Entrevista Ramen, brownies y tarta de queso: los trucos de Belén Otero para sacar más partido a la olla rápida
En su nuevo libro, la bloguera de Cocina para dos recoge 80 recetas en el que este instrumento de cocina es el gran aliado
Belén Otero lleva trece años detrás del blog Cocina para dos. Lo que empezó como una forma de reconducir unas recetas familiares de su abuela difíciles de entender cuando se independizó se ha convertido en su forma de vida. Escuchaba expresiones como «un puñado», «una pizquita» o «la harina que te pida» sin saber realmente a qué se refería. El tiempo y el ensayo-error tan mítico como sincero hicieron que dejase de sentirse perdida con las recetas de su abuela y comenzase a experimentar en la cocina.
Siguiendo la línea de su primer libro, Cocinar para dos. Recetas para compartir, en su segunda aventura editorial se pasa al mundo de las ollas rápidas para demostrar que la variedad es amplísima. «La mayoría de las recetas para realizar en la olla rápida son `viejunas´, muy contundentes y algo desactualizadas». Belén recoge 80 recetas modernas y en tendencia que se hacen en la mitad de tiempo y con mucho sabor.
–Ha estudiado derecho y no cocina, ¿cómo acabó, entonces, entre fogones?
–En su momento, estudié Derecho y empecé a trabajar en banca nada más terminar la carrera. Con la crisis financiera de 2007, necesité refugiarme del `tema trabajo´ por todos los impagados que había, la subida de la morosidad en España, el paro… Empezaba a tener muchos conflictos en la oficina y, cuando llegaba a casa para olvidarme de todo, me encerraba a cocinar.
Al final, quieras que no, cuando estás cocinando te tienes que concentrar, porque, si no, te puedes cortar, quemar, hacer daño… Estando en la cocina, se me olvidaban todos los problemas. Además, era muy agradecido. La gente me decía: `Ay, pásame esta receta´. Siempre he cocinado por supervivencia, pero, independientemente de esto, en el momento en el que comienza la crisis, empiezo a cocinar para evadirme y creo el blog de recetas.
En casa éramos dos, mi ahora marido y yo. Hubo un momento en que hice el flan de calabacín que mis padres hacían para seis en casa, pero a él no le gusto. Estuve comiendo y cenando flan de calabacín unos cuatro o cinco días y dije: `Nunca más. Voy a adaptar las recetas a menos raciones´. Así surgió el blog Cocina para dos, que empezó a tener cada vez más éxito y luego se trasladó al canal de YouTube.
–De hecho, ha creado una comunidad bastante grande. ¿Le dan ideas, preguntan dudas…?
–Más que dar consejos, los piden. Además, voy viendo qué tipo de recetas van encajando más y tienen más éxito. Luego siempre hay que pelearse con los algoritmos de cada una de las redes, que son cada vez más complicados. Hay veces que subo un vídeo que pienso que va a interesar, con mucho trabajo por detrás, y apenas llega a las 2.000 visualizaciones. Depende mucho del algoritmo.
–De su éxito como bloguera, nació el libro Cocina para dos, ¿cómo surge la idea para Sácale partido a tu olla rápida?
–Soy muy usuaria de la olla rápida. Eso sí, tardé cuatro años en utilizarla. Me la regalaron en 2004 y hasta el año 2008 que mi marido me sugirió hacer los calamares en su tinta como los hacía su madre, no la saqué. Llamé a mi suegra y me dijo que se hacía rapidísimo. Pero, antes, claro, tenía que leerme las instrucciones. Me daba hasta pereza leerlas, pero terminé haciéndolos y quedaron muy bien.
Empecé a hacer más recetas y me di cuenta de que había muy pocas opciones. Las que te incluyen con las propias ollas son las típicas de fabada o de cocido que ni siquiera están bien explicadas. Aparecen los tiempos de cocción y poco más.
