Nazis contra franquistas: los insólitos partidos de fútbol que enfrentaron a estos dos sistemas políticos
A lo largo de la historia hemos visto cómo los grandes acontecimientos siempre giraban en torno a guerras y enfrentamientos de índole política, pero la política también puede saltar al terreno de juego
¿Alguna vez alguien ha podido imaginar a nazis y franquistas juntos disputando un partido de fútbol? A lo largo de la historia hemos visto cómo los grandes acontecimientos siempre giraban en torno a guerras y enfrentamientos de índole política, pero la política también puede saltar al terreno de juego. Dos equipos en el campo de fútbol como si se tratara de dos sistemas políticos enfrentándose en el campo de batalla. Y no en una, sino en tres ocasiones.
En 1935 nos encontrábamos en pleno auge de una Alemania nazi, con un Estado autoritario y unipartidista, basado en el Principio del führer, al frente del cual estaba Adolf Hitler. Los nacionalsocialistas acaparaban todos los ámbitos políticos, sociales y culturales de una Alemania anticapitalista, antisemitista y nacionalista. En todas las ciudades alemanas se podía respirar un desbordado sentimiento nacionalista, que era el reflejo del deseo de Hitler de convertir Europa en un gran imperio alemán.
Mientras tanto España estaba sumida en una Segunda República, bandeada por una crisis económica y los nacionalismos catalanes. Esto, sumado al deterioro de las instituciones tras el intento de golpe de Estado del PSOE, hizo que creciera en las ciudades españolas también un sentimiento arraigado y nacionalista. Este era el panorama ante el cual se anunciaban estos partidos, no con títulos propagandísticos, sino con una Alemania con ganas de arrasarlo todo y una España con necesidades de grandeza.
La primera batalla tuvo lugar el 12 de mayo de 1935, en Colonia, Alemania, y la segunda, nueve meses después, en Montjuic, España. Fue más que un partido de fútbol, especialmente en el partido de Colonia. Banderas esvásticas y republicanas ondeando en lo más alto de los estadios, saludos nazis, el Tercer Reich frente a la Segunda República y la Segunda República frente al Tercer Reich.
Se pueden imaginar el ambiente caldeado que se respiraba en las calles de Colonia en el momento del partido, que incluso hacía que uno llegara a olvidarse del frío alemán. En cuanto ambos equipos saltaron al terreno de juego, ya se pudo intuir que más que un evento deportivo aquello se convertiría en una auténtica oda al nacionalismo alemán. Prueba de ello fueron las dos veces que sonó el Deutschland über alles, el himno alemán de la época. La primera vez fue incluso antes de que el equipo español se colocara en el centro del campo.
No habían puesto todavía el pie en el césped, cuando ya estaba sonando el himno con todo el estadio cantando a voz en grito. Lo único que les quedaba a los españoles era mirar al césped, esperando a que llegara el momento del himno de Riego, que, como era de esperar sonó una única vez. El resto del partido ya forma parte de la historia del fútbol español, ya que el conjunto español consiguió vencer a la todopoderosa Alemania del Tercer Reich por 1-2, convirtiéndose esta en la primera y única victoria española en territorio alemán.
Nueve meses después, la historia volvió a enfrentar a estas dos potencias, pero esta vez en territorio español y, concretamente, en Montjuic, Barcelona. España estaba inmersa en plena Segunda República, con el cuarto Gobierno de Azaña, una república parlamentaria y con Izquierda Republicana y Unión Republicana como partidos políticos. Alemania se presentaba en tierras españolas con ganas de revancha.
De nuevo, banderas esvásticas y republicanas compartían el cielo de Barcelona, ante los más de sesenta mil aficionados, que acudieron para lo que muchos de ellos esperaban como la segunda parte de aquel primer partido de mayo de 1935. Antes de empezar el partido, ya estaba presente el choque ideológico entre ambos países, ya que los alemanes, al finalizar los himnos, insistieron más de la cuenta con su saludo nazi. Esto desató las quejas del capitán español, Ricardo Zamora, quien instó a los alemanes a que cesaran el saludo.
Tras un partido en el que el ambiente no fue ni la mitad de acalorado que, en el caso del primer encuentro, también debido a las dimensiones del estadio de Montjuic, el resultado final fue de 1-2 a favor de los alemanes. Una derrota que escoció mucho a la selección y al país.
Pero no todo quedó aquí. Hubo un tercer enfrentamiento entre ambos países en plena Segunda Guerra Mundial. El 12 de abril de 1942, ambas selecciones saltaban de nuevo al terreno de juego, en el estadio olímpico de Berlín. Un nuevo encuentro cargado de matices políticos: no en vano el Tercer Reich recibía con honores al equipo español, un equipo procedente de una España franquista. Con un estadio a rebosar, cien mil aficionados, ambos equipos saltaron al terreno de juego, esta vez arropados por banderas esvásticas y franquistas, y con la participación de un árbitro de nacionalidad italiana. Mientras Hitler programaba sus próximas ofensivas, ambos países empataban.