Tintín, Popeye y obras de Hemingway y Ravel pierden sus derechos de autor en EE. UU.
Cada 1 de enero, miles de libros, películas, canciones, música, obras de arte y personajes de cómic con 95 años de creación pierden sus derechos de autor en Estados Unidos
Tintín y Popeye, así como obras maestras de la literatura, el cine y la música de Faulkner, Hemingway, Hitchcocj y Ravel -todas ellas de 1929- pasan este miércoles a ser de dominio público en Estados Unidos. Esto significa que pueden copiarse, compartirse, reproducirse o adaptarse libremente sin pagar por ello.
Cada 1 de enero, miles de libros, películas, canciones, música, obras de arte y personajes de cómic con 95 años de creación pierden sus derechos de autor en Estados Unidos. Así, cada mes de diciembre, el Centro para el Estudio del Dominio Público de la Facultad de Derecho de la Universidad de Duke, en Carolina del Norte (sureste), publica la lista de obras culturales que ha pasado a la posteridad.
Este 1 de enero de 2025, los protagonistas son Popeye el marino, creado en 1929 por el estadounidense Elzie Crisler Segar, y el reportero Tintín, presentado por el belga Hergé ese mismo año.
«En los últimos años, hemos celebrado la entrada en el dominio público de personajes fascinantes como Mickey Mouse (2024) y Winnie the Pooh (2022)», señala Jennifer Jenkins, directora del centro, en su página web. «En 2025 expiran los derechos de autor de más encarnaciones de Mickey que se remontan a 1929 y de las primeras versiones de Popeye y Tintín», señala la abogada.
Sin embargo, Popeye y Tintín no son los únicos protagonistas. El año 1929 fue también el de grandes obras de la literatura estadounidense y europea, adaptadas varias veces al cine. Así, obras como El ruido y la furia de William Faulkner, Adiós a las armas de Ernest Hemingway, Una habitación propia de Virginia Woolf y la primera traducción al inglés de Nada nuevo en el Oeste del alemán Erich Maria Remarque entran en el dominio público estadounidense con la entrada del 2025.
En cuanto al cine, la Universidad de Duke menciona Blackmail de Alfred Hitchcock, la primera película sonora británica.
En canciones y música, la primera versión de Singin' in the Rain, de los estadounidenses Ignacio Herbert Brown y Arthur Freed, que ha sido adaptada en numerosas ocasiones, también ha perdido sus derechos. Al igual que el famoso Bolero del francés Maurice Ravel, compuesto en 1928 pero registrado al año siguiente.