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José Calvo Sotelo hablando en un mitin en el Frontón Urumea de San Sebastián (1935)

José Calvo Sotelo hablando en un mitin en el Frontón Urumea de San Sebastián (1935)

Dinastías y poder

Calvo-Sotelo y el asesinato que precipitó una guerra

Su muerte en julio de 1936 aceleró el inicio del levantamiento militar que condujo a la Guerra Civil

Su muerte en julio de 1936 aceleró el inicio del levantamiento militar que condujo a la Guerra Civil. José Calvo Sotelo era el líder de la oposición monárquica y el ministro que había contribuido a la dinamización económica de España durante la Dictadura de Primo de Rivera. De orígenes gallegos, de la zona de Tuy y Ribadeo, formó parte de una generación familiar activa en la vida pública llamada a dejar una larga estela en la historia de la política y la cultura nacional.

Su padre era juez, Pedro Calvo Camina, de un pueblo de Palencia, casado con Elisa Sotelo. El hijo primogénito, José, nació en 1893 en Tuy, el último pueblo de Galicia en la frontera con Portugal. Después llegaron Leopoldo, Joaquín, Luis y Pilar. Los destinos familiares hicieron que de niños tuviesen que cambiar frecuentemente de residencia, por lo que José Calvo Sotelo pasó parte de su infancia en La Coruña, donde nació su hermano menor Joaquín, dramaturgo y figura destacada de la escena cultural española del segundo tercio del siglo XX. Todavía queda un Instituto con su nombre.

José estudió Derecho en Zaragoza, se doctoró en Madrid y ganó plaza como Abogado del Estado. En esos años comenzó una carrera política que le llevó a integrarse en el maurismo, mostrándose muy crítico frente al caciquismo en sus discursos como diputado. Con la crisis de la Restauración y el inicio de la Dictadura, Calvo Sotelo asumió mayores responsabilidades políticas en el nuevo organigrama. Entre otras acciones, con él como director general de la Administración, se aprobó el Estatuto Municipal de 1924 que reconocía por primera vez en España, el voto a las mujeres, algo que no siempre se recuerda.

Los miembros del directorio civil de Primo de Rivera en diciembre de 1925

Los miembros del directorio civil de Primo de Rivera en diciembre de 1925

Como ministro de Economía entre 1925-1930, el país entró en una etapa de crecimiento, favorecida, en parte, por las políticas de desarrollo impulsadas desde su gabinete. Monárquico convencido, asumió la responsabilidad de mantenerse firme en sus ideales cuando se proclamó la II República. Se marchó al exilio y no pudo regresar hasta la amnistía de 1934. Fue una de las cabezas más visibles de Renovación Española, el partido alfonsino de la llamada «derecha radical» que desde su minoría parlamentaria combatió en las Cortes la evolución política de España y jefe del llamado «Bloque Nacional», la coalición electoral de alfonsinos y carlistas.

Calvo Sotelo no vio con buenos ojos lo que él y tantos otros, consideraron la «traición» de Gil Robles en 1933 al apostar por alinearse con los radicales de Lerroux. Y quizá por ello, las posibilidades de un Frente Contrarrevolucionario fuerte de cara a las elecciones de febrero de 1936 fueron mucho más precarias. Desde ese punto, la historia es bien conocida: la victoria del Frente Popular terminó por dinamitar el clima de violencia que se vivía en el país ante la inoperancia gubernamental de las fuerzas liberales.

Huelgas, manifestaciones, problemas en el campo y suspensión de las garantías constitucionales. Así estaban las cosas cuando en la madrugada del 13 de julio de 1936, militantes del PSOE, con el amparo de algunos miembros de las fuerzas de seguridad del Estado, le fueron a buscar a su casa madrileña de Velázquez y le mataron en el interior de la camioneta número 17 de la guardia de Asalto. Su asesinato, por mucho que algunos quisieran discutirlo, no tuvo la misma dimensión que la muerte, unas horas antes, del teniente José Castillo, instructor de una fuerza paramilitar de las MAOC.

El diario Ahora repartió su portada con dos fotografías, pero, en ningún caso, sus consecuencias fueron comparables (14 julio 1936). Cuando encontraron su cuerpo tirado en el cementerio de la Almudena, el Gobierno prohibió que la capilla ardiente se estableciese en su casa o en la Academia de Jurisprudencia, de la que era presidente. Su hermano Joaquín tuvo que pasar los primeros meses de la Guerra Civil refugiado en las embajadas de Turquía y Chile hasta que consiguió salir de España.

José Calvo Sotelo estaba casado desde 1918 con Enriqueta Grondona. De este matrimonio nacieron cuatro hijos, de los cuales sus descendientes han tenido relevancia en el ámbito cultural político, universitario o recientemente, más social. De la rama original de los Calvo-Sotelo desciende también Leopoldo Calvo-Sotelo y Bustelo, presidente del gobierno por la UCD en 1981. Es hijo del segundo de los hermanos de José. Leopoldo había sido vicepresidente con Adolfo Suárez y fue precisamente cuando se estaba debatiendo su investidura, cuando se produjo el fallido 23-F. Ocupó la jefatura de gobierno por poco tiempo, apenas hasta diciembre de 1982.

Quizá porque los suyos no le dejaron y muchos le hicieron «la cama». Es posible que con más tiempo en el cargo se le hubiese recordado como un buen presidente. Igual que posiblemente lo hubiese sido su tío José. Aunque jamás sabremos cuál fue la evolución ideológica de los dos protagonistas políticos de esta dinastía: las circunstancias de un tiempo y una época, en ambos casos, lo impidieron.

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