La última trinchera del fútbol puro: Cuando animar al equipo de tu pueblo es lo mejor del mundo

En un rincón olvidado del mapa futbolístico, lejos de los focos y los contratos millonarios, el fútbol sigue siendo lo que fue en sus orígenes: pasión, sacrificio y amor por el juego. La tercera provincial de Córdoba es una de esas categorías donde la esencia del balompié permanece intacta, sin la distorsión de los grandes intereses. Y en ese contexto, el reciente duelo entre el Sporting La Carlota y el Guadalcázar fue un recordatorio de por qué este deporte sigue siendo el más hermoso del mundo.

El encuentro, disputado en el modesto campo del Sporting La Carlota, no tuvo VAR, no hubo repeticiones televisivas ni debates encendidos en tertulias deportivas. No hizo falta. Lo que sí hubo fue entrega, disputas al límite y una grada donde las camisetas del equipo local se mezclaban con los saludos entre vecinos y las voces de los más veteranos, que han visto pasar generaciones enteras.

Las imágenes que han circulado en redes sociales, como las compartidas por la cuenta @GradaBpro y grabadas por el tuitero Íker Cordobés reflejan un partido que no será portada en los medios, pero que representa la base sobre la que se construye el fútbol. Un partido donde los jugadores corren con la única recompensa de la satisfacción personal y el orgullo de su pueblo.

La tercera provincial de Córdoba es una de esas categorías donde las camisetas se lavan en casa, donde los entrenadores son amigos de la infancia de sus dirigidos y donde el árbitro, muchas veces, se cambia en una habitación que también sirve de almacén. En este nivel del fútbol, las primas no se pagan en millones, sino en rondas de cerveza después del partido. Y quizá, ahí está su mayor tesoro.

Porque, al final, cuando el negocio ha devorado casi todo, cuando el fútbol profesional se aleja cada vez más de la gente, la esencia sigue resistiendo en lugares como este. En un Sporting La Carlota vs. Guadalcázar de la Tercera Provincial. Ahí donde el fútbol sigue siendo puro.