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José Bretón tras escuchar el veredicto del jurado por el asesinato de sus hijos

José Bretón tras escuchar el veredicto del jurado por el asesinato de sus hijosEuropa Press

Luisgé Martín niega lo evidente y defiende su libro sobre el asesino Bretón: «No le doy voz, se la quito»

El escritor sanchista se compara con Truman Capote o con Emmanuel Carrère por el objetivo de su libro El odio

El escritor sanchista Luisgé Martín, situado en medio del huracán por su libro El odio, donde retrata al asesino José Bretón, que asesinó en 2011 a sus hijos, se justifica, niega lo evidente y defiende su libro, suspendido temporalmente por su editorial, Anagrama, y sobre el que la Fiscalía de Menores ha solicitado frenar su salida a librerías.

El autor del libro que recoge las confesiones de José Bretón sobre el asesinato de sus dos hijos defiende que su obra no le da «voz», sino que «se la quita» y le «enfrenta con sus contradicciones».

Esa explicación, sin embargo, contrasta con la condescendencia con la que trata al asesino en el artículo que publicó recientemente en El Confidencial donde narra su encuentro con Bretón.

«En las dos horas de viaje hacia la cárcel volví a repasar el dilema con el que me enfrentaba: ¿debía aborrecer incondicionalmente a José Bretón, que había perdido sus atributos humanos cometiendo el peor crimen de entre todos los posibles, o debía aceptar la compasión que sus cartas me habían acabado inspirando? ¿No estaba, tal vez, cumpliendo el augurio de ese amigo que me advirtió del peligro de que Bretón manipulara mis sentimientos?», escribía Luisgé Martín en El Confidencial.

Con todo, en su carta, defiende que el libro El odio está escrito «con el mayor respeto hacia las víctimas». Si bien, reconoce que «puede provocar dolor al reabrir heridas», pero «no más» que otros libros que se han publicado sobre los hechos. En este sentido, hace referencia a la serie audiovisual Bretón, la mirada del Diablo, emitida en 2023.

Asimismo, cuenta que empezó a escribir El odio «porque era incapaz de entender que alguien pudiera matar a sus propios hijos». «La violencia está a nuestro alrededor y a menudo dentro de nosotros, vivimos en un mundo cada vez más convulsionado y colérico, pero hay un cierto tipo de violencia que no puede ser explicado de ninguna manera. La violencia vicaria es probablemente la más incomprensible de todas», argumenta.

En la misma línea, expone que, como «la mayoría» de los escritores que conoce, escribe «para entender el mundo», así como «para dar orden a lo que solo es caos, para sujetarse a alguna certeza en medio de las arenas movedizas» y para «buscar respuestas» a sus «propios demonios y a los demonios de la sociedad» en la que vive.

«De ese modo llegué al crimen de José Bretón, que contiene todos los paradigmas del Mal con mayúscula y que se convirtió, en 2011, en un símbolo de la violencia machista en España», explica.

Igualmente, hace referencia a autores que a través de sus obras relatan otros asesinatos que han tenido lugar a lo largo de la historia.

«En 1965, Truman Capote publicó A sangre fría, la crónica de un crimen abominable cuyos autores –de uno de los cuales se había enamorado Capote– estaban en el corredor de la muerte».

«En 2000, Emmanuel Carrère publicó El adversario, un retrato de Jean-Claude Romand, que había asesinado a sus dos hijos, a su esposa y a sus propios padres. Carrère visitó en la cárcel y mantuvo correspondencia durante años con Romand, que en 2019 salió de prisión después de cumplir su condena».

«Y en 2020, Nicola Lagioia, con las mismas herramientas narrativas, desmenuzó un crimen atroz que sacudió Italia en 2016. Son tres obras maestras. Antes y después ha habido cientos o miles de libros semejantes», indica.

Pese a la referencia, Martín asegura que no se compara literariamente con estos autores, pero sí compara su propósito con los suyos. «Indagar sobre el odio, sobre la brutalidad de la naturaleza humana, sobre la crueldad, sobre las estructuras sociales que sostienen esa violencia inacabable. Eso es, en buena medida, la historia de la literatura», señala.

Finalmente, el periodista dice que «merece una reflexión» que El odio, «que pocas personas han leído aún, despierte el odio público que ha despertado entre los que no lo han leído». «Es tristemente coherente con el tipo de sociedad hacia la que caminamos, en la que el resentimiento preventivo sustituye al pensamiento crítico», concluye.

La versión de la editorial

La editorial Anagrama, por su parte, ha difundido un comunicado donde defiende la publicación del libro.

Comienza el comunicado afirmando que «desde Anagrama somos plenamente conscientes de la monstruosidad de los crímenes cometidos por José Bretón».

En el comunicado se vuelve a comparar el libro de Luisgé Martín con la obra de Truman Capote o de Emmanuel Carrère, una coincidencia argumental entre editorial y autor que huele a estrategia de justificación.

Se habla de «implicaciones filosóficas y éticas de la crueldad» que se trata de «dilucidar» como «una pulsión en lo humano».

«El tratamiento literario de El odio se aleja y rechaza cualquier intención que no sea la de presentar al lector la maldad del asesino sin justificar ni exculpar el crimen sino al contrario, mostrando su horror», añade.

Por último, y aquí se entra en el meollo del asunto, la editorial defiende el derecho de la editorial y del autor a difundir la obra: «Reafirmamos nuestro compromiso con la responsabilidad editorial y la libertad de expresión, sabiendo que ambas deben convivir. En este sentido, entendemos que la literatura puede y debe abordar estos temas sin dejar de lado la complejidad que representan, como hace Luisgé en El odio».

«La Constitución reconoce el derecho fundamental a la creación literaria. Por ello, Anagrama considera que tanto el autor como la editorial están en su derecho de publicar esta obra, pero esperaremos a lo que las resoluciones judiciales indiquen», concluye.

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