Vox
Jorge Buxadé lanza su primer libro, «Soberanía»
El político analiza en exclusiva para El Debate todos los detalles de su publicación
El vicepresidente primero de Acción Política de Vox presentará su primera publicación el próximo fin de semana en el «¡Viva 21! La España en pie». El abogado del Estado de la formación de Abascal ha comentado en exclusiva a este periódico algunas de las cuestionadas sobre las que versa su libro: la Nación, la soberanía, la partitocracia, el Estado de las autonomías, la «Agenda 2030», la inmigración o el multiculturalismo.
Pregunta - Como académico ha sido ya partícipe de varios manuales de Derecho administrativo y fiscal, cuenta con experiencia como orador dentro y fuera de la política, pero esta ha sido su primera vez como escritor. ¿Cuál fue el momento en que sintió la necesidad de escribir un libro sobre la soberanía y en concreto, sobre la española?
Jorge – La idea de hacer una reflexión personal y política sobre estas cuestiones barruntaba desde hacía mucho tiempo. El momento de confinamiento y el arresto domiciliario de Pedro Sánchez fueron el motivo definitivo al tener la oportunidad de estar mucho tiempo en casa, aislado trabajando y ordenando ideas. De hecho, muchos temas del libro están vinculados al coronavirus: la pérdida de soberanía en materia económica. No puede ser que un país como España se enfrente a una epidemia enorme y no tengamos mascarillas. Eso dio lugar a decir que toca hablar de la soberanía y los ataques que esta recibe.
P - En su libro abre con la cuestión de «por qué la nación es valiosa y merece la pena defenderla». Un concepto que lleva siendo atacado durante años desde los frentes políticos, sociales y mediáticos. ¿Es el momento de explicar al ciudadano por qué merece la pena sentirse orgulloso de nuestro pasado, de lo que somos?
J - Sin duda es el momento porque creo que en el ámbito puramente español, Vox ha levantado esa bandera, ya desde el mimo momento de su constitución, pero muy especialmente con el golpe de Estado de 2017. Y a esa bandera ya se han unido prácticamente 4 millones de españoles. Es una bandera que está alzada en muchos países de la Unión Europea. Los ataques a la soberanía vienen desde dentro, desde aquellos que quieren disolver los estados-nación y en España, lo sufrimos duramente con el separatismo. Pero también vienen desde afuera, de la Unión Europea y de organizaciones internacionales. Esos dos ataques son los que vamos a ir analizando en el libro.
P - Comentando algunas de las cuestiones tratadas en su libro, como la partitocracia, vemos cada día encuestas de intención de voto con resultados francamente dispares, según el medio o la institución que las realiza. ¿Tiene miedo el sistema actual a que formaciones como Vox lleguen a tener un peso significativo en las próximas elecciones?
J - El bipartidismo se está defendiendo panza arriba, lo estamos viendo en las últimas semanas y días, en las noticias del posible acuerdo presupuestario del PP y el PSOE. Efectivamente los partidos políticos, que son un instrumento propio del sistema democrático, en España tienen un poder brutal que disuelve la soberanía. Me refiero a esa capacidad del ciudadano de tomar directamente decisiones en su Parlamento. Lo vimos desde los pactos para decidir quién es el presidente del Tribunal Constitucional, o el Consejo General del Poder Judicial, hasta cómo han copado todas las instituciones. Esta misma semana, tenemos la noticia del nombramiento del vicepresidente de Iberdrola. En los partidos políticos lo han copado y eso supone un ataque a la soberanía, hay que reordenar eso. El discurso de Vox dice que hay que acabar con las subvenciones a los partidos políticos, que a los jueces los elijan los jueces, o que hay que poner fin a los chiringuitos que están promovidos por los partidos políticos. Esto obviamente les supone un grave problema a los partidos.
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P – A colación de lo que comenta en su libro, se abre un nuevo debate: ¿ha producido una parálisis el bipartidismo del sistema?
J – Grandes problemas de España son debidos al bipartidismo, a que se suceden mutuamente. En la parte ideológica nosotros decimos que el PP al final no hace más que consolidar todos los retrocesos sociales de la izquierda. Pero también en lo económico, se van sucediendo, puede que cambie un poco: puede que uno baje un poco el tipo de un impuesto, pero la política sigue siendo la misma y han paralizado la riqueza y la capacidad de la propia sociedad de autoorganizarse.
P – Dentro de esa autoorganización, en su publicación comenta el Estado de las autonomías, criticado por algunos, vanagloriado por grandes partidos o incluso utilizado por algunos gobiernos autonómicos como por ejemplo en el ámbito fiscal. ¿Ha llegado el momento de cuestionarlo?
