Ferran Brunet: «La Generalitat tiene un carácter marcadamente antisocial pese a toda su palabrería»
Experto en el saqueo económico del separatismo, advierte, en plenas negociaciones de investidura, de que cualquier acuerdo con los independentistas «no durará»
Ferran Brunet, doctor en Economía y Administración de Empresas, es uno de los mejores conocedores de los efectos económicos del separatismo catalán. Responsable de la sectorial de Economía y Empresa de Societat Civil Catalana (SCC), es profesor asociado de Economía Europea en el Departamento de Economía Aplicada de la Autónoma de Barcelona, ha publicado Economía del separatismo catalán (Deusto) y ultima la publicación de un segundo libro, El procés ens roba, sobre los efectos de lo que no duda en calificar como «un régimen totalitario».
–ERC y Junts exigen a Pedro Sánchez un gran pacto fiscal para Cataluña ¿Sufren los catalanes un maltrato económico?
–Esta es una querencia sobrevenida de los que antes eran autonomistas y no quisieron un concierto, y de un modo gradual se han ido convirtiendo en soberanistas y separatistas. Los temas van reapareciendo una y otra vez. La temporada empieza el 11 de septiembre, hay fuegos artificiales en otoño, y luego vuelta a empezar. Este año está relacionado con la investidura de un presidente del Gobierno. Aunque en las elecciones de julio bajaron en votos, como es habitual desde 2017, tienen una minoría de control. Han ido al archivo y han sacado temas. Y han recuperado el tema del déficit fiscal. Antes del 2017 estaba en 16.000 millones de euros, cifra que inventaron en 2012. El conseller [Andreu Mas] Colell la rebajó a 2.400 con buen criterio. Ahora en septiembre han inventado otros números para llegar hasta 22.000 millones de euros. Además son muy pícaros y suman la deuda acumulada desde 1980. De ahí la cifra de 450.000 millones que presentaron a Sánchez en la factura. Era un estudio sin ninguna, ninguna, ninguna referencia estadística, y ninguna, ninguna, fuente. No hay ni un link. Nadie espera, y menos los catalanes, que salga algo de todas esas discusiones. Es un tema simplemente de temporada. En algún momento puede ser que esto se complete con la petición de un concierto, o no. Deshacer mentiras es una tarea imposible. La responsabilidad es de quien las lanza. No hay que darle muchas mas vueltas.
–¿El sistema podría soportar un concierto fiscal para Cataluña similar al de País Vasco o Navarra?
–Cataluña es un infierno fiscal. El margen que hay es que se den cuenta de que la curva de Laffer existe: la mejor fiscalidad es la fiscalidad inteligente. Lo importante no es poner el tipo mas elevado sino el optimo para obtener la máxima recaudación. Esto lo vemos con Madrid: solo tienen cuatro impuestos autonómicos frente a los 15 de Cataluña. Con los tramos de los impuestos estatales mas bajos son los que tienen mayor recaudación. La inteligencia en materia fiscal no está en subir los tipos sino en incrementar las bases imponibles. Cuanto mas incrementas el tipo mas reduces la base imponible porque está el incentivo de huir a otras zonas más pacíficas del resto de España. Además la posición de Cataluña tras estos 23 años de gran inestabilidad política hace que la gente invierta en otros lados, de ahí que la base imponible se vaya reduciendo. Las inversiones extranjeras que vienen a Cataluña son el 8 % del total. Madrid es el 65 %. Si tu estás en un rascacielos en Shanghái escogiendo dónde invertir, te va a costar más apretar la tecla de Cataluña a poco de que tengas algún conocimiento. Es muy muy grave lo que está ocurriendo en relación a la inversión. Tenemos un problema. Y además las cuestiones económicas son a largo plazo. Estamos en una situación de decadencia de la economía catalana. Cataluña ya no es la fábrica de España desde hace un par de décadas. Es cada día más evidente. El tejido industrial no lo ha sustituido el tejido de servicios. Hay tejido de servicios, sí. El mayor éxito de la economía catalana es el turismo. Pero el pasar de cuellos azules al turismo es un salto importante, y arriesgado.
