Fundado en 1910

09 de septiembre de 2024

La alcaldesa de París quiere que los anillos olímpicos de acero se queden en la ciudad

La alcaldesa de París quiere que los anillos olímpicos de acero se queden en la ciudadAFP

La alcaldesa socialista de París quiere conservar toneladas de chatarra olímpica como monumentos

Anne Hidalgo quiere conservar los anillos olímpicos instalados en al Torre Eiffel, o el globo con la falsa llama olímpica como nuevas atracciones turísticas tras los Juegos

La alcaldesa socialista de París, Anne Hidalgo, quiere conservar y convertir en monumentos las toneladas y toneladas de chatarra que conforman algunos de los principales símbolos de los Juegos Olímpicos de la capital francesa.

Por si la fealdad y mal gusto visto en la inauguración olímpica a orillas del Sena no fuera suficiente, Hidalgo pretende que algunos de los principales hitos del esperpento queden en las calles parisinas permanentemente.

Es el caso de las diez estatuas kitsch doradas que, con el título de Sorority, representan a diez figuras feministas de la historia de Francia y que nadie ha sabido explicar de forma convincente su conexión con el deporte y el olimpismo.

Las estatuas –fabricadas en resinas y fibra de vidrio y de discutible valor artístico– se encuentran en este momento a orillas del Sena. La idea de la alcaldesa es trasladarlas a la Rue de la Chapelle, un distrito periférico de París conocido por su conflictividad y que el ayuntamiento está tratando de reformar con una inversión de 500 millones de euros, según informó el diario Le Figaro.

Señala otro diario francés, Le Parisien, que los planes del ayuntamiento parisino pasan por convertir la puerta de La Chapelle en «la entrada más bella de la capital», para lo cual, nada mejor que adornarla con diez estatuas doradas de mujeres, en opinión de Anne Hidalgo.

Otro elemento que Anne Hidalgo quiere conservar es el pebetero olímpico en los jardines de las Tullerías, entre el Museo del Louvre y la plaza de la Concordia.

El pebetero consiste en un globo aerostático que se eleva alineado con el arco de Triunfo, al terminar los Campos Elíseos, y que sostiene un recipiente con la llama olímpica.

O, más bien, con la falsa llama olímpica porque, como todo en estos Juegos, el fuego nacido en el monte Olimpo no arde en París. Se trata, en realidad, de un juego de luces led que, por medio de un sistema de agua nebulizada, trata de crear la impresión de una llama real.

Por otro lado, para subrayar una vez más que el deporte y el olimpismo están en un segundo plano en estos Juegos Olímpicos, el pebetero se encuentra completamente alejado del estadio olímpico y parece que su única función es servir de nuevo reclamo promocional de la ciudad.

Con todo, la alcaldesa parisina quiere que se convierta en un elemento permanente para que sirva de nueva atracción turística, tal vez tratando de rivalizar con un de los museos más importantes del mundo.

Por último, y aquí se encuentra el meollo de la cuestión, Anne Hidalgo insiste en que las varias toneladas de acero, con sus 29 metros de ancho y 13 de alto, de los anillos olímpicos que lucen en la Torre Eiffel a 80 metros del suelo, se queden en la ciudad también como monumento permanente.

Hidalgo reconoció que aún no sabe si será posible, y explicó que su equipo técnico está analizando las opciones para que los cinco anillos se queden en París.

El argumento es que, a pesar de que en un principio se afirmó que todos los elementos olímpicos serían provisionales y que la ciudad recuperaría su aspecto tradicional tras los Juegos, también la misma Torre Eiffel nació como elemento efímero para la Exposición Universal de 1889 y ahora es el principal signo de identidad de París.

¿Aspiran los anillos olímpicos a competir con la Torre Eiffel como nuevo símbolo parisiense? Lo que es seguro es que, de quedarse en el Campo de Marte de París, permanecerá como un recuerdo permanente de una de las citas olímpicas más grotescas de la historia del olimpismo.

Comentarios

Más de Cultura

tracking