Vendimia en la bodega Gargaloa (propiedad de Roberto Verino)

Vendimia en la bodega Gargaloa (propiedad de Roberto Verino)Europa Press

Viticultores gallegos avisan de que el único culpable de los aranceles no es Trump: «Es la respuesta a la UE»

A su juicio, «no es un capricho presidencial de Donald Trump, sino una clara y diseñada estrategia de las élites políticas de los Estados Unidos»

La asociación de viticultura ha concluido que el problema de los aranceles al vino europeo no es únicamente responsabilidad del presidente estadounidense, Donald Trump. «Los culpables están a ambos lados del Atlántico», han señalado.

En este escenario, constata que el vino gallego «afronta un nuevo obstáculo en su exportación a Estados Unidos» y avisa de que la medida «puede provocar la expulsión» del mercado estadounidense.

A su juicio, «no es un capricho presidencial de Donald Trump, sino una clara y diseñada estrategia de las élites políticas de los Estados Unidos».

En este sentido, considera que la decisión «viene motivada por la respuesta de la Unión Europea a un conflicto comercial previo», ya que Bruselas «optó por defender el whisky europeo, promoviendo un incremento de los aranceles del whisky estadounidense».

«En respuesta, Washington se decantó por castigar uno de los productos estrella de la exportación europea: el vino», lamenta la asociación.

Así, considera que «este intercambio de golpes entre bloques comerciales no solo afecta a grandes potencias vitivinícolas como Francia o Italia, sino que impacta directamente en las bodegas gallegas, que en los últimos años lograron abrirse paso en Estados Unidos gracias a la diferenciación y calidad de los vinos».

La imposición de nuevos aranceles supondrá un aumento de precios «enorme» del consumidor final y reducirá la competitividad frente a vinos locales, alerta.

El sector gallego, incide, «no puede ser moneda de cambio para la lucha comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea». Por eso pide como «fundamental» que la UE «negocie una solución equilibrada que no perjudique al vino». «De no hacerlo, muchas bodegas gallegas tendrán serios problemas para vender sus vinos, al desaparecer una fuente de ventas tan importante», concluye.

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