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Base española Juan Carlos I situada en la Antártida

Base española Juan Carlos I situada en la AntártidaCSIC

Ciencia

Joan Riba, jefe de la base española en la Antártida, relata cómo es su día a día: «Queremos sentirnos como en casa»

El jefe de la base, Joan Riba, ha relatado a El Debate cómo es vivir en el continente más austral del planeta

El 11 de enero de 1988 se izó la bandera española en la Antártida. El motivo, la inauguración de la base Juan Carlos I en el continente, siendo la primera construida por nuestro país. Situada en la isla de Livingston –de algo menos de 800 kilómetros cuadrados– y rodeada por varios glaciares, este emplazamiento se ha convertido en el corazón de la investigación científica española. Desde que en 1999 la Unidad de Tecnología Marina del CSIC asumiera su gestión, se ha caracterizado por la puesta en marcha de importantes proyectos de investigación científica, englobados bajo el Programa Nacional de Investigación en la Antártida (PNIA).

Allí, el motor de este conjunto es Joan Riba, jefe de la base. Riba, quien a sus 54 años lleva 16 misiones a sus espaldas en el continente más austral del mundo, ha comentado a este periódico que se encuentra con más motivación que nunca para continuar a pesar de toda la experiencia que atesora: «Yo estudié Ciencias del Mar en la Universidad de Cádiz, ahí empezó a despertar ese interés. Un día me llamaron para ser responsable de Medio Ambiente de la base. Despertó ese interés que me habían inculcado mientras era estudiante y entonces vine aquí, me gustó y aquí sigo».

Con una temperatura media de -1.2ºC –compuesta de más 1.700 metros cuadrados de instalaciones–, la base se encuentra en uno de los lugares más desafiantes de todo el planeta.

Para hacernos una idea del gran trabajo desempeñado en la base, basta con analizar el día a día de la expedición. A las ocho de la mañana todo el equipo comienza su primera toma de contacto. En la jornada, que suele durar como mínimo hasta las siete y media de la tarde, una de las claves es la unión dentro de la base. «Nos juntamos, hacemos una reunión y en función de la meteorología que tenemos nos ponemos a trabajar. Comer y estar juntos es obligatorio ya que es una también como una medida de que nadie se vaya encerrando en sí mismo», comenta Joan.

Base española Juan Carlos I situada en la Antártida

Base española Juan Carlos I situada en la AntártidaUnidad de Tecnología Marina del CSIC

La expedición –en la que hay medio centenar de personas entre científicos y personal–, suele tener una duración de entre tres y cuatro meses de media. Tal como explica Riba, las funciones que suelen llevar a cabo los científicos han estado centradas estos últimos meses en «explicar el magnetismo de la Tierra» y la desviación magnética del Polo Sur. Asimismo, los distintos equipos que viven en la base han abordado recientemente investigaciones relacionadas con el permafrost –suelo congelado permanentemente–, así como estudios centrados en el efecto de los microplásticos en entornos oceánicos.

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Base española Juan Carlos I situada en la AntártidaCSIC

Tras una dura jornada, muchos de los trabajadores pasan el resto del día relajándose con juegos de mesa, haciendo algún tipo de actividad física o «incluso tocando la guitarra».

Una dieta 'a la española'

En lo que a la alimentación se refiere, Riba destaca que suelen llevar una dieta muy similar a la de nuestro país. Esto se debe en gran medida a las dos cocineras de la base, encargadas de alimentar a toda la expedición. Su menú, basado en la dieta mediterránea, supone un gran alivio para toda la expedición.

«Nosotros no queremos comer y cenar cada día en un restaurante durante tres meses. Nosotros queremos sentirnos como en casa. Al final lo que a nosotros nos gusta es conseguir ese equilibrio para que ellas estén satisfechas con su trabajo y nosotros bien alimentados como en casa», señala.

En lo que respecta al papel de España en la investigación científica, tanto la base de Livingston como la situada en la isla Decepción, han ayudado a «poner a España en el mapa».

Base española Juan Carlos I situada en la Antártida

Base española Juan Carlos I situada en la AntártidaUnidad de Tecnología Marina del CSIC

«Es una puerta a la ciencia. Es una oportunidad de desarrollar proyectos en bases de su propio país y que no tengan de prestado a otros países», señala el jefe de la base española.

Última semana de la base

Tras varios meses en el gélido continente, el último objetivo de la expedición será el de 'abandonar' la base en los próximos días, aunque de manera definitiva. Está previsto que a finales de este 2025 se inaugure la expedición número XXXVIII del programa. En lo que respecta a la actual, ahora mismo siguen operando una docena de técnicos, quienes terminarán marchándose de la Antártida el próximo martes, 25 de marzo, día en el que tendrá lugar el cierre de la base.

«Durante el día 25 por la mañana cerraremos la base a mediodía y ya subiremos al barco y el barco empieza su tránsito hacia Ushuaia, Argentina» comentaba un Riba que, si todo marcha según lo planeado, podrá reunirse con su familia el 31 de marzo, día en el que prevé que llegará a casa. Sin embargo, él lo tiene claro: formará parte de la próxima expedición y volverá a aventurarse a uno de los enclaves más peligrosos e inhóspitos del planeta.

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