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Pablo Pineda es embajador de la fundación Adecco

Pablo Pineda es embajador de la fundación AdeccoAdecco

Entrevista con el maestro y actor

Pablo Pineda, profesor y actor: «Las personas con síndrome de Down no somos angelitos»

El actor y conferenciante recuerda que la Trisomía 21 no es una enfermedad, y que «la mejor manera de disfrutar a un niño con síndrome Down… es tenerlo»

Tiene dos carreras -Magisterio en Educación Especial y Psicopedagogía-, ganó la Concha de Plata al actor revelación en el Festival de San Sebastián, y se gana la vida como embajador de la fundación Adecco, dando charlas y conferencias motivacionales en toda España. A sus 51 años, Pablo Pineda es todo un ejemplo de entusiasmo, alegría y naturalidad, un verdadero coleccionista de amigos, y un referente de superación en el ámbito de la discapacidad.

Sin pelos en la lengua, Pineda protagoniza en el último episodio de El Efecto Avestruz, el programa de entrevistas con expertos que la ACdP emite en su canal de YouTube, y denuncia la «hipocresía total» de una sociedad que reclama inclusión para las personas con síndrome de Down, mientras aborta al 83 % de los niños que son diagnosticados antes de nacer.

–El síndrome de Down, ¿es una enfermedad?

–No. A veces las palabras confunden. Se llama Síndrome de Down, pero el problema es la connotación que le damos a las palabras, y la palabra síndrome hace que la gente lo asocie a una enfermedad, cuando no lo es. Down lo llamó síndrome porque era un conjunto, no de síntomas, sino de características que conformaban un cuerpo común, pero las personas empiezan a connotar que es una enfermedad, cuando en realidad solo es una alteración cromosómica, la Trisomía 21. Sí, es verdad que es un síndrome, pero un síndrome alegre –ríe–.

–¿Así que es verdad que las personas con síndrome de Down son más positivas?

–¡Sí! Porque valoramos más lo que tenemos. Cuanta más adversidad has pasado, cuantos más obstáculos te ponen, más valoras lo que tienes. Cuando te lo dan todo hecho, malo. Y eso, las personas con síndrome de Down, lo sabemos hacer muy bien. Somos personas optimistas por naturaleza: no somos «angelitos», pero nos gusta ver la parte mejor de las cosas, e incluso valoramos nuestros propios defectos y nos reímos de ellos.

–De eso, usted va sobrado…

–Yo soy un cachondo. Porque el sentido del humor es algo fundamental en la vida. La vida sería de otra forma si la gente tuviera más sentido del humor. A la gente le hace falta ese optimismo, esa espontaneidad, ese sentido del humor, ese carácter vitalista que tenemos las personas con Down.

–¿La sociedad les sigue tratando como a niños?

–Para mí, eso ya ha desaparecido. Yo ahora soy Pablo Pineda el actor, Pablo Pineda el que sale en la tele… Pablo el famoso. Pero al principio, cuando no era nada que eso, la gente me llegaba y me decía: «Ay, el niño», «ay, qué mono», o gente que me quería cruzar al otro lado de la acera.

–¿Y cómo reaccionaba?

–Pues no es fácil, porque, ¿cómo demuestro yo que puedo hacer las cosas solo, sin ser borde? Es complicado reaccionar, por ejemplo, cuando una señora te coge del brazo para ayudarte a caminar, sin ser maleducado. No le voy a soltar un «¡váyase!». Hay que tener un poco de mano izquierda con la gente. O cuando le decían a mis padres, «¿pero el niño va a tomar cerveza?» Y yo tenía que decir «a ver, que tengo 20 años…» En esos casos, verles la cara es lo más gracioso del mundo.

–¿Las personas con Trisomía 21 viven sus limitaciones como un sufrimiento?

–Para nada. Al contrario: yo sé que las tengo, sé que están ahí. Así que tengo que ir hacia donde menos limitaciones tengo. Los Down tenemos dos caminos: o compadecernos y quedarnos sentados, o buscar otros caminos. Que es lo que yo he hecho. «A ver, ¿qué virtudes tengo? ¿Estas? Pues ahí voy». ¿Por qué trabajo en la fundación Adecco? Pues porque tengo unas virtudes, entre ellas la oratoria, y aquí estoy: dando conferencias y charlas. Se trata de buscar la parte positiva de tus cualidades, y aprovecharlas.

–Sin embargo, también tienen una gran sensibilidad, que les hace empatizar mucho más con el dolor de los demás…

–Los Down tenemos la capacidad de detectar el sufrimiento de las personas que tenemos cerca, a veces más que quienes no tienen Down, y somos totalmente capaces de cuidar de los demás. Cuando mi madre estaba en la recta final de su vida, quien la cuidaba era yo… [Pablo se emociona profundamente al recordarlo y el llanto aflora]

–No es necesario que hablemos de ello…

–Sí, no quiero hablar de eso. Sufrir, sufrimos todos, pero sí es verdad que nuestra sensibilidad nos hace tener una reacción distinta. No es que suframos más, sino que tenemos una hipersensibilidad que, cuando nos dan el palo, caemos más. Por eso también somos mucho más disfrutones de la vida, no tenemos ningún complejo, y normalmente somos personas espontáneas, que decimos lo que pensamos y lo que sentimos. Y eso nos ayuda a sacar lo que tenemos dentro, sea risa o llanto. Porque parece que no hay que llorar, y no es verdad. Yo lloro y llorar me sirve para resetear. Ya lo decía la canción de Elsa Baeza: tenemos que mirar las cosas buenas que tiene la vida. Y eso es lo que hacemos los Down.

–En España se aborta al 83 % de los niños con síndrome de Down. ¿Qué le parecen esas cifras?

–Una barbaridad. Y no voy al juicio moral. Si yo explico a cualquier persona que defiende el aborto, cómo ha sido mi vida, lo que he hecho y lo que no, tengo que decirle: ¿le vas a privar a ese niño de vivir todas esas cosas que va a vivir, como las he vivido yo? Y a las madres les digo: sois madres, y el aborto os va a privar de todo lo que os va a dar vuestro hijo. Ese niño te va a cambiar la vida para mejor, ¡ese es el tema! ¿Tú sabes la de experiencias magníficas que te vas a perder por abortar a un niño con Down? ¿De verdad te vas a privar de tener a un niño que es la alegría personificada? ¿De verdad vas a hacer que tu hijo no pueda tener la posibilidad de hacer todas las cosas que he hecho yo: tener dos carreras, ser actor, ganar un premio de cine…?

–¿Y qué le parece celebrar el Día del síndrome de Down, mientras se tienen estas cifras de abortos?

–Una hipocresía total. El día del síndrome de Down hay que celebrarlo todos los días… pero con el niño Down al lado. Que da tanta alegría y tantas cosas buenas, que te cambia la vida totalmente. Hay mucha gente, y también gente famosa, que han tenido hijos con discapacidad, o con síndrome de Down, y que te dicen cómo les ha cambiado la vida para mejor; porque te cambia la filosofía de vida y saca lo mejor de ti.

–¿Qué mensaje daría a la sociedad, que mantiene esta actitud tan esquizofrénica de celebrar la inclusión, pero sin dejarles nacer?

–Que hay que disfrutar de las personas con síndrome de Down. Y la mejor manera de disfrutarlos es tenerlos, es convivir con ellos, estar con ellos. Y nosotros se lo vamos a agradecer siempre. Porque los Down somos muy agradecidos.

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