Colombia pide a Urtasun el Tesoro Quimbaya a pesar de que «no hay dudas» de su titularidad española

Colombia pide oficialmente a España la devolución del Tesoro Quimbaya, 122 de piezas de oro precolombino con las que el país americano obsequió a la reina María Cristina en 1893: «Solicitamos el retorno de los bienes de interés cultural asociados a dicha colección que en la actualidad se encuentran en el Museo de América de Madrid», sostiene la carta, haciendo referencia a las políticas de descolonización de los museos impulsadas por el ministro de Cultura español, Ernest Urtasun.

Podría decirse que se trata de un «efecto llamada» del gobernante, a pesar de que sabe, como saben los peticionarios colombianos que «no hay dudas» (según expresó el ejecutivo español al respecto) sobre la titularidad del tesoro al tratarse de una donación de parte completamente legal. La «reivindicación de la soberanía nacional» colombiana que pretende pasar por encima de la legalidad.

Está históricamente probado que Carlos Holguín, entonces presidente del país americano, fue quien cedió las piezas en agradecimiento por la mediación de España en una disputa de límites territoriales con Venezuela. Sin embargo, desde 2017, la Corte Constitucional colombiana dispone que el Gobierno debe repatriar el tesoro, de forma unilateral.

La petición se realizó por carta enviada el pasado 9 de mayo a los ministros Albares y Urtasun. Una misiva donde se dice que las piezas fueron «expoliadas por guaqueros locales y entregados por el Gobierno colombiano al Reino de España en el año de 1893, desconociendo su valor cultural para nuestra nación». «Este gesto, y su deseable resultado, se enmarcan dentro de los modelos internacionales al respecto de las políticas de descolonización de los museos...».

No es la primera vez que Colombia pide el tesoro, pero sí es la primera vez que lo hace de forma oficial, a pesar del «no hay dudas» explícito sobre la titularidad española del Gobierno y a propósito, qué casualidad, de la iniciativa descolonizadora de Urtasun a la que el Gobierno de Petro se agarra ahora como a un clavo ardiendo.