Cataluña es un infierno fiscal
–No habrá concierto [económico]
–Grados de mejora hay, pero probablemente no pasen por grandes palabras como concierto. Cualquier acuerdo con los separatistas será además siempre provisional, porque el poder que le dan los escaños en el parlamento de Cataluña depende de su capacidad de gritar, de confrontar. Estamos en una situación de guerra híbrida o de guerrillas, sin muertos, con episodios puntuales de violencia pero donde lo importante es negar siempre la legitimidad al Gobierno de España, a lo común, a la mayoría de catalanes que son castellano parlantes. Se trata de poner siempre el dedo en el ojo. Y seguirán poniéndolo tras la investidura. Son además una fuerza política residual, que va a menos, y que tiene que movilizar a su electorado. La pieza clave de la política catalana es la participación. Los catalanes ya votamos más en las elecciones autonómicas que en las generales. Ya sabemos que las autonómicas son clave. Lo primero que tenemos que hacer los catalanes es salvarnos a nosotros mismos. Los catalanes normales estamos abandonados. El juego político está en azuzar los elementos de discordia, y hasta que los separatistas no pierdan la mayoría de escaños, seguirán en ello. Pero además el interés de los independentistas no está en la independencia, porque con ella seríamos más pobres: está en mantenerse en los cargos, en continuar con el procés. Hay 4.000 cargos de la generalitat que cobran más que el presidente del Gobierno de España. Es una élite extractiva. Una clerecía de separatistas, que se van rotando en los cargos.
–Es el procés por el procés para que la rueda siga girando
–Estamos creando un nuevo término: el post procés. El procés era el incumplimiento de las normas con cientos de miles de personas en la calle. Pero el pescado está todo vendido. En 2017 ya lo hicieron todo, con los resultados evidentes que vieron. La ley de desconexión de los nazis del 33, que aquí fue en octubre del 17. Siguieron con la huelga general, con la proclamación de independencia… hubo que aplicar el 155. La autonomía de Irlanda del Norte se ha suspendido nueve veces, y aquí paz y después gloria. El 155 es una traducción de la cláusula de coerción federal de la República Federal Alemana. Existe en la mayoría de las Constituciones. Por eso hasta el discurso de Su Majestad el Rey del 3 de octubre de 2017 los catalanes estábamos abandonados. Ahora no lo sentimos tanto. La verdad y la realidad prevalecerá. No ocurrirá la independencia de Cataluña. Sería una catástrofe, un cisne negro, que solo podría ocurrir por un casual, pero es realmente improbable. Por todo, desde la Unión Europea hasta el siglo XXI. La UE en su artículo 2 contempla la integridad de los Estados miembro. Citando a Carl Popper, en las sociedades abiertas todo es posible dentro de la ley, pero no todo es probable. De ahí que el tipo de objetivos que hoy movilizan a los que votan independentismo sea ahora mismo muy baja, bajísima.
Hasta el discurso del Rey en octubre del 17 los catalanes nos sentíamos abandonados. Ahora no lo sentimos tanto
–Rodalíes es otra de las cesiones que reclaman. ¿Falta financiación para las infraestructuras catalanas?
–En una misma vía pasan trenes de Cercanías, tipo Metro, junto con trenes interregionales, o trenes de Ave en la vía de al lado. Hay cuestiones técnicas. Las inversiones han sido buenas, pero es cierto que de un modo bastante recurrente las Cercanías en Cataluña tienen más incidencias o retrasos que las líneas que la Generalitat heredó de una compañía privada, de ancho europeo. Esos cuatro ramales de los Ferrocarriles de la Generalitat de Cataluña funcionan como un metro regional y lo hacen con mayor regularidad que la ley de Cercanías. Pero nada más. Es una cuestión de diferenciar: no debemos comparar una red limitada sin influencia de trafico ajeno con la red de Renfe y Adif, que sí tiene una gran incidencia de tráfico ajeno, y donde además hay mercancías. Es una de las cuestiones recurrentes, junto con el corredor Mediterráneo.
