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Imagen de la película Tarzán de 1999

Imagen de la película Tarzán de 1999

El síndrome de Tarzán o el fenómeno tóxico de saltar de una relación amorosa a otra

Quienes lo padecen suelen tener miedo a la soledad y, por ello, la sola idea de no tener pareja les resulta tan angustiosa que prefieren buscar a otra persona que les sirva como refugio emocional

En la famosa historia escrita por Edgar Rice Burroughs del huérfano criado por gorilas en la jungla, Tarzán vive como uno más de la manada hasta que es encontrado por una expedición inglesa que se adentra en la naturaleza keniata, que en 1911 era un protectorado de la corona. Es entonces cuando conoce a Jane Porter, la joven que le enseñará el mundo al que realmente pertenece y a la que acabará pidiendo matrimonio.

Aunque su historia de amor solo acaba bien en la película que años después estrenaría Walt Disney, no es de ella de la que toma el nombre el síndrome de Tarzán, sino de la capacidad de este hombre-simio de saltar entre los árboles y lanzarse por la selva enlazando una liana con la siguiente.

Así, este fenómeno se usa para describir a aquellas personas que saltan de una relación amorosa a otra, sin llegar a finalizar del todo la anterior, como el rey de los monos no se descuelga de una liana sin haber agarrado ya la siguiente enredadera. Esta imagen simboliza el miedo a quedarse en un momento de vacío emocional.

En busca de un refugio emocional

Quienes lo padecen suelen tener miedo a la soledad y, por ello, la sola idea de no tener pareja les resulta tan angustiosa que prefieren buscar a otra persona antes que terminar de cerrar por completo el anterior capítulo del libro de su historial amoroso. La siguiente pareja se suele convertir en estos casos en una vía de escape para lidiar con las heridas y las emociones pendientes.

Este comportamiento puede generar varios problemas tanto para la persona que lo experimenta como para sus parejas. Al no tomarse el tiempo necesario para reflexionar y sanar tras una ruptura, las probabilidades de repetir patrones tóxicos o cometer los mismos errores aumentan considerablemente. Las relaciones que comienzan como un refugio emocional suelen ser superficiales, carentes de una base sólida, ya que se construyen desde la necesidad y no desde el deseo genuino de compartir una vida juntos.

Duelos no resueltos

Las consecuencias de este síndrome también impactan a nivel personal, no solo al que lo vive, sino también a los otros miembros de la pareja. La acumulación de duelos no resueltos hace que la mochila emocional cada vez sea más pesada. La incapacidad de enfrentar la soledad provoca inestabilidad emocional, ansiedad y baja autoestima, ya que el bienestar de estas personas está íntimamente ligado a tener una pareja.

Superar el síndrome de Tarzán implica un trabajo profundo de autoconocimiento y fortalecimiento emocional. El primer paso es aceptar la soledad como una etapa para conectar consigo mismo y descubrir las propias necesidades. Es crucial trabajar en la autoestima, comprendiendo que una relación sana surge de dos personas completas que eligen acompañarse, no de alguien que busca ser «rescatado» del vacío emocional.

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