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31 de agosto de 2024

Antonio Pérez Henares
Cronista de IndiasAntonio Pérez HenaresDesde Panamá

Hacia las selvas del Darién, tras los pasos de Balboa

He embarcado en una expedición cuyo destino es Panamá. Se trata de recorrer los lugares por los que transitaron los grandes descubridores españoles, en especial seguir los pasos de Vasco Núñez de Balboa que por tierra y atravesando desde el Atlántico

Actualizada 05:04

"Tomo posesión de este mar", obra del pintor Augusto Ferrer-Dalmau

«Tomo posesión de este mar», obra del pintor Augusto Ferrer-Dalmau

A mi condición de escritor y periodista, ambas vocaciones muy tempranas, he querido siempre unir la de viajero como carta de presentación. Aunque es bien cierto que esto último me vino un poco a capón. Mi primer viaje, a los 8 años lo fue como niño emigrante desde mi Guadalajara natal al País Vasco y la primera vez que salí de España, a los 16, fue para irme a vendimiar a Francia y además de forma ilegal. Pero a lo que se ve y parece le cogí gusto a la cosa y fui haciendo lo que pude al respecto por Europa y también por España, que da para muchas vidas de viajar.

A finales del siglo pasado y principios de este tuve el privilegio, auspiciado por tener ya algún galón periodístico, de ser invitado por Miguel de la Quadra Salcedo a participar en su Ruta Quetzal. Nos hicimos amigos y me acoplé tanto al proyecto que acabé por hacer siete expediciones seguidas con él y dos, los últimos de la historia, Camel Trophy de propina. La pasión viajera se instaló ya para siempre en mi y con dos destinos por excelencia, la América Hispana y África, de la que conocía el norte pero me atrapó el sur, alentado por otro grande del género, Javier Martínez Reverte y aprobado por uno de mis maestros de los que siempre me sentiré deudor, Manu Leguineche.

Los viajes me cundieron bastante y me salieron algunos libros, entonces el género viajero estuvo muy en boga, que hasta tuvieron cierto reconocimiento. Tras dejar la Quetzal seguí haciendo por mi cuenta rutas por Hispanoamérica, el sur de Estados Unidos y por toda África desde el Sahara y el Sahel hasta el Serengueti, el Kalahari y el Okavango. La última de ellas fue a las excavaciones de «la Cuna de la Humanidad» en Olduvai (Tanzania) en 2019. Pero lo cierto es que la intensidad fue mermando en buena parte debido a mis obligaciones periodísticas. Y lo cierto es que desde aquella última salida, covid mediante, no había descolgado el viejo sombrero que, al principio como chambergo y luego como amuleto, siempre me ha acompañado.

Lo que, sin embargo, sí había emergido en mí y se había desarrollado con ímpetu fue la historia y como español, aunque pueda parecerles a alguno raro, la nuestra donde hay tela, y de la buena, que cortar para toda una eternidad. Siempre me había atraído enormemente y los periplos por España y por Hispanoamérica no hicieron y siguen haciendo sino aumentar tal pasión. Que me ha dado, encima, los mejores frutos y satisfacciones que nunca llegué a pensar que me dieran. Hablo de ya larga serie de novelas que tanto deben a esas dos impulsos que tan complementarios son.

Pero que una vez más y por esos compromisos de obligado cumplimiento que siempre nos acaban por estabular, me cojeaban cada vez más de una de las dos patas: la de viajar.

He echado muchos de menos esos periplos y se habían ido quedando reducidos poco menos que a nada. Pero no estaba dispuesto a que acabaran por quedarse reducidos a cenizas y en cuanto ha soplado el aire sobre algún ascua enterrado ha bastado para que la llama volviera a prender. Vamos, que el sombrero está ya descolgado. El pasado miércoles 9 de julio me embarqué con la expedición «España rumbo al Sur» con destino Panamá. Una nueva aventura que deseo sea inicio de otras más. Espero que las fuerzas, el ánimo y la salud me lo permitan. O sea acabar con bien la que inicio y con ganas para empezar a preparar la siguiente.

En esta sé a donde voy y me infunde mucho respeto lo que hemos de afrontar. Estuve ya varias veces por allí, la primera en 1999 y la última en 2008. Se trata de recorrer los lugares por los que transitaron los grandes descubridores españoles, desde el almirante Colón buscando un estrecho, un paso por mar, (su olfato marino le llevó a buscarlo por la costa de Portobelo, Nombre de Dios, Bocas del Toro, Isla Colón, Veragua, más o menos por donde ahora va el Canal) y en especial seguir los pasos de Vasco Núñez de Balboa que por tierra y atravesando desde el Atlántico (Santa Maria de la Antigua del Darién) dio con el Mar del Sur, el Lago Español... el inmenso Pacífico y volvió a cambiar la idea que el mundo tenía de si mismo y sus dimensiones.

En nuestro caso y por ello la primera parada será la jungla del Darién cuyas selvas son palabras mayores. Es la más intrincada, cerrada y asfixiante de todo esa zona del planeta. A nada uno suspira por el ver el cielo y ansia algo de azul allá arriba atrapado abajo por el «infierno verde» que acaba por ser angustioso. Hay por allí monos, serpientes y «lagartos» (cocodrilos, uno se lo trajo Fray Tomas de Berlanga del Chagres y está colgado todavía en la colegiata de Berlanga de Duero (Soria)), pero sobre todo el enemigo peor del hombre y del blanco aún más: ¡mosquitos!, a cientos de millones de toda condición y picadura y a cada cual más enconada.

Jungla del Darién

Jungla del DariénAntonio Pérez Henares

Al frente de la partida va un veterano compañero y amigo, Telmo Aldaz de la Quadra Salcedo, que ha querido recoger el testigo de su tío y que lleva con esta 20 rutas ya, un curtido equipo de monitores, médicos e intendencia y la friolera de 139 muchachos, chicos y chicas, de 16 -17 años, detrás. El objetivo es muy sencillo de explicar: una aventura de esfuerzo, de aprendizaje y de saber. De historia, de nuestra historia, de la de ellos, que luego fue común, de sus etnias y sus formas de vida, pero también, y ante todo, de valores, esfuerzo y compañerismo.

¿Y mi labor allí?. Pues será la que en sus tiempos fue, la de escribano y cronista. Y Cronista de Indias seré para todos cuantos de ustedes que durante estas tres semanas nos quieran seguir por aquí. La secuencia no se la puedo garantizar del todo, pero intentaré ser todo lo puntual que pueda con lo de mayor interés y sí puedo ya al menos adelantarles la siguiente entrega ¿Quién era y de donde venía aquel joven Balboa y que le hizo llegar hasta allí?

Postdata. He de confesar que el viaje me produce a mi gran alivio. Por un tiempo no habré de escribir de este hediondo basurero político que les dejo aquí y que bien seguro estoy que me encontraré igual a la vuelta sino peor.

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