Conflictos postsoviéticos
La guerra de Osetia del Sur, otro frente abierto en Georgia que enfrentó a tres etnias
En 1990, Osetia del Sur declaró la independencia y Georgia en respuesta suspendió su estatuto de autonomía, comenzando las hostilidades
La Guerra de Osetia del Sur fue otro conflicto que, como el de Abjasia, ensangrentó las regiones de Georgia. De nuevo nos encontramos con un conflicto étnico entre tres grandes grupos: georgianos, osetos y rusos. Ya el conflicto vino tras la revolución rusa y la toma de control de la URSS por parte de los bolcheviques y de Georgia por los mencheviques, tras la integración georgiana a la Unión Soviética se proclamó la República Socialista Soviética de Georgia que formó parte durante unos años de la República Socialista Soviética de Transcaucasia junto con Armenia y Azerbaiyán.
Lucha de etnias
Sin embargo, dentro de este territorio se fundó el Óblast Autónomo de Osetia del Sur, por lo que formaba parte de Georgia, pero tenía una amplia autonomía –como pasaría también con Nagorno Karabaj–. La situación se desarrolló así durante la era soviética hasta que en los años ochenta, con el desfile de nacionalidades de la época de Gorvachov, los osetos decidieron solicitar a Georgia la transformación de Óblast a República Autónoma y asegurarse, con base en la constitución soviética, el derecho de secesión al intuirse la inminente caída del imperio soviético. La respuesta de Tiflis fue sitiar la capital de Osetia del Sur.
La situación comenzó a tensarse mediante un renacimiento cultural y fuertes sentimientos antigeorgianos así como a un profundo sentimiento prorruso (algunos pedían la unión con Osetia del Norte en la Federación rusa) o prorrusos independentistas que buscaban la separación de su territorio y transformación en un Estado libre y soberano aunque bien dispuesto con Moscú.
El 20 de septiembre de 1990 Osetia del Sur declaró la independencia y boicoteó las elecciones georgianas, a lo que el 11 de diciembre, respondió Tiflis suspendiendo el estatuto de autonomía de Osetia del sur, comenzando las hostilidades y el movimiento de tropas, las luchas étnicas y las oleadas de refugiados fueron una constante durante los siguientes dos años de guerra.
En 1991, las tropas de Georgia tomaron la capital Osetia: Tsjinval, pero la lucha fue complicada, ya que la zona oriental de la capital cayó en manos de los georgianos y las regiones occidentales quedaron en manos de los osetios. En ese empate, ambas partes comenzaron a atacar colegios, hospitales y aldeas de las etnias contrarias a modo de venganza. En el mismo mes de enero y con la mediación de Rusia, las tropas de Georgia se replegaron a las montañas alrededor de la capital y se iniciaron conversaciones de paz que acabaron con el líder osetio Torez Kulumbegov detenido tras intentar negociar en Tiflis, su arresto duró de enero hasta diciembre de 1991.
Apoyo ruso a los osetos
Lo que más preocupaba a Georgia eran dos cosas: el agravamiento del conflicto con el frente de Abjasia, que obligaba a Tiflis a dividir recursos y el apoyo a los separatistas por parte de Rusia; de hecho, Boris Yeltsin (Presidente de Rusia) y Ruslan Khasbulatov (líder del Soviet Supremo de Rusia) estaban apoyando a los osetos lo que hizo que a lo largo de 1991 los georgianos fueran perdiendo terreno de forma constante frente al empuje de los milicianos separatistas osetos que con ayuda, formación, soldados y armamento ruso estaban desmontando la estrategia de Georgia en el terreno.
El cambio de tornas en este conflicto solo tenía esa explicación, ya que la tregua establecida en enero-marzo de 1991 había servido a Moscú para reforzar sus posiciones en la región separatista, de ahí que en los meses de abril y mayo el empuje oseto desmontase a los georgianos que pasaron a estar a la defensiva.
En este periodo Rusia jugaría a doble bando: negociar un acuerdo entre las partes en conflicto y ayudar a los rebeldes. Es más, la situación se haría insostenible y en 1992 los combates se hicieron mucho más duros, ya que Georgia había tomado la decisión de bloquear la región desconectándola de la red eléctrica, de comunicaciones y sometiéndola a un bloqueo económico y financiero que provocó que la crisis de refugiados y víctimas se hiciera más dura aún.
El objetivo georgiano era pacificar la situación, negociar y parar la gravísima crisis mientras que Rusia solo pretendía imponerse y ganar tiempo para consolidar un Estado de facto en la región
Mientras tanto, Rusia seguía presionando por lograr sus objetivos: Estados tapón en la frontera con Georgia, sobre todo con el gobierno del presidente Zviad Gamsakhurdia, un líder y primer presidente de la República Georgiana, disidente científico y abiertamente antirruso que fue sustituido por su gran enemigo: el ex Ministro de Asuntos Exteriores de la URSS, Edward Shevernadze.
Con esto el país evitaba una guerra directa con la Rusia de Yeltsin y buscaba consensos para ganar el tiempo suficiente para buscar posiciones pro georgianas entre la élite excomunista del país. Los combates cesaron con la firma del Acuerdo de Dagomis de 1992, se estructuraba unas fuerzas de paz rusas que velasen por la seguridad en la región. El objetivo georgiano era pacificar la situación, negociar y parar la gravísima crisis, mientras que Rusia sólo pretendía imponerse y ganar tiempo para consolidar un estado de facto en la región.
Fracaso del gobierno georgiano
Lo que logró Rusia fue aislar esa región y protegerla de cualquier intento de penetración georgiana y permitir la creación de instituciones nacionales en el territorio, instituciones que daban maniobrabilidad a la región y que eran incompatibles con el estado georgiano. El fracaso del gobierno georgiano acabaría desembocando en la transformación de la conflictividad armada a una conflictividad social en los años noventa, con el aumento de los secuestros, la delincuencia y la proliferación de violentas mafias y cárteles con ciertos apoyos estatales.
El fracaso del gobierno georgiano acabaría desembocando en la transformación de la conflictividad armada a una conflictividad social
Esto hizo que se dieran reuniones entre Shevernadze y el presidente de facto de Osetia del Sur, Lyudvig Chivirov, en 1996, 1997, 1998 y que permitió ir sorteando el duro bloqueo a la región separatista y estabilizar la situación.
Esta situación «controlada» de calma tensa acabó con la llegada del nacionalista Mijail Shaakasvili y sus intentos por restablecer la integridad territorial de Georgia, sus miradas a Occidente, la OTAN y la escalada de tensión que fue desembocando desde el año 2004 en la Guerra de 2008 entre Rusia y Georgia aunque eso ya lo veremos más adelante…