Así fue la primera Cabalgata de Reyes de Córdoba hace 100 años
La idea fue del párroco de San Francisco para regalar juguetes a los niños de la escuela del Ave María
Poco podía imaginar el párroco de San Francisco, don Carlos Romero, que aquella idea que tuvo para que los niños de las escuelas del Ave María tuviera juguetes iba a dimensionarse hasta llegar a paralizar la ciudad y a generar debates sobre si se debe adelantar o no si hay amenaza de lluvia.
Este sacerdote desarrolló una importante labor social en su barrio, sobre todo entre los más necesitados. Consideró que una buena formación era la mejor garantía para un buen futuro y por eso creó unas escuelas en lo que fue el claustro del convento de San Francisco. A aquellos niños, además, los instruyó en la música y formó con ellos una banda de música que se convirtió en imprescindible en muchos actos que se celebraban en la época.
La idea de don Carlos Romero era muy simple: que cada uno de los 300 niños que asistían a su escuela católica tuvieran un juguete. Se hicieron octavillas en las que ponía: «No queremos dinero, sino un juguete». La reacción fue de tal volumen que este sacerdote no sólo vio sobrepasado con creces el número de juguetes que pedía, sino que, además, se encontró con una cantidad de dinero en metálico y con el respaldo de las autoridades para organizar con mayor holgura aquello que tenía previsto.
Lo que estaba ideado como un acto para el barrio de San Francisco creció antes de su celebración y se convirtió en un acontecimiento para la ciudad. Así se dispuso un cortejo muy superior al imaginado en un principio que, además, amplió su recorrido hasta llegar a algunas calles del centro.
Una excelente acogida
El rotativo La Voz informó puntualmente tanto de los preparativos como del desarrollo de la primera Cabalgata de Reyes Magos que recorrió la ciudad. Esto hizo que la expectación fuese máxima y que las calles de Córdoba tuviesen una alta animación esa tarde, dispuestos todos a vivir algo desconocido hasta entonces. Como ejemplo, este diario recogió que «el aspecto de la calle de la Feria nos recordaba los días de grandes solemnidades: Viernes Santo, Corpus Christi, etcétera. Los balcones lucían colgaduras y luces de todas clases, destacándose vistosos mantones de Manila. Los balcones de la casa municipal también estaban exornados».
El cortejo
Los preparativos se llevaron a cabo en una de las dependencias del barrio más capaces para tal cometido, como era la Posada del Potro. De allí partió el cortejo aquel 5 de enero de 1925 y allí se hizo la única foto que se conserva y que publicó al día siguiente La Voz.
Abrían la comitiva los batidores a caballo de la Guardia Municipal, seguidos de la banda de trompetas del cuarto regimiento de artillería pesada. Tras la música, el heraldo, con la estrella de Oriente y los escudos de España y de Córdoba. Los niños de las escuelas del Ave María también formaban parte con ramas de olivo en las manos “simbolizando el bosque por donde los Reyes iban abriéndose paso hasta llegar al Portal de Belén.
El plato fuerte del cortejo eran los tres Reyes Magos a caballo, que iban acompañados de sus correspondientes pajes con antorchas. Melchor, Emiliano Costi Jordano; Gaspar, Francisco Diéguez Santos, y Baltasar, Antonio Diéguez Santos. Tras ellos, carreta tirada por dos bueyes que portaba los regalos para los niños y, cerrando la comitiva, la banda de música del Ave María.
El recorrido
Recoge la prensa que era tal la multitud que «circuló con grandes dificultades» por las calles fijadas para el recorrido. De la plaza del Potro siguieron por Romero Barros y la calle de la Feria. Allí, la ermita de la Aurora tenía las puertas abiertas, con un altar con un Niño Jesús rodeado de niñas vestidas de angelitos.
El cortejo subió hasta Claudio Marcelo y siguió por María Cristina y Alfonso XIII para pasar ante el Ayuntamiento. De nuevo pasaron por la calle de Feria y siguieron por Maese Luis y la calle Armas, donde se encontraban las dependencias de la escuela del Ave María.
Allí se colocó un estrado desde donde se procedió a la entraba de los juguetes para los pequeños, consistentes fundamentalmente en caballos de cartón, carros, pelotas, bufandas, gorras y coches, como recoge la prensa. El acto duró hasta las diez de la noche y seguidamente lo celebraron los organizadores «con vino y habanos».
Un buen resultado
Este diario reconoce en su crónica que «es el primer acto de esta índole que en Córdoba se verifica, pero puede decirse que todo el pueblo ha contribuido a su esplendor, mereciendo un sincero aplauso sus organizadores, principalmente don Carlos Romero Berral, el maestro don Antonio Serrano y las damas del centro».
La semilla ya estaba sembrada. La iniciativa puesta en marcha por don Carlos Romero se multiplicó al año siguiente, ya que el recorrido de los Reyes Magos se multiplico. No sólo repartieron juguetes a los alumnos del Ave María, sino que también lo hicieron en la Casa de Expósitos (actual Palacio de Congresos) y en el Hospicio (actual Diputación Provincial). La implicación de las instituciones fue fundamental para respaldar una idea que a lo largo de 100 años no ha hecho más que crecer.