Esta costumbre se mantiene en varios pueblos gallegos

Esta costumbre se mantiene en varios pueblos gallegosOlaia

La costumbre que resiste al avance tecnológico en algunos pueblos de Galicia

Son una forma de respeto y de hacer más accesible la información a todos, incluidos aquellos que no tienen acceso a Internet

En pleno siglo XXI, donde la tecnología avanza a pasos agigantados y la comunicación se ha digitalizado hasta límites impensables hace solo unas décadas, aún existen rincones de Galicia donde algunas costumbres antiguas sobreviven de forma peculiar.

Y una de ellas, que parece resistir a todos estos avances, es una tradición que sigue viva y es un reflejo de la coexistencia entre lo tradicional y lo moderno.

Más allá de la costumbre en sí, que también, lo interesante de todo esto es cómo, a pesar del impacto de las redes sociales, la mensajería instantánea y las aplicaciones móviles, supervive una forma de comunicación analógica.

En un mundo cada vez más globalizado, algunas comunidades siguen manteniendo tradiciones, hábitos y rutinas que, al final, terminan por convertirse en testigos del paso del tiempo.

Costumbre analógica en la era digital

Nos referimos al hábito de publicar las esquelas en lugares públicos como marquesinas de autobuses, farolas o incluso escaparates de establecimientos. Aunque en un mundo cada vez más interconectado, este acto parece anacrónico, para muchas localidades gallegas sigue siendo un canal imprescindible de comunicación, además de un gesto de respeto.

Las esquelas, esos anuncios que nos informan sobre el fallecimiento de una persona, han sufrido una evolución con el paso de los años. Mientras que, en las grandes ciudades, es común verlas en medios digitales, diarios o incluso en las redes sociales, en los pueblos más pequeños de Galicia persiste la costumbre de exponerlas en un espacio público.

Las funerarias, suelen ser las encargadas de elaborar estos anuncios, colocan las esquelas en marquesinas de autobuses, en farolas y en pequeños comercios.

Una de las razones para la persistencia de esta costumbre, es porque en el rural, la digitalización de la vida cotidiana aún no ha calado del todo. A lo que se le suma que las personas mayores siguen confiando en los métodos tradicionales de comunicación.

El sentido de la esquela en la calle

Algunos habitantes de las aldeas gallegas defienden que las esquelas en las marquesinas o farolas son una forma de respeto y de hacer más accesible la información a todos, incluidos aquellos que no tienen acceso a Internet o a los que no leen el periódico local.

La muerte, en este sentido, no se vive de forma aislada, sino de manera comunitaria. La colocación de estas esquelas en la vía pública cumple también la función social de recordarlo en el pueblo.

Al verlo en la marquesina del autobús o en el escaparate de la tienda, es como si la comunidad, de alguna forma, estuviera diciendo adiós en conjunto y no de manera individualizada ni anónima.

La familia que pierde a un ser querido no solo comparte el dolor con los suyos, sino con los vecinos, quienes, al ver la esquela, no solo reciben la noticia, sino que también participan en el acto de memoria y despedida.

Aunque la digitalización de la información siga ganando terreno en todo el mundo, esta tradición de las esquelas en lugares públicos mantiene un valor cultural.

El hecho de que se siga manteniendo esta costumbre, que para muchos podría parecer obsoleta, es el reflejo de una tradición. Y solo así, persiste la capacidad de preservar la identidad y la cultura de cualquier comunidad.

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