Cuando Lenin quiso destituir a Stalin por alguien «menos caprichoso»

El estado de salud del líder bolchevique empeoró a finales de 1920, lo que provocó que su participación en el Gobierno fuese cada vez más reducida. Durante el año siguiente se tomó algunas semanas de vacaciones intercaladas hasta que fue incapaz de realizar ninguna tarea. En 1922 sufriría su primer ataque cerebral que le obligaría a retirarse de la vida pública. En diciembre de ese mismo año sufrió un segundo ataque más grave que le paralizó definitivamente su lado derecho.

Consciente de que su final estaba cerca, el 25 de diciembre escribe un documento donde propuso varios cambios en la estructura de los órganos rectores soviéticos, con una posdata del 4 de enero de 1923. Aquellas notas pasarían a la historia como «el testamento de Lenin». El 9 de marzo de ese mismo año volvería a tener un tercer ataque que le privó del habla, y aunque vivió diez meses más, nunca volvió a trabajar por lo que la cuestión de su sucesión pasó a primer plano.

Tras celebrarse el X Congreso del Partido Comunista, la disciplina del partido se había endurecido y junto a ello una purga dentro del partido: al año siguiente condenó a 22 disidentes y expulsado a cinco dirigentes. Tras la destitución de varios líderes, en 1922 se anunció que Stalin había sido nombrado secretario general con Molotov y Kuibishev como secretarios. Cuando Lenin regresó a las actividades políticas después de su primer ataque le preocupó la posibilidad de un nuevo resurgir del dominio de la Gran Rusia dentro de la URSS e insistió en el derecho de las repúblicas socialistas como Ucrania y Georgia a separarse de la unión. A esta preocupación se le sumó la relevancia que estaba adquiriendo Stalin, sobre todo por su carácter altivo, lo que hizo que desconfiara de él: «El camarada Stalin, al haberse convertido en secretario general, tiene una autoridad ilimitada concentrada en sus manos y no estoy seguro de que siempre será capaz de utilizar esa autoridad con suficiente cuidado», expresó en el «Testamento».

Aquellos miedos se confirmaron tras la actuación abusiva de Stalin en Georgia sobre las minorías nacionales. Ante aquel comportamiento, Lenin consideraba que «el apuro de Stalin y su infatuación con la administración pura, junto a su rencor hacia el famoso ‘socialismo nacionalista’, tuvo una influencia fatal en este asunto. En la política, el rencor asume generalmente el papel más bajo», reflejó en sus notas. A su «testamento», Lenin añadió una posdata en la que se avivaba su desconfianza hacia Stalin y le calificaba de ser «demasiado brusco» y debía ser depuesto como secretario general por alguien «más tolerante, leal, cortés y más considerado con sus camaradas; menos caprichoso».

En las semanas siguientes la tensión entre el líder bolchevique y el secretario general aumentaron hasta tal punto que Lenin recurrió a Trotsky en busca de apoyo para la lucha que planeaba emprender contra Stalin. Para agravar la situación, Stalin había insultado a Kruspkaia (esposa del líder bolchevique) por lo que Lenin le escribió una carta rompiendo sus relaciones: «Te pido considerar si estas preparado para retirar lo que dijiste y pedir disculpas o si prefieres que se rompan las relaciones entre nosotros», concluía la carta.

Cuatro días después de dirigirle aquellas palabras, Lenin sufriría otro accidente cerebrovascular que acabaría con su carrara política. Su muerte tuvo lugar el 21 de enero de 1924. A pesar de que la desconfianza y el roce entre ambos era obvio, las maniobras de Stalin y sus partidarios previnieron que se leyera el «Testamento» en el XII Congreso del partido siendo desconocido por el público soviético por 40 años hasta que el documento fue incluido en una nueva edición de Las obras completas de Lenin en 1964.