
El escritor sanchista Luisgé Martín
¿Vuelven los buitres del morbo? El libro de Luisgé Martín sobre Bretón abre el debate
En el libro El odio, el escritor de la órbita de Pedro Sánchez da voz al asesino José Bretón pese al dolor que indudablemente iba a causar a la madre de los niños asesinados
El fotógrafo sudafricano Kevin Carter viajó en 1993 a Sudán, país que por entonces padecía una atroz hambruna que había desatado una de las mayores catástrofes humanitarias del continente africano.
La situación del país se había deteriorado enormemente como consecuencia de una guerra tribal que enfrentaba al gobierno sudanés, de signo islamista, con los rebeldes pertenecientes a las tribus Dinka y Nuer.
Carter tomó su cámara, enfocó y disparó el obturador varias veces. La fotografía pasó, al momento, a la historia del periodismo, le valió a Carter el Premio Pulitzer, pero también el oprobio social y profesional de sus compañeros, una crítica voraz a su falta de ética y un acoso que, en última instancia, lo sumió en una profunda depresión y lo empujó al suicidio.
El morbo como negocio
Un término, «morbo», que la RAE define, como «interés malsano por personas o cosas» o como «atractivo propio de lo turbio, prohibido o escabroso».
El caso de Kevin Carter es el más citado cuando se habla de los límites del periodismo y el debate entre información y amarillismo.
Aunque aquel niño fotografiado por Carter sobrevivió –él nunca lo supo–, superó la hambruna, creció y llegó a cumplir los 14 años antes de fallecer como consecuencia de unas fiebres repentinas, siempre se acusó al fotógrafo de buscar solo el beneficio profesional y alimentar su ego a costa del dolor de un desvalido.
Este debate vuelve ahora a la actualidad en España por el caso del libro El odio, del periodista y escritor sanchista Luisgé Martín, en el que da voz al asesino José Bretón, quien asesinó a sus hijos Ruth y José en 2011 para hacer sufrir a su mujer, que lo había abandonado.
La editorial del libro, Anagrama, anunció que suspende temporalmente la publicación del libro después de la denuncia de la madre de los niños, Ruth Ortiz, que considera que el libro vulnera el derecho a la propia imagen de sus hijos y causa «un tremendo dolor y nuevos daños psicológicos».
El odio es un claro ejemplo de falta de ética en el ejercicio del periodismo que, con la excusa de meterse en la cabeza del asesino y trazar un perfil psicológico y biográfico de Bretón, da rienda suelta al ego desmedido del autor.
El clásico debate sobre los límites de la explotación del morbo en periodismo, en literatura o en otros ámbitos del arte, la cultura y la comunicación, en el pasado, e incluso en el presente.
En ese sentido, el modo en que se cubrió mediáticamente la pandemia de coronavirus, no solo en España, también en otros países, no fue la más ejemplar.
También la manera en que se cubrió la reciente crisis causada por la dana en Valencia. Para el recuerdo queda la imagen del ex colaborador de Iker Jiménez, Rubén Gisbert, revolcándose en el barro antes de una conexión en directo para aumentar el dramatismo de la cobertura.
Yendo más a la historia, la filtración y profusa difusión de las imágenes del cadáver de Marilyn Monroe en 1962 queda también en la historia de la ignominia.
Y más recientemente, un caso de actualidad, que afecta al futbolista chino Guo Jiaxuan, fallecido tras un trágico accidente en un partido amistoso en España el pasado 6 de febrero contra el RC Alcobendas.
El jugador falleció en Pekín debido a la gravedad de sus lesiones cerebrales y pese a todos los esfuerzos de los médicos chinos que le trataron en la capital china tras ser repatriado desde España.
Al dar la noticia, sin embargo, algunos diarios publicaron la imagen del jugador hospitalizado, inconsciente, intubado y ya con grave daño cerebral y, de fondo, la bufanda del RC Alcobendas.
La fotografía, obviamente, tiene un enorme impacto pero, el debate que se ha desatado tras su publicación plantea si era necesario publicar esa fotografía. ¿Tiene interés informativo o es un mero ejercicio de amarillismo?