‘Todo muere’: un círculo que no se acaba de cerrar del todo
La última novela de Juan Gómez-Jurado cierra la trilogía que comenzó con Todo arde: aunque resuelve, no convence
La última novela del escritor Juan Gómez-Jurado, Todo muere (Ediciones B), completa las anteriores entregas, Todo arde y Todo vuelve, pero nos deja un sabor muy agridulce, empezando por la portada, que hace promesas que no llega a cumplir del todo y es que, la tercera entrega de esta trilogía finalmente deja muchas incógnitas en el aire.
Ediciones B (2024). 648 páginas
Todo muere
Sin entrar en los detalles argumentales de la novela para no desvelar nada, Juan Gómez-Jurado se mantiene fiel a su personal estilo: pluma ágil, diálogos mordaces, en ocasiones soeces, referencias culturales de viva actualidad y grandes dosis de humor negro para satisfacción de los lectores que gustan de este tipo de recursos en los thrillers. El viaje de Aura Reyes no comienza en Todo arde sino en sus novelas anteriores ya que esta última trilogía es un spin-off del universo de Reina Roja. Por ese motivo, los personajes de ambas trilogías se cruzan como notas de una partitura en la que juntas forman la mejor de las composiciones. Es innegable que, a pesar de que esta última novela tiene sus carencias, el escritor ha sabido crear una saga literaria con los mejores ingredientes de la novela negra. A diferencia de otros autores, Juan Gómez-Jurado no entra en las truculencias explicitas ni se recrea en la sangre fácil, sino que hay una cierta elegancia en los asesinatos y que, en determinados momentos, recuerda mucho a los Crímenes ejemplares de Max Aub.
Aura Reyes, «guapa que corta la respiración» y protagonista de la novela, tiene una compleja personalidad y unas circunstancias vitales que la hacen sencillamente encantadora a ojos del lector. A Aura la vida le ha dado un revolcón de los buenos y ha pasado de ser una feliz esposa, financiera de éxito y madre perfecta a transformarse en el personaje de William Foster en Un día de furia. Pero Aura no está sola: nueva vida, nuevas amigas. Mari Paz y Sere, sin duda alguna los mejores personajes de la trilogía que acompañarán a la protagonista en un salto al vacío a lo largo de las tres entregas. Ambas mujeres tienen su lado oscuro, muchos secretos, varios traumas y un extraño sentido de la lealtad. Mari Paz Celeiro legionaria curtida en misiones en el exterior, alcohólica, bruta y profundamente entrañable. Sere Quijano (¿homenaje al gran personaje creado por Cervantes?) excéntrica, gordita, hacker y en ocasiones surrealista. Otros muchos personajes pueblan las páginas de esta entrega, la mayoría viejos conocidos como el grupo de legionarios, tullidos y viejos o su némesis, la inspectora Romero.
Al igual que en las anteriores novelas de la saga, la trama es una road movie literaria donde los personajes se van encontrando a lo largo del viaje sin retorno de las tres mujeres. Sin embargo, en esta última entrega, el argumento se desinfla poco a poco abusando de páginas innecesarias o diálogos demasiado largos que ralentizan el ritmo sin que lleguen a aportar nada a la trama y menos al lector. Así que, acostumbrados a esos capítulos llenos de emoción e intensidad esta entrega no mantiene la tensión esperada. Lo mejor del libro está en esa forma tan personal que Juan Gómez-Jurado tiene para describir personas y lugares, así como de elevar el vulgarismo a la categoría de género dejando por escrito un lienzo de costumbres que, para bien o para mal, forman parte de la antropología de nuestro siglo.
Todo muere no es una mala novela de ficción, pero en comparación con sus predecesoras no está al nivel, sin duda es la peor de todo el universo creado por este autor, aunque sí resuelve casi todas las incógnitas que se han ido planteado en el resto de sus entregas y ya solo por eso, merece la pena leerla.