El PSG y Mbappé van a terminar muy mal: no le quiere pagar la última prima de fidelidad
El club no le ha abonado los sueldos de abril y mayo y no piensa abonar los 80 millones de una prima que el jugador dice que le corresponde
Al-Khelaifi y Mbappé han discutido a gritos cada vez que se ven y es el presidente del club quien dijo a Luis Enrique que le quitara de las alineaciones
Lo esperábamos. A nadie le pilla de sorpresa. Sabemos que las relaciones entre Mbappé y el PSG iban a terminar muy mal. De hecho no existen desde hace meses. Y los únicos contactos que ha habido han acabado a gritos entre la estrella y el presidente de la entidad francesa. Discutieron con palabras altisonantes después de ganar la Copa de Francia y ese enfrentamiento se ha repetido en cada situación en la que se han encontrado. Y todo va a peor.
Nasser Al-Khelaifi y el París Saint Germain nunca han admitido que un futbolista quiera marcharse de su entidad, porque están acostumbrados a conseguirlo todo por dinero. Cualquier opinión la cambian con millones. Sucedió con Rabiot y con Verratti. A Rabiot lo tuvieron un año sin jugar hasta que se marchó libre. Verratti solo aguantó tres meses la situación de vivir apartado y renovó. Y el verano pasado lo echaron a patadas.
Ahora ocurre lo mismo con la gran figura del fútbol francés, Kylian Mbappé, que ha tenido la osadía de anunciar que ficha por el Real Madrid dos días después de presenciar la decimoquinta Copa de Europa del club español.
El París Saint-Germain funciona siempre así. Quien no renueva es apartado. Le pasó a Kylian Mbappé el pasado verano. Comunicó que no extendería su continuidad hasta 2025, rechazando la cláusula de su contrato que lo estipulaba, y comenzó una guerra que se antoja será eterna.
Una relación imposible si un jugador se va
Apartado, entrenándose con otros futbolistas rechazados, Mbappé llegó por fin a un acuerdo con Al-Khelaifi el 12 de agosto por el que era reintegrado al trabajo con la plantilla si perdonaba una prima de fidelidad de 80 millones.
El pacto era que el club no perjudicaría al futbolista en ningún momento y que jugaría hasta el final de la temporada sin problemas. Pero ya se esperaba que Al-Khelaifi no admitiría su adiós.
Perjudicar a Mbappé, sentarle, quitarle...
Todo comenzó a torcerse en febrero, cuando el presidente del PSG, que solo es un bedel del emir de Qatar, le dijo a Luis Enrique que debería quitar a Mbappé en los descansos o en los segundos tiempos de los partidos y que no jugara en algunos.
El técnico español aceptó ser otro bedel de las decisiones del emir. Luis Enrique dejó de ejercer de entrenador y pasó a ser una mano ejecutora de su mando superior.
Una cosa es que Kylian fuera reservado para los grandes partidos de Champions y otra es enfadarle. Luis Enrique llegó a decir que Kylian jugaba en el campo haciendo lo que quería, como si rompiera su sistema. Las discusiones entre el asturiano y la estrella al borde del campo se convirtieron también en una norma. El técnico le decía que no perseguía a su par cuando atacaba. Y el jugador le decía que le quitaba por órdenes de arriba, no por argumentos futbolísticos. El ecosistema en la plantilla era insostenible.
Ningunear a la estrella
Con todo este ambiente en contra a Mbappé se le ocurrió marcar dos golazos en Anoeta y sentenciar con un 0-2 el partido ante la Real Sociedad. Luis Enrique ni lo celebró ni lo destacó en rueda de prensa.
En el mundo europeo no se entendía esta actuación de tirarse piedras contra el propio tejado. Al-Khelaifi perjudicaba a su futbolista y dañaba al PSG en la Champions, la competición que el equipo persigue con obsesión y que nunca ha ganado.
El resultado fue que el equipo ya no tenía moral. Los futbolistas decían que Mbappé se encontraba mal y ellos también, porque veían que su figura no jugaba a gusto. Lo vimos frente al Barcelona. El conjunto parisino remontó en Montjuic después de un pésimo partido en París. Y ante el Borussia Dortmund saltaron todas las costuras de este enfrentamiento. Mbappé disparó a los postes y los alemanes se clasificaron para la final con dos victorias por 0-1. Los palos cayeron contra la estrella, claro.
El análisis final era que si Al-Khelaifi hubiera mantenido una buena relación con Kylian todo habría sido diferente y posiblemente habríamos visto al París Saint-Germain en Wembley frente al Real Madrid. Es lo que comentaron los compañeros de Mbappé tras ser eliminados en París por el Borussia. El club ha querido enojar a Mbappé, lo hemos vivido todos y lo hemos pagado todos, señalaban. Al-Khelaifi ha preferido hacer daño a la estrella que ganar la Champions. Y esa guerra ahora se recrudece, sin fútbol de por medio.
Al-Khelaifi no ha cumplido el pacto
Ahora, el futbolista y sus abogados piden cobrar los 80 millones de la prima porque el presidente del PSG no ha cumplido el acuerdo de no agresión. Ha sido quitado de las alineaciones en los intermedios y en las segundas partes de los partidos sin razones deportivas y con el único argumento de abrir heridas. Mbappé piensa que la entidad parisina ha destrozado el acuerdo de agosto y exige los 80 millones.
Nasser Al-Khelaifi sabe que ha jugado muy fuerte y que esto iba a suceder y ha dejado de pagarle los sueldos desde abril. El salario mensual supera los 6 millones y no va a cobrar los últimos tres meses. A esta cifras hay que añadir los 80 millones. Los abogados del delantero exigen en total al PSG 98 millones.
La comisión de la Liga y la Justicia
El caso tendrá un primer aterrizaje en la comisión jurídica de la Liga Profesional Francesa, que deberá emitir un veredicto. Lo que se augura es que todo el caso terminará en lo tribunales ordinarios de Justicia.
Mbappé ha manifestado que su llegada del Real Madrid es un sueño y Al-Khelaifi va a estar dando guerra hasta el final, porque no lo puede soportar.