Cuando Carlomagno se convirtió en emperador el día de Navidad
El éxito militar de los francos se atribuye al uso de la caballería pesada, que suponían un avance militar enorme, equiparable a los carros de combate contemporáneos
Al atravesar las puertas de la basílica de San Pedro se observa un espacio colosal: la inmensa nave de la basílica se extiende hacia el imponente baldaquino de Bernini, y alzando la vista impresiona ver los frescos y los detalles escultóricos que cierran el espacio. Por eso es fácil pasar por alto un punto histórico de ese espacio: el suelo de solas de mármol.
Solo imaginar los papas y las personalidades que lo han recorrido sobrecoge, pero además es que ese suelo cuenta parte de la historia de Europa. Sobre una de las losas de mármol se lee una inscripción que traslada al visitante a la Navidad del año 800 d.C. El 25 de diciembre el Papa León III puso sobre la cabeza de Carlomagno, rey de los francos, la corona que le convirtió en el primer Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico desde la caída del Imperio Romano.
Según cuentan las crónicas de la época, la coronación pilló de sorpresa al rey, fue como un regalo navideño del pontífice. Aunque en realidad era un gesto para fortalecer la unión entre ambos en su lucha contra los enemigos comunes. El contexto era complejo, hacía un año de la visita que el Papa León III había hecho al rey franco en su residencia de verano en Paderborn, donde debió comentarle que había huido de Roma tras sufrir una emboscada que casi le cuesta la vida.
El Papa llevaba años sufriendo una campaña de acoso por parte de los sobrinos del anterior Pontífice, que lo acusaban de adulterio para intentar hacerse con el poder. Por su parte, Carlomagno se había convertido en su máximo protector, con todo lo que eso suponía.
Padre de la Europa medieval
Carlomagno llevaba varias décadas como uno de los principales monarcas cristianos europeos, a partir de la Navidad del 800 d.C. además de rey sería el Emperador del Imperio Romano. Ya había conquistado Sajonia, la última zona germana sin controlar, y se había expandido hacia la zona norte de la península itálica, controlada los longobardos, que por entonces eran aliados de los francos. Pero la amistad entre ambos pueblos estaba sujeta por el débil matrimonio entre Carlomagno y Ermengarda, la hija de Desiderio, rey de los lombardos.
Una alianza política que fracasó. En el año 774 las tropas francas llegaron a Pavía, que era la plaza lombarda más importante, y la asediaron. Pocas semanas después, la población que se atrincheró tras los muros de la ciudad se rindió y con ella cayó la hegemonía lombarda sobre Italia, que anexionó de inmediato Carlomagno.
El éxito militar de los francos no era algo nuevo, utilizaban la caballería pesada, que suponían un avance militar enorme, equiparable a los carros de combate contemporáneos. Sustituyeron a los arqueros a caballo ligero por los caballeros fuertemente armados sobre grandes corceles que podían participar en combates cuerpo a cuerpo.
Los carolingios habían pasado en solo tres generaciones de ser mayordomos de palacio a emperadores de un extenso territorio gracias a Carlomagno. Aunque no era un estado centralizado al uso, el rey franco no tenía un trono fijo, su corte era itinerante. Eso sí, Carlomagno tenía Aquisgrán, como su ciudad predilecta.
Como emperador heredero del legado romano, restauró antiguos monumentos de la época de los césares y creo nuevos preservando el estilo clásico. Gracias a estas reformas consiguió forjar el puente de unión entre lo grecorromano y el incipiente sistema político y social medieval, ganándose a pulso el apodo de padre de la Europa medieval.