Los modelos
«Aquello que se diseñó a comienzos de los noventa para dejar en paz los jardines de la Victoria y de Vallellano parece que ya no funciona de la misma manera»
Este año se ha puesto de moda hablar de los modelos: del modelo de Cruces de Mayo, del modelo de Patios y del modelo de la Feria. Todo tiene que tener un modelo, que a fin de cuentas no es más que una foto fija, una fosilización o un ordeno y mando de cómo tiene que comportarse todo el mundo. A elegir.
Es verdad, y soy el primero en reconocerlo, que en las distintas fiestas que en Córdoba se encadenan durante el mes de mayo hay comportamientos más que deplorables y masificaciones que son corrosivas que destruyen todo lo que tocan. Esto es así.
En unos días se tiene que convocar la comisión anunciada por el alcalde para estudiar un nuevo modelo para las Cruces para evitar los espectáculos que se repiten en no más de seis o siete recintos pero cuyas fotos y vídeos son las que más circulan por las redes sociales en detrimento de la buena imagen que debe tener toda celebración festiva.
En Córdoba está más que descartada la solución que adoptó Granada hace dos décadas porque nadie se atreve. Lo que se buscará será una aplicación similar a la de los vallados como el que desde hace unos años se lleva a cabo en la cuesta del Bailío y que hace que allí no se genere cada tarde y cada noche una masificación animada por ingentes cantidades de alcohol. Esto, con ser efectivo, hace que la masa humana se expanda por las inmediaciones, donde la Policía Local hace lo que puede.
En los Patios, que como se sabe son recintos privados de escasas dimensiones con una alta demanda de visitas durante los días del concurso, se adoptó hace unos años la solución de los controladores, que son quienes en la puerta dosifican el paso de visitantes para que el patio propiamente dicho no sufra los daños de las aglomeraciones.
La llegada de los controladores fue un alivio para los propietarios y cuidadores de los patios. Los autobuses llegados de los puntos más dispares descargan a decenas y decenas de visitantes que van en busca de los patios cuyas fotos ya han visto en internet.
Pero estos turistas desconocen de los patios lo que los cordobeses conocieron hasta hace unas décadas, con variedades florales desgraciadamente desaparecidas, con elementos decorativos que, aunque antiguos o no, siempre han sido impropios de estos recintos.
Por último, la Feria de Nuestra Señora de la Salud también clama por un cambio de modelo. Aquello que se diseñó a comienzos de los noventa del pasado siglo para dejar en paz los jardines de la Victoria y de Vallellano parece que ya no funciona de la misma manera. El envejecimiento del recinto, el descenso en el número de casetas, la gestión de las mismas, su decoración, los requisitos impuestos y los costes de montaje, entre otros factores, han derivado el modelo hacia algo de lo que huyen los de mediana edad en adelante en cuanto el sol empieza a declinar Guadalquivir abajo.
A la vista de esto también merece un cambio de modelo la Feria, aunque hay que pensar en la mayoría y en el bien común, algo complicado cuando se trata de contentar a tantos y tan diversos, y cuando hay intereses de por medio. Mientras esto llega, sólo queda disfrutar de la Feria, que este año va a ser fresquita, eh.