Fundado en 1910
Grifols siempre ha estado cercana al separatismo

La familia Grifols siempre ha estado cercana al separatismo.Lu Tolstova

La deuda y las dudas sobre su transparencia hunden a Grifols, el emblema del catalanismo

La compañía afirma que su deuda es 6,7 veces su ebitda, pero Gotham la sitúa en 10-13 veces y la Bolsa se lo compra

Grifols presentó unos buenos resultados en noviembre, sus últimos datos disponibles. Sus ingresos subieron hasta los 4.822 millones de euros, un 11,7 % más que en el mismo periodo del año anterior, y el ebitda (beneficio operativo) se situaba en 1.450 millones. Estas cifras le llevaron a que su acción mostrara una subida espectacular entre el 1 de noviembre (10,52 euros) y el 29 de diciembre (15,46 euros). El precio quedaba aún lejos del precio objetivo fijado por los analistas (en torno a 22 euros), pero aún va a estarlo más tras el varapalo sufrido hoy por la firma. Ha llegado a caer hasta los 8,83 euros, tras afirmar el hedge fund Gotham City en un informe que la farmacéutica catalana «manipula la deuda el ebitda para reducir artificialmente su apalancamiento».

Grifols afirma que su deuda de 9.540 millones es de 6,7 veces el ebitda, pero Gotham afirma que realmente es de entre diez y trece veces. En cualquier caso, es un ratio elevado: cuando está por encima de 4-5 veces, se considera que una compañía puede tener problemas para devolver el dinero a sus acreedores.

Grifols lleva mucho tiempo anunciando su objetivo de aumentar sus beneficios, y con ello rebajar el ratio de deuda a cuatro veces. Lo primero aseguran haberlo conseguido, pero lo segundo no lo logran. La compañía señaló además su voluntad de anunciar alguna operación corporativa que le ayudara a reducir este apalancamiento. En esta línea fue su venta el 29 de diciembre del 20 % de su filial china, Shangai Raas, por 1.629 millones de euros.

Reducir la deuda es, sin duda, un buen reto para esta empresa catalana, a la que está costando digerir la compra de su rival alemana Biotest en septiembre de 2021. Entonces su deuda financiera se disparó hasta los 6.480 millones de euros, y hoy son 3.060 millones más.

Los desafíos económicos llevaron a la compañía a nombrar en octubre de 2022 el primer presidente no perteneciente a la familia Grifols: Steven Mayer. Era consejero independiente de la firma desde el año 2011 y había sido directivo de Cerberus, uno de los mayores fondos de inversión del mundo, pero duró poco. A los cinco meses abandonó el cargo por motivos de salud y otros personales.

Le relevó el pasado febrero Thomas Glanzmann, el vicepresidente no ejecutivo, que era consejero desde el año 2006, y que a principios de mayo asumió los cargos de presidente y consejero delegado. La familia Grifols ya no ocupa ninguno de los principales cargos directivos, aunque sigue siendo la principal accionista, con el 31,11 % del capital social. Lo controla a través de cuatro sociedades, tres de ellas con sede en los tan criticados Países Bajos. También son accionistas de Grifols varios fondos de inversión: Capital Research and Management Company, con el 5,6 % de las acciones; Blackrock (3,088 %) y Europacific Growth Fund (3,033 %).

Los fondos son los que aprietan, en buena medida, para que la compañía reduzca su deuda y sus costes, que prevén rebajar en 450 millones anuales incluyendo el despido de 2.300 empleados, la mayoría de ellos en Estados Unidos (también unos 100 en España). Grifols tiene alrededor de 27.000 empleados en todo el mundo.

Fundada en 1909 por el hematólogo Josep Antoni Grifols en Barcelona como un pequeño laboratorio familiar de análisis clínicos, la compañía se ha convertido en un líder mundial en el desarrollo de medicamentos derivados del plasma. En 2022 facturó 6.064 millones, el 63 % de ellos en Estados Unidos y Canadá. El gran salto lo dio de la mano del hijo de Josep Antoni, Víctor Grifols Lucas, que dio paso a la internacionalización y murió en 2015. Su hijo, Víctor Grifols Roura, ha dirigido el laboratorio durante las tres últimas décadas, lo lanzó a la Bolsa y propulsó la empresa como una de las gigantes mundiales en la producción de medicamentos hemoderivados (derivados de la sangre).

Aunque se retiró de la primera línea, este empresario, conocido independentista, sigue siendo el presidente de honor. Es el principal contacto del actual presidente ejecutivo, el sueco Thomas Glanzmann, a quien conoció en los años 90 cuando trabajaba en Baxter, competidora de Grifols. Entre ambos, y con la ayuda de los empleados, tratarán de hacer remontar el vuelo a la compañía, también en la Bolsa. El entorno de 10 euros en el que se mueve su acción está lejos del que llegó a registrar (33 euros en 2020) y del que los analistas estiman que puede alcanzar según ven sus perspectivas. Algunos sitúan su precio objetivo alrededor de los 22 euros. Muchos analistas estimaban que la acción estaba infravalorada porque creían que la compañía remontaría el vuelo, pero ahora parece más difícil.

comentarios
tracking