Fundado en 1910
Un niño estudia y hace los deberes en casa con la ayuda de su madre

Un niño estudia y hace los deberes en casa con la ayuda de su madreEuropa Press

Por qué es importante enseñar a los niños a tolerar la frustración

El equilibrio entre las emociones intensas son clave para mantener el interés en las tareas educativas

La neurociencia ha desvelado ciertas incógnitas en la gran ecuación de la educación de los hijos. Ahora, se sabe cómo funciona su cerebro y la manera en que este procesa la información. Así, los hallazgos apuntan que el órgano de un niño no tiene desarrollados los mecanismos necesarios para hacer frente a situaciones que generan determinadas emociones, como la rabia, la tristeza o la frustración.

Esta rama que estudia el sistema nervioso también ha explicado cómo las emociones intensas pueden hacer aumentar los niveles de atención y enfoque. Siempre que se use de manera adecuada, la frustración puede actuar como un catalizador para la motivación, recuerda Anna Forés, profesora de la facultad de Educación de la Universidad de Barcelona, en The Conversation.

Así, el equilibrio entre las emociones intensas son clave para mantener el interés en las tareas educativas. «Enseñar habilidades emocionales a estudiantes puede ayudarles a manejar mejor la frustración, promoviendo un entorno educativo más equilibrado, seguro y efectivo», explica la profesora.

Disposición al aprendizaje

La frustración ha sido asociada con cambios en los mecanismos de reforzamiento del cerebro, en concreto en los niveles de dopamina. Esto provoca, según argumenta Forés, que cuando no se cumplen las expectativas ante determinado evento, se produce una disminución del refuerzo positivo. Si no es gestionado de manera adecuada, puede desmotivar a un estudiante.

Por otro lado, esta emoción también activa áreas cerebrales vinculadas al miedo, lo que puede provocar que en el futuro se eviten tareas asociadas con experiencias frustrantes pasadas. Al final, todo ello puede afectar negativamente a la disposición al aprendizaje. Por el lado contrario, comenta la profesora, «si los estudiantes confían en sus capacidades es más fácil que puedan hacer frente a la frustración».

Las dificultades en la vida

Aprender a manejar esta emoción ayuda también a desarrollar habilidades cognitivas como la resolución de problemas y el pensamiento crítico. «Nos ayuda a tomar buenas decisiones y planificar ajustando expectativas», añade la profesora. Por ello, insta a que en entornos educativos se diseñen actividades con niveles moderados de dificultad que supongan un reto y permitan a los estudiantes desarrollar tolerancia a la frustración.

«Las dificultades en la vida siempre estarán presentes, pero si han aprendido que son capaces de superar pequeños desafíos más adelante podrán enfrentarse a mayores retos», concluye Forés. En su opinión, la frustración es una emoción inevitable en el proceso de aprendizaje, que puede convertirse en una herramienta poderosa para el desarrollo personal y académico.

comentarios
tracking