La Revolución comunista de Fidel Castro en la que el pueblo cubano tuvo que elegir entre «¡Patria o Muerte!»
La sumisión al partido comunista y la veneración a los líderes revolucionarios era la única religión
El 1 de enero de 1959, las tropas del Segundo Frente Nacional del Escambray comandadas por Eloy Gutiérrez entraron en La Habana. La revolución comunista de Fidel Castro había triunfado en Cuba, el régimen de Batista había sido derrotado. Pero uno nuevo liderado por Castro convirtió a Cuba en un país satélite de la URSS, donde la sumisión al partido comunista y la veneración a los líderes revolucionarios era la única religión. Los cubanos tendrían que elegir entre «¡Patria o Muerte!», una consigna promulgada por Castro en plena Guerra Fría y que desde entonces marca la vida diaria de país caribeño.
Manuel Urrutia fue nombrado presidente del nuevo estado revolucionario y Fidel ocupó el cargo de comandante en jefe de las fuerzas armadas, aunque en febrero fue nombrado primer ministro y concentró todos los poderes en su persona. El dictador implantó modelos económicos y sociales comunistas en toda la isla, pero antes se ocupó de silenciar a los opositores a la patria y ordenó ejecutar a más de 500 cargos del antiguo régimen.
Aunque este fue el inicio de más de seis décadas de comunismo en Cuba, el movimiento revolucionario había empezado unos años antes. En 1952, un golpe de Estado liderado por Fulgencio Batista desplazó al presidente electo Carlos Prío Socarrás, que lideraba un gobierno aperturista, con buenas relaciones con Estados Unidos.
La dictadura militar de Batista agudizó la brecha entre ricos y pobres, sembrando el descontento en la sociedad cubana. A este panorama se sumaron las ideas socialistas y comunistas que habían triunfado en varios países de América Latina. En Cuba, las voces disidentes se alzaron en varias protestas masivas lideradas por estudiantes, sindicatos y distintos partidos políticos.
Entre ellos estaban las de unos jóvenes revolucionarios de izquierdas que veían en la lucha armada una herramienta para acabar con Batista. Algunos de ellos crearon en el verano de 1953 el Movimiento 26 de Julio, una organización política y militar que tenía como principal objetivo combatir la dictadura y reivindicaban las ideas de José Martí.
En el verano de ese mismo año, los revolucionarios del Movimiento con Fidel a la cabeza intentaron tomar los cuarteles de Moncada, Santiago de Cuba, Bayamo, pero fracasaron y acabaron en la cárcel. Esto no frenó sus pretensiones, al contrario, las protestas aumentaron y el grupo fue ganando presencia en todas las ciudades del país.
Ante esta presión, Batista cedió y liberó a varios encarcelados, incluyendo a Castro a través de una amnistía general en 1955. Poco después Fidel Castro huyó a México desde donde trazó los cimientos de la revolución. En 1956 regresó a la isla a bordo del buque Granma, junto a 82 guerrilleros, entre ellos su hermano Raúl Castro y Ernesto «Che» Guevara, para luchar contra las tropas de Batista, que contaba con 800.000 soldados gubernamentales.
Los guerrilleros colocaron su base de operaciones en Sierra Maestra, donde en 1957 Castro firmó un manifiesto en el que aseguraba «celebrar elecciones generales para todos los cargos del Estado, las provincias y los municipios […], entregándole inmediatamente el poder al candidato que resulte electo» tras la victoria de la revolución. En 1958 el Movimiento 26 de Julio convocó una huelga general que dejó claras las intenciones y el apoyo social que tenían los revolucionarios, aunque fue fácilmente reprimida. Los combates continuaron, y la guerrilla emprendió un avance hacia el centro de la isla. Camilo Cienfuegos y Che Guevara marcharon con sus guerrilleros hacia Santa Clara, mientras los hermanos Castro se quedaron en la región oriental.
Ambos grupos sitiaron las principales ciudades del país a finales del año, y en diciembre de 1958 el Che y Camilo atacaron Santa Clara, ciudad clave para conseguir la victoria. Al final del mes los rebeldes cercaron La Habana y Batista huyó a Santo Domingo ante la inminente caída de la ciudad. El nuevo año comenzó con la histórica imagen de Fidel Castro recorriendo las calles de La Habana. Instauraron un nuevo régimen que lleva 64 años sosteniéndose sobre la premisa de «¡Patria o Muerte!» que todavía se puede leer en carteles colocados en plazas de la ciudad.