editorialLa Voz de Córdoba

La caridad es amor

Actualizada 05:00

Cualquiera que atienda y mire con buena voluntad los resultados que un año más Cáritas de Córdoba ha presentado en estos días, comprobará que la ayuda prestada a los necesitados no es meramente asistencial, sino que su compromiso va más allá: incluye la reinserción laboral, las ayudas a la escolarización o la educación, la formación en general y sobre todo la recuperación de la dignidad de aquellas personas que están en situación vulnerable o directamente en la pobreza.

Esto es así porque lo que hace Cáritas no es solo ayudar, sino compartir un mensaje que transformó la Historia y a los hombres, que es trascendente y que por supuesto tiene absoluta vigencia en la actualidad.

Conviene recordar esto porque le otorga una dimensión que en algunos casos los propios cristianos olvidan, cuando son víctimas de la batalla del lenguaje que se está dando en todos los niveles y que es un arma más para imponer una sociedad vacía de sentido pero disfrazada de hermosos conceptos. En esa batalla se critica a la caridad y se le enfrenta al concepto de solidaridad - como antesala de la manida justicia social- con una argumentación simple: la caridad se ejerce de arriba a abajo, «humillando» a quien la recibe, y la solidaridad es horizontal, empática e igualitaria. Pero en realidad no es sino una argucia más del humo igualitarista que todo lo contamina y que huye de cualquier sentido trascendente o religioso que pueda despojarle de su fin totalitario. El igualitarismo es una doctrina política que no soporta la libertad porque es precisamente la libertad la que nos hace diferentes y diversos.

La caridad no se ejerce en vertical: en vertical se impone la igualdad desde el Estado y los gobiernos y con dispares e injustos (esos sí) resultados. La caridad nace desde dentro del corazón humano y de su dignidad y sobre todo de su libertad. Ambos, atributos que para los cristianos son regalados por Dios. La caridad consiste, precisamente, en compartir lo que nos ha sido regalado, y ese es el amor fraterno que se conmemora en el Corpus Christi, por mucho que les pese a los que en nombre de la justicia social lo que buscan es una sociedad victimizada y obediente.

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