Un vecino afectado por la dana, una semana después de su estallido
El fuego de Campanar y el agua de la riada marcan un año doblemente trágico para Valencia
2024 quedará para siempre en la historia de la capital del Turia por haber sufrido en diez meses dos episodios tan desdichados como el incendio de febrero y la dana de octubre
El año que este martes termina será imposible de olvidar para cualquier habitante de Valencia. Es cierto que a lo largo de doce meses suceden multitud de hechos y acontecimientos que marcan a su manera la historia de cualquier lugar, pero, por magnitud y por sus efectos, las dos imágenes por las que se recordará 2024 en la capital del Turia son de una dureza fuera de lo común.
El 29 de octubre de este año forma integra ya la parte más oscura de la provincia de Valencia en lo que a tragedias se refiere. A primera hora de la mañana comenzó a llover con fuerza en las localidades de Utiel, Requena y alrededores, provocando la inundación de varias zonas de los municipios. En paralelo, el caudal del río Magro comenzó a subir con suma velocidad, lo que derivó en que se desbordara.
Primeras muertes confirmadas
A pesar de que en la ciudad de Valencia paró de llover aproximadamente a las 10 de la mañana y que en poblaciones cercanas las precipitaciones no fueron desorbitadas, pronto las calles de Cheste, Chiva, Torrente, Picaña, Aldaya, Alfafar, Sedaví y así hasta 70 pueblos se vieron anegadas por una riada que convirtió el paisaje en algo inaudito, más propio de una película de terror, con fango y lodo por todas partes.
Militares trabajan en uno de los municipios afectados por la dana
Coches apilados unos sobre otros, una cantidad de agua descomunal que se llevaba todo lo que se le ponía por delante... Con semejante estampa, que hubiera muertos era algo que se daba por hecho y, lamentablemente, así fue. Esa misma noche, el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, ya confirmaba los primeros fallecimientos y el día 30 amanecía con 52 personas que habían perdido la vida por el estallido de la dana.
Sin embargo, esa cifra seguiría aumentando según pasaban las horas y los días. Actualmente, las muertes han ascendido hasta las 223 y, más de dos meses después, todavía hay tres personas que continúan desaparecidas.
Igualmente, los destrozos materiales se cifran en miles de millones de euros, hay casas que directamente hay que derruir, otras que son inhabitables y a día de hoy hay decenas de garajes con agua y barro en su interior. A todo ello hay que sumar que de la noche a la mañana no pocas personas perdieron su negocio, su empleo y los recuerdos de toda una vida en uno de los diez fenómenos naturales más costosos en impacto económico de todos los que han sucedido este año en el mundo.
Si 2024 termina de esta forma, el comienzo no fue mejor. Alrededor de las 17 horas del 22 de febrero, las dos torres de un moderno edificio del barrio valenciano de Campanar ardían en cuestión de minutos, ya que las llamas arrasaron la fachada y las viviendas, calcinando la finca al completo.
Vecinos atrapados en el incendio de Valencia
El fuego causó la muerte de diez personas, entre ellos niños, y llevó a cenizas las 138 casas del edificio. La capital en particular y España entera en general pudieron ver en directo a través de los medios de comunicación cómo los bomberos intentaban sofocar el incendio, a la par que protagonizaban angustiosos rescates de vecinos que esperaban en sus terrazas y balcones hasta poder ser salvados de morir ahogados.
Todo ello conmocionó a la sociedad levantina y, al igual que sucedió con la dana, la solidaridad de todo un país pudo recibirla Valencia. El origen de las llamas y la actuación de los Bomberos están en los juzgados y los trabajos para rehabilitar el edificio ya han arrancado.
