La Infanta Elena, obligada a pasar por quirófano

La buena suerte no sonríe a la Infanta Elena en estos primeros meses de 2024. Hace dos semanas sorprendía en la gala de la Asociación de la Prensa Deportiva de Madrid al aparecer con una bota ortopédica. Su pierna izquierda acaparó todas las miradas, por lo aparatoso del dispositivo que le protegía e inmovilizaba el pie y el tobillo tras sufrir un percance a caballo.

Nada grave, como así confesó la propia hija del Rey Juan Carlos a Vanitatis: «Tuve un esguince al bajar del caballo. El accidente fue de la manera más tonta. Al desmontar el caballo, me enganché el pie y tuve el esguince. Pero ya puedo apoyarlo».

Cercana y amable en el trato, como viene siendo habitual, ha aparecido entrega de los premios taurinos que organiza la peña Las Meninas, una asociación de 39 mujeres aficionadas a la tauromaquia, que preside la doctora Mari Ángeles Grajal.

Sin olvidar su bota ortopédica, la hermana de Felipe VI ha reaparecido con un conjunto de blazer en color caldera y pantalón fluido de cuadros en el mismo tono y verdes sobre fondo blanco. Aprovechó su vuelta a la esfera pública para confesar que también había tenido que afrontar otro problema de salud de forma reciente.

Tal y como ella misma ha confesado, ha tenido que ser operada de cataratas, una intervención tan solo de un ojo y sin ningún tipo de gravedad. «Los años pasan por todos», confesaba, haciendo referencia a los 60 años que cumplió el pasado 20 de diciembre. Ese mismo día, consiguió reunir a toda su familia en el restaurante Pabú, en el distrito de Chamartín. Hasta allí se desplazaron alrededor de las dos de la tarde sus hijos, Felipe y Victoria de Marichalar; su hermana, la Infanta Cristina, con los suyos, y Felipe VI acompañado de Doña Letizia.