–Hay un problema de gestión
–Lo que queremos es que la Generalitat deje de ser una administración partidista y que se centre en los problemas reales de los catalanes, entre ellos estos de infraestructuras. Los problemas más acuciantes de los catalanes son la educación y la sanidad. El fracaso escolar es del 23 % en Cataluña; en Madrid, del 9, como en Castilla y León. Y más aún en el caso de los catalanohablantes. Y Cataluña también está en la cola en las listas de espera. Eso es porque les importa un carajo. La Generalitat tiene un carácter marcadamente antisocial, pese a toda la palabrería progresista y woke políticamente correcto. Con este gradualismo no nos hemos dado cuenta los catalanohablantes de este proceso de construcción social hasta 2010 o 2012. Es como la rana y el caldero: si la arrojas en agua caliente salta, pero si es poco a poco no.
Queremos que la Generalitat deje de ser una administración partidista
–Hace años cifraba el coste del procés en el 4,6 % del PIB catalán. ¿Sigue siendo válida esa cifra?
–Sí, esto no se gana. También ha tenido impacto sobre el empleo, aunque entre medias está el impacto del Covid. Estoy esperando a los datos finales del 22 para incrementar esta cifra. El impacto en empleo es semejante, en torno al 4,6 %.
–¿Volverán las empresas que se fueron de Cataluña alguna vez?
–No es solo que se vayan las empresas por inseguridad jurídica e infierno fiscal. Nadie cree que Cataluña se vaya a ir, pero a Cataluña le cayeron los depósitos. Puede que alguna vuelva en lo formal, pero las inversiones no volverán. Como catalán debo decir que es magnífico que el resto de España se haya industrializado, y que Madrid sea un emporio. Los economistas tendemos a creer que la economía es un juego win win: tu ganas y ellos ganan. En el caso de Cataluña sí que hay algo de que las empresas que se van, lo pierde Cataluña. Son salidas netas absolutas. Gana quien lo hace mejor desde el punto de vista de la persona que se va, por motivos políticos y fiscales. El gran ganador en términos relativos es Aragón, pero en términos absolutos lo es Madrid. Citando uno de los estudios históricos de Tamames, uno de los problemas es que España solo tenga un centro económico. En primer lugar para Madrid: esto supondrá una inflación de costes en el futuro para Madrid por su boom de atracción. Andalucía lo está haciendo muy, muy bien, en sentido económico. También Galicia, en términos relativos lo está haciendo aún mejor que Andalucía. Las exportaciones de Cataluña al resto de España desde el 2016 han ido bajando en términos absolutos, reduciendo la balanza comercial de Cataluña. La economía catalana, desde el punto de vista económico, está en downsizing: el tamaño relativo se va reduciendo. Si tienes una balanza comercial positiva, tendrás una balanza fiscal negativa.
–¿Deberían recuperarse las balanzas fiscales?
–Madrid aporta el doble que Cataluña al resto de España pero vamos a acabar teniendo un déficit comercial, y un superávit fiscal. Las balanzas fiscales son la zona cero del separatismo: ponen un déficit, lo incrementan o lo disminuyen. Hay diversos métodos para calcularlas. El grado de redistribución en España es incluso superior al que existe en países federales como Alemania o Estados Unidos. El afán por calcular balanzas fiscales en el mundo es muy escaso: es una especialidad separatista. Ahí está también el libro de Josep Borrell, vicepresidente de la Comisión Europea y catedrático de economía aplicada: las cuentas y los cuentos, y los cuentos y las cuentas. El cuento de las cuentas fiscales. Todo ficción.
–Además los impuestos los pagan las personas, no los territorios
–Ese es el argumento clave. A mí se me conoce por decir que el procés ens roba. Quien nos roba no es Madrid, quien nos roba la libertad, la dignidad, el empleo y el futuro a los catalanes es el procés, el separatismo, esta inestabilidad política, esta fragmentación y esta decadencia de Cataluña. Lo que es clave es superar todo esto, entrar en el post procés, e ir con el seny, entendiment, concordia, reconciliación. Hay que pasar página.