‘De la vida mía’, Barceló abre su alma en canal en una caótica y maravillosa autobiografía
Miquel Barceló llega con una autobiografía artística donde se muestra como un excelente escritor
Miquel Barceló es uno de los artistas españoles más reconocidos dentro y fuera de nuestras fronteras.
En ocasiones, sin saber muy bien cómo, se ha visto en medio de polémicas absurdas y trifulcas políticas, tal vez por el intento de los oportunistas de siempre de apropiarse de la influencia de su obra a nivel internacional.
Para el gran público es conocido por sus actuaciones en la Catedral de Mallorca, donde se encargó de decorar la capilla del Santísimo, o en la cúpula de la Sala de los Derechos Humanos en la sede de la ONU en Ginebra.
Galaxia gutenberg /264 págs.
De la vida mía
Barceló está de nuevo en el centro mediático tras conocerse que se encargará de realizar tres cartones para tapices que decorarán la restaurada catedral de Notre Dame de París. Sobre estos encargos para la Iglesia, reconoce sentirse cómo, «en la Biblia está todo», y en su libro de memorias publicado recientemente por Galaxia Gutenberg, De la vida mía, deja entrever una delicada espiritualidad.
De la vida mía no es una autobiografía al uso. No se debe entender como un resumen detallado y cronológico de la vida de Barceló narrada por él mismo. Es más bien un retrato de su trayectoria como artista, de su alma creadora, desde sus inicios en Mallorca tejiendo con su madre dibujos de peces en colchas, hasta sus éxitos más recientes.
Barceló, ya en la primera línea del libro, resume de una manera directa su trayectoria artística: «Pintar, nadar y leer. Hago eso desde que tengo memoria». Y es que, reconoce varias veces a lo largo del libro, esas son sus tres pasiones: la pintura, el mar y la literatura.
Miquel Barceló es como una criatura marina fuera del agua. Periódicamente tiene que sumergirse en las aguas de su Mediterráneo, contemplar con sus gafas de buceo el paisaje submarino tan presente en toda su obra, inspirarse y recobrar fuerzas para seguir creando.
Su otra gran pasión, la lectura, le ha llevado a convertir su casa en «una cueva» llena de libros, donde Proust se mezcla con Cervantes como dos tótems primitivos que resumen la naturaleza del hombre a lo largo de la historia.
Hay varios elementos de la trayectoria de Barceló que tienen especial peso en su libro. Uno ya lo hemos citado, el mar. El otro es África. Barceló pasó largos períodos de su vida en Mali, conviviendo con pueblos dogón. En su arte primitivo y auténtico encontró otro pilar para sus creaciones.
Junto a los motivos marinos, los motivos africanos son un elemento recurrente en la obra de Miquel Barceló.
En el libro De la vida mía, los textos de Barceló son tan importantes como la parte gráfica. Páginas y páginas las ocupan fotografías del mismo Barceló, de su familia, de su infancia. Fotografías de sus cuadernos, de sus dibujos, de textos manuscritos, de sus obras de arte. Fotografías de sus talleres, donde el motivo de la cueva regresa de nuevo.
Encontramos ahí un tercer pilar de la trayectoria de Barceló: la familia y la infancia. La obra de Barceló se impulsa por los recuerdos de su infancia en Mallorca, en el mar. De los olores, de las experiencias.
Los animales con los que ha vivido, y vive, en su casa. Los árboles que plantaba con su padre o el simple recuerdo del olor «a calamares podridos» que impregnaba la barca que heredó de su tío cuando era tan solo un niño.
De la vida mía es un libro caótico, hecho a retazos, a arrebatos de inspiración, a imagen de la obra pictórica y escultórica de Miquel Barceló. Pero es, por ello una autobiografía maravillosa. Miquel Barceló demuestra que no solo es un genio de la pintura, sino que también es un escritor excepcional.