Hace poco, vi que un blog que seguía sacaba un libro y lo compré, pero me decepcionó mucho porque seguía las típicas recetas de patatas a la importancia, bacalao ajoarriero, marmitako… No estaba actualizado. La cocina cambia cada vez más. La gente quiere recetas saludables, sanas, menos complicadas, fáciles de hacer y de comer. Los guisos de la abuela están muy bien para los domingos, pero cuando se tiene tiempo.
–De hecho, en el libro incluye desde poke bowls a croquetas.
–Claro está adaptado a los tiempos actuales. Se necesita un libro en el que se expliquen muy bien los tiempos de cocción por ingredientes, en el que detallen que el brócoli se hace en tres minutos o por qué la olla marca una horquilla entre cuatro y seis.
He realizado todas esas pruebas para evitar que el resto tenga que estar experimentando y sea mucho más fácil. Además de proporcionar también una serie de platos típicos de mi abuela en la olla rápida, pero modernizados, porque creo que era necesario.
Estuve muchos meses probando recetas en tres ollas distintas para que no se adaptase a una marca concreta. Así surgió el libro. Conocí a la editorial Oberon, del Grupo Anaya, y no me pude negar porque era jugar en primera división. Al fin y al cabo, en el blog los platos de este tipo eran los que más visitas recibían en el canal de YouTube y no existía ninguna guía parecida en el mercado.
–¿Cómo ha elegido las 80 recetas que recopila en el libro?
–Quería que hubiera de todo, es decir, demostrar a la gente que se puede, que la olla rápida vale para mucho más que para cocinar legumbres, platos de cuchara o caldos. Se pueden hacer hasta postres. Las 80 recetas surgen de probar y de querer aunar platos tradicionales y modernos. Por ejemplo, me encanta la cocina japonesa, con lo cual en todos mis libros siempre hay un guiño a Japón. Por eso está, entre otras, la receta de ramen, que ahora es una de las comidas favoritas de mi hijo.
–Existe la creencia de que la olla rápida se reduce a la cocina tradicional española, pero en realidad ofrece más variedad, ¿no?
–Casi todo se puede hacer en la olla rápida. Además, quería incluir también recetas en las que utilizases alimentos o ingredientes previamente cocinados, el típico que puedes tener en la nevera de hace varios días y aprovechas para no tirar.
Por ejemplo, el salmorejo no lo preparas con la olla rápida en sí porque es una crema fría, pero está hecho con quinoa en lugar de pan, para que sea sin gluten y su preparación sí que la incluyo. Lo mismo con la ensalada de garbanzos. Creo que la gente no es consciente de lo rápido que se pueden hacer los garbanzos en nueve minutos. ¿Para qué te vas a comprar un bote si lo puedes hacer tú en casa?
–Ya no hay excusas.
–No, de hecho lo dice Sacha Hormaechea en el prólogo: «Los que se quejan de que no tienen tiempo ya no tienen excusa».
–En el libro también hace referencia a que la cocina es prueba-error. ¿Qué consejo le daría a alguien que no ha entrado en ella más que para vaciar la despensa?
–Les diría que entren, que lo intenten y que lo hagan varias veces. Que le den varias oportunidades. Además, es lo más agradecido que hay. Luego la gente cuando va a tu casa nunca te va a decir: `Oye, qué limpios has dejado los cristales` o `qué bien has hecho la cama´. Pero sí que te dicen `qué rica está la comida. Esta cena me gusta. Tienes que volver a repetir esta receta´; con lo cual, engancha. Y parece que cada vez hay menos tiempo para dedicárselo a la cocina, pero es que no se necesita mucha complicación. En poco tiempo puedes tener un resultado maravilloso.
–Con dos libros bajo el brazo, ¿hay proyecto de un tercero?
–Si me lo proponen, posiblemente diría que sí, porque en eso soy muy tirada para adelante.
–¿Qué le gustaría?
–Seguir investigando por aquí porque veo que con la olla rápida, poca gente se atreve. Hay muy poco en el mercado y todo lo que hay es bastante antiguo. Quiero modernizar el concepto que la gente tiene. Es cuestión de ponerse a pensar y a probar. Ideas no faltan y ganas tampoco.