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Musulmanes de paseo en un zocoEFE/ Mohamed Siali

El Consejo de Europa pide satisfacer las exigencias de los musulmanes

El Debate accede a las recomendaciones de la Comisión Europea contra el Racismo y la Intolerancia, que serán publicadas mañana

Bajo el nombre de Recomendación Número 5 de Política General la Comisión Europea contra el Racismo y la Intolerancia (Ecri, por sus siglas en inglés), organismo dependiente del Consejo de Europa, hace un curioso balance acerca de la presencia musulmana en Europa y da una serie de pistas a los Estados miembros, todas favorables a la perspectiva y derechos de los musulmanes.

El preámbulo del documento da el tono al resaltar la «contribución positiva del islam al desarrollo de las sociedades europeas de las cuales es parte integrante» y consta el «crecimiento general de los abusos de género a los que se enfrentan las mujeres musulmanas, especialmente cuando muestran públicamente su fe»; léase el hecho de llevar el velo en público.

El tono empleado es una forma sutil de señalar a los que se oponen a esta práctica. De ahí que no extrañe la aseveración, contenida en la parte final del Preámbulo, según la cual «la diversidad de religiones es un activo dentro de una sociedad pluralista, y que el principio de una sociedad multiconfesional e intercultural va de la mano con el deseo de las religiones de coexistir dentro de las sociedades de las que forman parte». También sorprende la interpretación histórica de la Ecri, que otorga al islam y a las comunidades musulmanas la categoría de «componente de la historia europea».

Sentadas estas perspectivas históricas y morales, el resto de planteamientos de la Recomendación Número 5 es una denuncia sistemática de las discriminaciones supuestamente padecidas por los musulmanes en Europa. Primero, no las especifica. Después, olvida describir el contexto en el que se habrían producido. Baste leer el apartado 29: «Los gobiernos nacionales han sometido a los actores de la sociedad civil musulmana a restricciones, incluidos cierres forzosos, a pesar de la legislación que protege la libertad de asociación. Como se mencionó anteriormente con respecto a las comunidades sospechosas, estas medidas a veces no están respaldadas por evidencia creíble.

Los cierres, o las amenazas de cierre, corren el riesgo de restringir indebidamente la libertad de asociación y la capacidad de participación cívica de las comunidades musulmanas». Lo que no explica, o no quiere explicar la Ecri, es que la mayor parte de esas «restricciones o de cierres forzosos» han estado motivados porque las mezquitas, demás lugares de oración o centros culturales concernidos se habían convertido en lugares de agitación islamista y de llamamiento a la violencia.

En el capítulo de las recomendaciones prácticas de la Recomendación, basadas en políticas públicas destinadas a «desarrollar actividades que promuevan representaciones inclusivas e integrales de los musulmanes en la sociedad y alentar a los responsables políticos a garantizar la igualdad, valorar la diversidad, y apoyar las interacciones positivas», destaca el llamamiento a los poderes públicos para asegurar a los musulmanes el ejercicio sin discriminación de su libertas religiosa, satisfaciendo plenamente sus las «exigencias».

¿Cómo? Prestando especial atención a la «situación de las mujeres musulmanas, que pueden sufrir discriminación interseccional por motivos de género, religión y origen nacional o étnico», comprobando que las normas que rigen o adoptadas por los organismos encargados de hacer cumplir la ley tienen un impacto sancionador sobre los musulmanes, y fijando reglas para las empresas de internet, incluidas las redes sociales de cara a «establecer sistemas efectivos para detectar y reprimir el discurso de odio en línea dirigido a los musulmanes, […], y trabajar con las redes sociales en el desarrollo de iniciativas, particularmente en el área de la educación que podría ayudar a difundir narrativas equilibradas sobre los musulmanes y el islam en las plataformas de redes sociales».

La Ecri extiende asimismo a los medios de comunicación su deseo de limitar la libertad de expresión, pidiéndoles expresamente que informen «sobre todos los acontecimientos mundiales, incluidas todas las formas de terrorismo, de una manera que no alimente los prejuicios y estereotipos anti-musulmanes» y proyectando «la rica diversidad de las vidas de los musulmanes y, en particular, de las mujeres musulmanas».

¿Qué es la Ecri?

La Comisión Europea contra el Racismo y la Intolerancia es un órgano vinculado al Consejo de Europa, competente para combatir el racismo, la discriminación racial, la xenofobia, el antisemitismo y la intolerancia en el Viejo Continente. Cada Estado miembro del Consejo de Europa designa a una persona para formar parte de la Ecri. La representante de España es Sara Giménez, abogada, diputada de Ciudadanos en el Congreso y presidenta de la Fundación Secretariado Gitano.
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