Charo Porto y Alfonso Basterra durante el proceso penal

Charo Porto y Alfonso Basterra durante el proceso penal

Alfonso Basterra dedica su primera novela a su hija Asunta, a la que asesinó con 12 años

Basterra sigue sin reconocer el crimen y asegura que su intención es desaparecer cuando salga de la cárcel

Once años después de asesinar a su hija Asunta, en colaboración con su mujer y madre de la niña, Charo Porto, Alfonso Basterra ha lanzado su primera novela. En la dedicatoria, una frase que helaría el corazón a cualquiera: «A Asunta. Mi niña, mi vida, mi gran amor».

Mientras la madre de la niña se quitó la vida en la cárcel en noviembre de 2020, Basterra continúa entre rejas. El preso no ha reconocido en ningún momento el asesinato ni la participación en el crimen

Hace unos meses, se lanzó en la plataforma Netflix El caso Asunta, una serie que recrea lo sucedido en los días posteriores al asesinato de la niña. El director recibió una carta de Basterra en la que afirmaba que la «rabia e ira hacia el juez instructor, hacia el fiscal, los abogados de la acusación particular y los medios de comunicación» habían cambiado.

En ella, aseguraba que, al obtener el tercer grado, su intención «no era asesinar a los citados, como en tantas ocasiones imaginé», sino que ahora prefería sentarse «en una cafetería con ellos y debatir, si lo desean, lo que fue aquel juicio». «Para terminar le haré una confesión: cuando recupere mi libertad, tengo el firme propósito de desaparecer, nadie volverá a saber de mí», añadió.

Pero Basterra mantiene una vida sombría en la cárcel. Su actitud y relación con los otros pesos es problemática y no cuenta con posibilidad de alcanzar la condicional al no haber reconocido los hechos.

Lo que sí ha hecho ha sido dedicarse a escribir una novela que ha salido ahora al mercado bajo la editorial Vitruvio. Se trata de una historia de desamor ambientada en la España rural de los años 40.

Un atroz asesinato

Charo Porto y Alfonso Basterra denunciaron la desaparición de su hija adoptiva, Asunta, ante la Policía. La investigación llegó a la conclusión de que habían sido los propios padres los culpables de lo ocurrido.

El Debate visitó Teo, el municipio de Santiago de Compostela, donde ocurrió todo, donde se puede constatar que la memoria de la niña sigue presente.

A apenas unos metros de donde apareció el cadáver, se encuentra una casa rodeada de un bonito jardín. A pesar del idílico paisaje, su propietaria reconoce que le costó atreverse a sacar la basura por la noche.

El cuerpo apareció colocado. Tendido y «depositado con cuidado». A su lado, unas cuerdas de empacar, cuerda de rafia. Los investigadores, rápidamente, tomaron este aspecto como clave en la investigación. Lo hicieron al hallar en la casa de su madre, Rosario Porto, en Montouto (Teo) el mismo cordel. Por ello, acudieron a la ferretería O Cravo, muy cerca del lugar donde dejaron a Asunta.

Los vecinos de Teo aún recuerdan esos frenéticos días. Fotografías de la pequeña y flores recuerdan en el lugar donde se encontró su cadáver, el atroz asesinato que conmocionó no solo a Galicia, sino al resto del país.

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