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Pedro Sánchez, durante su primera intervención en el Congreso

Pedro Sánchez, durante su primera intervención en el CongresoEFE

Debate en el Congreso

Sánchez no convence ni a sus socios ni a la oposición con su falta de respuestas: «No sabe nada de su plan»

El presidente trata de capear un debate tan incómodo para él como lo fue, hace tres años, el que libró por el cambio de postura de España respecto al Sáhara

No se veía a Pedro Sánchez tan incómodo en un debate en el Congreso desde hace tres años, cuando tuvo que dar explicaciones en la Cámara Baja sobre el viraje unilateral en la postura de España respecto al Sáhara; un viraje que, todavía hoy, sigue sin aclarar.

Entonces, como ahora, el presidente tenía enfrente a sus propios socios, indignados por haber quedado al margen de una decisión tan trascendental, que comprometía a su Gobierno y a los gobiernos futuros. La historia se parece tres años después.

Ya se habían ocupado el propio Sánchez hace dos semanas -cuando se reunió con los grupos en la Moncloa- y su equipo ayer de rebajar las expectativas sobre la intervención del presidente. No tiene plan, así que difícilmente podía hacerlo público.

El presidente intentó un imposible: trasladar a la opinión pública la trascendencia y la gravedad del momento histórico pero, a la vez, desdramatizar, recurriendo a todo tipo de eufemismos.

Sánchez reiteró el compromiso de España de alcanzar el 2 % del PIB en gasto en Defensa sin aclarar cómo, cuándo ni en qué proporción anual. Solo dio dos titulares: el despliegue de un plan nacional de contingencia para un por si acaso, por si acaso hay sectores afectados por los aranceles de Estados Unidos; y la aprobación de un plan nacional antes del verano para el desarrollo y el impulso de la tecnología y la industria de la seguridad y la defensa española.

El líder del Ejecutivo reiteró que el incremento de la inversión militar no supondrá recortes en partidas sociales, buscando cierta comprensión por parte de sus socios. Pero solo la tuvo del PNV. Ni siquiera de Sumar, que volvió a defender la salida de España de la OTAN. «La OTAN nunca fue nuestro referente, pero además ahora es una estructura prácticamente obsoleta, inoperante e inútil en términos de seguridad global. La economía de guerra no es una opción aceptable, ni es la única alternativa», señaló su portavoz, Verónica Martínez.

No tuvo indulgencia por parte de sus aliados parlamentarios y menos aún de Alberto Núñez Feijóo, que al comienzo de su intervención pidió al presidente que dejara las medias tintas para mejor ocasión. «Sin eufemismos, Europa está amenazada», resumió.

Alberto Núñez Feijóo, durante el debate

Alberto Núñez Feijóo, durante el debateEFE

«Usted no sabe nada de su plan de Defensa, pero tiene claro que el PP tiene que decirle sí a todo. Yo no estoy a sus órdenes. Yo estoy al servicio de mi país», señaló el presidente de los populares, que reclamó al Jemad y a los responsables de los tres ejércitos que se reúnan con el primer partido de las Cortes. «No se atreva a cuestionar el sentido de Estado de un partido de Estado», le espetó a Sánchez, anticipándose a la réplica que éste pudiera darle en su segundo turno. «No tiene Presupuestos, no tiene mayoría. O se somete a las Cortes o se somete a las urnas», sentenció.

Santiago Abascal fue igual de crítico con Sánchez que con Feijóo, puesto que, según el líder de Vox, ambos formar parte de la «alianza» que está destruyendo Europa y tienen «la misma jefa», en alusión a Ursula von der Leyen. «Yo en cambio tengo aliados», presumió. Abascal recriminó al presidente que esté aprovechando la guerra como aprovechó la pandemia e instó a «recuperar soberanía energética y alimentaria» en este mundo cambiante.

El portavoz de ERC, Gabriél Rufián, preguntó a Sánchez si él y los líderes europeos piensan que van a «apaciguar» a Donald Trump gastando 800.000 millones de euros más. «No hay que gastar más en Defensa, hay que gastar mejor», señaló. «El principal problema del rearme europeo es que no será europeo», advirtió. Y la portavoz de Bildu, Mertxe Aizpurua, le avisó de que, si el plan se reduce en toda Europa al rearme, será un «error garrafal del que no participaremos ni apoyaremos».

La más crítica, como hasta ahora, fue Ione Belarra:

«Usted ha renunciado a gobernar, se ha rendido. Solo obedece a Ursula von der Leyen pensando en una jubilación dorada. Qué irresponsabilidad y qué vergüenza en lo que usted se ha convertido».

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