La danza y las finanzas: las áreas fuera del fútbol donde triunfan los hijos de Butragueño

Emilio Butragueño pasó a la historia por formar parte de la conocida como la Quinta del Buitre. Una brillante generación de canteranos del Real Madrid que llevó el fútbol a otro nivel. Calificado en múltiples ocasiones como «un genio o un mito repleto de caballerosidad y honradez», ha llevado una vida personal discreta. Se casó con su pareja de toda la vida en 1991, Sonia González en la iglesia de La Asunción de Nuestra Señora, en Torrelodones, en una ceremonia a la que solo asistieron 30 personas. Con ella ha formado una familia alejada de los focos junto a sus tres hijos: Natalia, de 29 años; Emilio, de 28, y Raquel, de 22.

La primogénita triunfa en el mundo de la danza clásica y forma parte de la Compañía Nacional de Danza en la actualidad. En una entrevista que les concedió, reconoce: «La vocación la he tenido desde que era pequeña. Empecé a bailar porque me encantaba, pero nunca me pensé en dedicarme a ello profesionalmente. Creo que en realidad la vocación me viene de mi familia materna. Mi madre hizo ballet hasta los 18 años y mi abuela también bailaba y cantaba».

Pero si hubo un momento en el que sus pies hicieron clic fue cuando cumplió los tres años. Por aquel entonces, Natalia vivía con su familia en México –Butragueño militaba en el Atlético Celaya– y, después de ver una compañera de guardería bailar, pidió a sus padres que la apuntaran ballet. Empezó un periplo por distintas escuelas de danza, aunque su verdadera oportunidad llegó cuando tenía 14 años.

Sus padres le aconsejaron irse un año a Inglaterra para aprender y mejorar su nivel de inglés, pero ella no quería abandonar su pasión. Consiguió, entonces, una beca en la prestigiosa escuela Tring Park School for Perfoming Acts, en la que han estudiado otros actores de la talla de Lily James –conocida por su interpretación de La Cenicienta. Aunque su intención era pasar únicamente un curso allí, en realidad, estuvo cinco. Gracias a los contactos que estableció en la capital londinense participó en producciones como El lago de los cisnes o Romeo y Julieta en el Royal Albert Hall. Poco después, consiguió firmar un contrato con el Royal Ballet de Flandes y el Ballet de la Ópera Nacional de Burdeos.

Curiosamente, el día que Natalia realizó el casting el Real Madrid ganó su décima Champions League. Y es que, teniendo a Emilio Butragueño como padre era evidente que su otra gran pasión sería el fútbol. Aunque ya no vive en España, siempre ve los partidos de su equipo, algo que la hace sentirse cerca de sus hermanos pequeños, Emilio y Raquel.

Ambos, al igual que Natalia, pasaron su infancia estudiando en el Colegio Pureza de María en el barrio de Retiro, donde vivieron durante décadas. Como su hermana mayor, disfrutan del fútbol y el peor castigo que le podían poner era no poder jugar al fútbol. En esta ocasión, sí quisieron seguir los pasos de su padre, pero no en el campo, sino con su faceta de licenciado en Económicas y Empresariales.

A Emilio Jr. le encantaban los números y las matemáticas y se decidió a especializarse en Administración y Dirección de Empresas en Universidad Pontificia de Comillas (ICADE). También pasó varios años en el extranjero, en la Northeastern University en Boston. Una vez terminados sus estudios, realizó prácticas en diferentes empresas como Crédit Andorrá o PJT Partners, empresa internacional con sede en Madrid en la que ahora trabaja como asociado de inversiones.

Raquel, la benjamina, por su parte, a día de hoy continua sus estudios en la IE University y, como su hermano, se está especializando en Administración y Dirección de empresas. En junio de 2022, comenzó a trabajar en MdF Family Partners, una empresa independiente de asesoramiento familiar y financiero a grandes patrimonios.