusulas espejo. ¿Dónde está la reciprocidad?

Pedro Barato en la redacción de El Debate

Pedro Barato en la redacción de El DebateAlfonso Úcar

–¿La sensación es que se intercambia presión migratoria en las fronteras por fruta en Europa?

–Sandías, tomates… de todo. Además, lo que aquí no están haciendo allí en Marruecos sí, que es la construcción de infraestructuras hidráulicas. El agua es fundamental para el futuro, primero para las personas, luego para la agricultura y después para la industria. A nuestro alrededor se están haciendo obras hidráulicas, no solamente en Marruecos, también en Portugal, que el agua proviene de España. Hay proyectos y empresas, ¿por qué aquí no, porque es ideológico? Todo es ideológico. Si no tuviéramos los pantanos no sé qué haríamos. Hay situaciones con los terceros países que creo que no solamente es ayudar a la agricultura a cambio de lo demás. La agricultura es un sector como los demás, no me haga usted moneda de cambio, que es lo que viene haciendo.

–¿Se queda un panorama pesimista para los que vienen detrás?

–Yo creo que no se puede resumir en que hay que ser pesimista o optimista. Hay que ser realista. Mi hijo se acaba de incorporar hace cuatro años al sector agrario y lo ve como una profesión digna, fantástica, con una ilusión tremenda. Vocaciones hay, no las corte usted. ¿Cómo se cortan esas vocaciones? Con todos los líos que están poniendo para la incorporación de un joven. Quite usted impuestos, quite usted la Seguridad social, que sea gratis para esta gente durante un tiempo. Dele usted dinero que tenga que devolver, pero no le ponga tantos problemas. Así incorporamos a la gente o por lo menos establecemos líneas sucesorias en el sector agrario. Pero si usted lo que hace es que incorpora a un joven, se va a la caja o al banco de turno, pide un anticipo de lo que le va a dar la administración y llegan antes los intereses y la amortización que lo que le tiene que pagar en la Consejería, mal vamos. Un joven, y de verdad creo en ello, tiene derecho a equivocarse y tiene derecho a levantarse otra vez. Pero vamos a hacérselo fácil, o por lo menos coherente, que es lo que creo que falta. En estas decisiones hay que coger terminología sencilla. Falta sentido común, mucho sentido común es lo que falta. Y vocaciones, vuelvo a decir, hay.

–¿Si tuviera 20 años se haría agricultor o ganadero?

–Yo con 18 años ya lo era.

–Ahora, si tuviera 20 años hoy.

–Con lo que he aprendido a lo largo de mi vida seguro. Esto es muy vocacional, de padres a hijos. Yo tuve la suerte de que mi padre me dejó hacer, igual que creo que mi hijo tiene la suerte de que su padre le esté dejando hacer. Como es normal, algunas veces se equivoca, pero yo volvería a emprender el negocio agrícola y ganadero como lo he entendido toda mi vida en mi pueblo.

Yo no soy de un pueblo, soy de un anejo de un pueblo y vivo en un municipio con 23 habitantes. Podría vivir en Madrid de lunes a viernes, pero no. Yo creo en esto. No solamente creo, sino que me lo creo y trato de dignificar esta profesión porque es maravillosa. Si algún día tuviera una responsabilidad política, que por edad creo que no la voy a tener, hay que invertir en dar a conocer y en agradecer a lo que el campo español ha hecho para desarrollar y vertebrar este país. Por eso me duele tanto que hablen de la España vaciada y el mundo rural. Se puede hablar, pero hagan algo. ¿Qué se puede hacer? A la gente en los pueblos póngale la Seguridad Social al 50 %, la luz más barata, determinados impuestos reducidos, dele herramientas para abrir un negocio… Se puede y no hacen falta grandes proyectos.

–Quitarle palos y ponerle ruedas...

–Exacto, estoy de acuerdo con el ejemplo, pero hay que ponerle un eje a las ruedas.

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