J – Sí, sin duda. Ya llegó hace tiempo y muchos lo cuestionamos, pero ha llegado el momento de que se plantee de verdad a los españoles, que este Estado de las autonomías significa ser ineficiente, ineficaz e insolidario — siguiendo la fórmula de las tres íes —. Hay que decirles a los españoles que la sostenibilidad del sistema de pensiones o la propia creación de empleo, la unidad mercado, la libertad de movimiento — todas estas cosas fundamentales en una sociedad moderna —, están en riesgo por unas comunidades autónomas que crean barreras en los territorios de España. Lo hemos visto también con el coronavirus, donde las comunidades autónomas querían protegerse frente a otros españoles que podían ir a pasar el mismo a la segunda residencia. Lo vemos también en el sistema sanitario. El sistema autonómico se ha convertido en un enemigo de la Nación.
El sistema autonómico se ha convertido en un enemigo de la Nación.
P – En línea con esto, comenta la Agenda 2030. Este próximo fin de semana van a presentar la «Agenda España» en su acto en el IFEMA de Madrid. ¿Por qué consideran su proyecto como una alternativa real y viable para nuestro país?
J – Porque la «Agenda 2030» supone en la práctica la uniformización de todas las políticas globales. Supone que España se diluye automáticamente y nosotros necesitamos una política agraria propia, una política pesquera propia, una política industrial propia para no convertirnos en un parque de atracciones de los europeos, que es lo que se propone desde ese globalismo. Debemos tener políticas sociales propias y eso requiere tener un programa completo y por tanto era necesario tener una agenda propia, que atiende a los problemas concretos de los españoles.
P – En relación con ese globalismo, analiza la inmigración y el multiculturalismo. Los lectores querrán saber por qué existen hoy en día dos posturas socialmente tan diferenciadas en nuestro país: los que creen que España puede tomarse la libertad de acoger a todo aquel que llega de forma ilegal y los que sólo creen en una inmigración legal, regulada. ¿Por qué cree Vd. que esto sucede?
J – Creo que es por falta de reflexión de los primeros y por falta de solidaridad. Existen muchísimas opiniones: aquellos que dicen que España tiene que acoger a todo el mundo, que cualquiera puede entrar, que las fronteras no sirven para nada, que suelen ser los que viven en buenas urbanizaciones, en buenos barrios en las ciudades y no están sufriendo las consecuencias. No se dan cuenta de que esto produce un deterioro social.
La inmigración sí, legal, ordenada, de acuerdo con nuestra Ley, de acuerdo con las necesidades de la Nación, de las empresas, de las familias. Además, con el elemento que añade la idea del multiculturalismo: el inmigrante debe tener capacidad y voluntad de integrarse y adaptarse a nuestra forma de vida, a nuestras costumbres.
Por eso, con los afganos tenemos una posición más clara. Una indiscriminada acogida a cualquier persona que afirme ser ciudadano afgano: no. ¿Dónde van a estar mejor estos señores, chicos y chicas que en países musulmanes? Su capacidad y voluntad de integración es más fácil allí. Todos los días hay infinitud de casos aislados de este multiculturalismo, de violencia, de degradación o de ocupación de viviendas. La mayor parte de los españoles que ya se han dado cuenta. Los que viven en barrios o pueblos lo están sufriendo directamente.
Una indiscriminada acogida a cualquier persona que afirme ser ciudadano afgano: no.
P – La sinopsis de su libro recuerda a ese despertar del españolismo del spot de Vox en el que ciudadanos de diferentes etnias, sexo y estrato social se iban uno a otros reconociendo como patriotas gracias a una pulserita de España que llevaban adecuadamente escondida. ¿Cree que es un acto de valentía hoy en día autodenominarse «patriota» en España? ¿Ha contribuido Vox a eliminar ese estigma?
J – Por desgracia en determinadas partes de España, es un acto de valentía, incluso a veces heroico — en partes de Cataluña, vascongadas, en Galicia, Baleares o Valencia — pero ese sentimiento patriótico tiene que revitalizarse en toda España, no sólo en esos lugares donde hay un riesgo de violencia física. Sin duda, Vox es el principal protagonista de ese resurgir de un sentimiento patriótico que no nacionalista.
P - ¿Por qué el lanzamiento de su primer libro en el acto de Vox del próximo fin de semana?
J – En realidad por una coincidencia editorial. Es un buen momento y lugar para poder compartirlo con los primeros lectores en el propio evento. Es el objetivo fundamental del evento del «¡Viva 21!», que compartamos día y medio con buenas conversaciones y de análisis de todo tipo.