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Los amos del aire. La historia de los aviadores que golpearon el corazón de la Alemania nazi

Los amos del aire. La historia de los aviadores que golpearon el corazón de la Alemania nazi

La historia de los 'bomber boys' que golpearon el corazón del Tercer Reich

En este poderoso ensayo, el consumado escritor Donald L. Miller nos sumerge en las tripas de los aviones que portaban toneladas de bombas hacia el corazón industrial de la Alemania nazi, y nos acerca a las experiencias de los jóvenes que integraban las dotaciones

Todas las guerras tienen sus héroes. De hecho, suelen tener, incluso, sus «escuadrones heroicos». La guardia real de los diarcas espartanos que defendieron el paso de las Termópilas (junto a algunos millares de hoplitas tespios, tebanos, arcadios, focenses, etc.); la Legión Marcia que combatió por la causa senatorial en Forum Gallorum contra Marco Antonio; los guardias suizos que defendieron a Clemente VII de la ira de los lansquenetes de Carlos V; el 93.er Regimiento de Highlanders que frenó la carga de caballería rusa en Balaclava; los poco más de cincuenta soldados españoles que resistieron en Baler o las fuerzas de Arditi que cruzaron a nado el río Piave en la batalla del mismo nombre contra las fuerzas austrohúngaras. Pero, de la Segunda Guerra Mundial ¿con qué cuerpo podríamos quedarnos? ¿Con la 7.ª División Panzer de la Wehrmacht (la célebre «División Fantasma» de Rommel), o con los Fallschirmjäger (paracaidistas) que asaltaron la fortaleza de Eben Emael? ¿Por qué no con los hombres del Special Air Service (SAS), nacidos de las filas de Commandos británicos? O, mejor, ¿nos quedamos con la 101.ª División Aerotransportada, una de las encargadas de saltar tras la defensas alemanas durante la batalla de Normandía, antes de la Hora H del Día D, y que fueron inmortalizados en el libro Hermanos de sangre por Stephen S. Ambrose, y hechos mundialmente famosos por la miniserie coproducida por Steven Spielberg y Tom Hanks? En la Segunda Guerra Mundial, debido a la envergadura del conflicto (el número de participantes, las fuerzas implicadas o la variedad de operaciones, en otras razones), es sumamente difícil elegir un único «escuadrón heroico». Y para más inri viene a sumarse otro más: el de los bomber boys de la 8.ª Fuerza Aérea de los Estados Unidos.

Los amos del aire. La historia de los aviadores que golpearon el corazón de la Alemania nazi

Desperta Ferro Ediciones. 776 páginas

Los amos del aire. La historia de los aviadores que golpearon el corazón de la Alemania nazi

Donald L. Miller

Con el término bomber boys se denominaba a las dotaciones (pilotos, artilleros, etc.) que integraban los bombarderos estadounidenses que participaron en el plan de bombardeo estratégico de Alemania (el golpe a la economía bélica nazi) durante la Segunda Guerra Mundial, y así los denomina Donald L. Miller en su ensayo Los amos del aire. La historia de los aviadores que golpearon el corazón de la Alemania nazi (Desperta Ferro, 2024), obra que ha inspirado la recién estrenada serie coproducida, nuevamente, por Steven Spielberg y Tom Hanks. Y lo cierto es que es una lástima que haya que esperar al estreno de un producto audiovisual (seguramente de calidad, teniendo en cuenta quiénes están tras el proyecto) para poder disfrutar de un libro de tal calidad.

Miller, autor estadounidense premiado en varias ocasiones por sus obras históricas (y leyendo Los amos del aire se entiende por qué) ofrece al lector una obra en la que se aúnan espléndidamente pulso narrativo y documentación histórica, y corona así el restringido Parnaso de la alta divulgación. En un trepidante recorrido de 17 capítulos repartidos en 690 páginas (obviando bibliografía e índice analítico), el autor desarrolla la dramática historia de un nuevo tipo de guerra (el bombardeo estratégico, y más concretamente el bombardeo diurno) desde su nacimiento hasta su paroxismo, con el bombardeo de Dresde el 2 de marzo de 1945. De manera más específica, lo que muestra Miller en su obra es la construcción de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (que pasó de tener «1200 aparatos de combate y 22700 oficiales y clases de tropa» en 1938 a ser el líder mundial en producción de aviones e instrucción de dotaciones en 1944, convirtiéndose en «la mayor fuerza aérea sobre la tierra, con 80000 aviones y 2,4 millones de aviadores y personal de apoyo») y su puesta a punto a través de la 8.ª Fuerza Aérea en Europa. Y dentro de la 8.ª Fuerza Aérea, especial atención sobre el 100.º Grupo de Bombardeo, conocido como el «Sangriento 100.º», nom de guerre que se ganaron a pulso tras perder en menos de una semana, en octubre de 1943, a casi la mitad de sus aviadores.

Así, en el volumen no solo se encuentran las terribles experiencias de guerra vividas por individuos concretos, aunque protagonistas, como John Egan o Gale W. Cleven (Egan sentenció que «todo el que vuela en operaciones está loco», lo que no impidió que siguiera volando), sino también el desarrollo de los planteamientos estratégicos que se fueron gestando durante la Primera Guerra Mundial y desembocaron en el conflicto de 1939, con destacados e interesantes personajes como William Mitchell, «el padre fundador del poder aéreo estadounidense», como lo identifica Miller. Este era un firme partidario del bombardeo estratégico, que según la definición facilitada por Miller «golpea a la economía del enemigo; trata de inutilizar su potencial bélico mediante golpes a su producción industrial, la moral civil y las comunicaciones». Esta nueva forma de guerra no solo moldeó los enfrentamientos y los ejércitos de la Segunda Guerra Mundial, sino que motivó toda una serie de cuestionamientos morales entre las dotaciones de bombarderos debido a los ataques a núcleos de población civil (minimizado, según Miller, por la «mira Norden»). Desde la llegada de los primeros Boeing B-17 Fortaleza Volante a Inglaterra, hasta la aparición de los temibles B-29 Superfortaleza en los cielos de Europa, las misiones de los bomber boys determinaron uno de los más importantes frentes de la Segunda Guerra Mundial: el frente aéreo, sin el cual no se puede comprender en su totalidad este conflicto.

«Para nuestra superioridad aérea, que a finales de 1944 se convirtió en supremacía aérea, es necesario rendir un homenaje a la 8.ª Fuerza Aérea de Estados Unidos». Estas palabras de Winston Churchill le sirven a Miller para inaugurar el libro en sus primeras páginas, y quien escribe para confirmar que dicho homenaje queda cumplido con este libro.

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