«Costaría 650.000 euros y el Estado se llevaría seis millones»: el cuello de botella que paraliza grandes inversiones en España

«El coste sería de 650.000 euros al para el Estado, pero a cambio podría ingresar 5,8 millones en peajes». Así expone José Casas, director general de relaciones institucionales y regulación de Endesa, la necesidad de acelerar los trámites para elevar el límite de inversión en redes eléctricas, fijado actualmente al 0,13 % del pro­ducto in­te­rior bruto es­pañol (PIB) en el caso de las redes de dis­tri­bu­ción y al 0,065 % del PIB para las redes de trans­porte.

Las cifras corresponden a un cliente real que debería afrontar, según la normativa actual, el pago en solitario de 6,9 millones de euros para ‘pasar’ una gran instalación industrial de funcionar con gas a operar con electricidad. «Tenemos que cambiar el marco actual, que está diseñado en 2013, cuando había que contener el déficit», expuso Casas durante el VI congreso de Aelec, la patronal de EDP, Endesa e Iberdrola. «Se ha quedado obsoleto», opinó también Manuel Menéndez, presidente de EDP España.

En junio, el Ministerio de Transición Ecológica lanzó a consulta pública la modificación de los límites, que se había convertido en una de las principales peticiones en los últimos tiempos no solo del sector eléctrico, sino también de la industria tradicional y de la de centros de datos. Según trasladan, el marco actual ha generado un cuello de botella que ha paralizado miles de millones en inversiones. Solo en Madrid están en riesgo 38.000 millones en inversiones en data centers, según la patronal del sector, SpainDC.

Tanto Aelec como SpainDC alegaron contra la propuesta de Ribera, y actualmente el ministerio está en proceso de valorar dichas alegaciones junto a la CNMC. Fuentes del sector confían en que se cumpla el calendario normativo del regulador a pesar de que, entre medias, el Gobierno ha aprobado desgajar de éste las competencias para recuperar la Comisión Nacional de la Energía, cuyo respaldo parlamentario, por ahora, parece incierto.

La inversión en redes tiene su reflejo en la factura de la luz. De ahí que en 2013, en plena crisis financiera, se optara por limitarlo. Ahora bien, desde el sector eléctrico defienden que el impacto de destopar estos límites se vería diluido por el incremento de las inversiones y por la llegada de más consumidores a la red. «Hay que mejorar el acceso a las redes para aquellos que quieran beneficiarse de la ventaja competitiva de las renovables», según Patxi Calleja, director de Regulación de Iberdrola.

Desde el sector insisten además en introducir el concepto de «inversiones anticipatorias», que ya existe en países del entorno como Francia, y por el que apuesta la reciente reforma del mercado eléctrico europeo. Supone cambiar el paradigma actual, dado que hoy se invierte después de que surge una necesidad de red.

Todo ello en un momento en el que la Comisión Europea aboca a la electrificación cada vez mayor de la economía para reducir las emisiones de efecto invernadero, lo que a su vez requerirá de inversiones masivas. Según el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) el peso de la electrificación pasará del 25 % actual al 35 % en 2030.

«La red no puede convertirse en el cuello de botella de la electrificación. No podemos atender a todas las peticiones», según Casas, de Endesa. «Tenemos que rechazar un porcentaje que cada año es mayor y pedir un coste al cliente demasiado elevado».