Acto de S'ha Acabat en Madrid
Marimar Blanco y María San Gil piden no olvidar el terror de ETA: «Su proyecto político está vivo»
La senadora del PP y la vicepresidenta de NEOS han protagonizado un coloquio organizado por la asociación juvenil S'ha Acabat, en el Colegio Mayor San Pablo
Ambas conocen muy bien lo que supuso el terrorismo de ETA, el dolor y el miedo. Marimar Blanco perdió a su hermano, Miguel Ángel Blanco, asesinado en 1997 a manos de la banda terrorista cuando era concejal del PP en Ermua tras dos días secuestrado. María San Gil estaba junto a Gregorio Ordóñez cuando le descerrajaron un tiro que acabó con su vida.
Este martes, la senadora del PP y presidenta de la Fundación Miguel Ángel Blanco y la expolítica, vicepresidenta de NEOS y directora del Observatorio de Víctimas del Terrorismo del CEU protagonizaron un coloquio organizado por la asociación juvenil S'ha Acabat, en el Colegio Mayor Universitario San Pablo, bajo el título 'La verdad que cambió España: el terror de ETA'. Y en él, pidieron a los jóvenes que conocieran lo que de verdad ocurrió, frente al relato que hoy se intenta imponer y el blanqueo al que se asiste de la banda terrorista y de lo que es Bildu, apoyo «inamovible» del Gobierno de Pedro Sánchez.
«El entramado de ETA no ha sido derrotado, porque ETA no solamente son los comandos, es las organizaciones juveniles, medios de comunicación, el partido político, que antes era Herri Batasuna y ahora se llama Bildu (...). ETA, en lo que no es comando, sigue viva. (...) El proyecto político por el que se ha matado está vivo», denunció María San Gil.
Marimar Blanco, parafraseando a la expolítica popular María José Usandizaga, lamentó: «Ahora no nos matan, pero tampoco nos dejan vivir en paz». La hermana del concejal asesinado señaló con rotundidad que aquí no ha habido dos bandos, ni un conflicto político, como se pretende hacer creer hoy, sino una banda terrorista que ha matado, ha extorsionado y ha secuestrado. Y expresó su temor a que los jóvenes puedan llegar a pensar, dado el trato de favor que recibe Bildu por parte del Gobierno, que quizá «tal malos no fueron»: «Me niego a que penséis eso».
San Gil señaló el 2004 como un punto de inflexión. Entre 1996 y ese año, el Gobierno de José María Aznar consiguió hacer, a su juicio, «las mejores políticas antiterroristas», bajo las premisa de «con la ley y solo con la ley» y de que la imbatibilidad de ETA era un mito. «El Estado de derecho estaba funcionando. Estuvimos a punto de derrotar a ETA», apuntó. Sin embargo, cuando llega José Luis Rodríguez Zapatero, esa línea entre víctimas y verdugos, entre buenos y malos, la atraviesa. El expresidente socialista «inicia el mal llamado proceso de paz» y convierte a la banda terrorista «en un interlocutor democrático». Y de ahí a la situación actual, en la que Pedro Sánchez cuenta con «siete apoyos inamovibles» de Bildu, lo que era Herri Batasuna.
Es más, como subrayó Marimar Blanco, el PSOE se ha «arrodillado» ante lo que exigía históricamente aquel partido. A José Antonio Ortega Lara y a Miguel Ángel Blanco les secuestran, pidiendo el acercamiento de los presos etarras, y hoy todos los presos de ETA están en las cárceles del País Vasco. Recordó además otras cesiones al partido de Arnaldo Otegi, como la alcaldía de Pamplona o lo que supone la reciente enmienda Txapote, así como la ley de Memoria Democrática pactada con él.
Las víctimas, «héroes» de nuestra democracia
Las protagonistas de este coloquio recalcaron una idea clave: que las víctimas de ETA son los «héroes» de nuestra democracia. Como explicó María San Gil, dado que el Gobierno pacta con Bildu, se hace preciso, para ellos, que vivamos como si la banda terrorista no hubiera existido, es decir, que las víctimas no estén, porque «son la conciencia» que nos recuerdan que la banda terrorista ha existido y existe. Frente a ello, pidió «no pasar página»: «Un país que olvida a sus héroes es un país muy ingrato y muy miserable. Gracias a ellos nosotros vivimos en libertad». En esa misma línea se manifestó Marimar Blanco. «Si hoy gozamos de esta calidad democrática, con sus defectos y sus virtudes, ha sido gracias también a muchos inocentes que jamás se escondieron, que jamás se callaron, a quienes les arrebataron la vida».
Así, ambas hicieron hincapié en la necesidad de empatizar con las víctimas, de ponerles nombre y apellidos, rostro y biografía. Y recordaron que actualmente hay más de 350 asesinatos sin resolver, más de 350 familias que no saben quién acabó con la vida de su ser querido.
Ante los jóvenes que asistieron al acto, urgieron a las nuevas generaciones a conocer ese pasado «para que jamás caiga en el olvido, por mucho que lo intenten». «A partir de hoy que sepáis que vosotros también sois testigos de la historia más reciente de nuestro país», les dijo Marimar Blanco.