Gritos, cuerpos inertes, madres buscando a sus hijos... Los testimonios del bombardeo en Mariúpol
Cuando la bomba rusa cayó sobre el teatro, el mundo se derrumbó para los más de 500 ucranianos que se refugiaban en su interior
El pequeño enclave portuario de Mariúpol, de algo más de 400.000 habitantes, se encuentra en el foco de la agresión rusa desde hace semanas. El presidente ucraniano Volodímir Zelenski denunció que los ataques de Rusia habían «reducido la ciudad a cenizas», aunque, espera, Mariúpol «sobrevivirá». Los intensos bombardeos de Rusia podrían haber matado a más de 1.050 personas, según la ONU, y la Cruz Roja describe la situación como «apocalíptica».
El 16 de marzo, el Teatro Regional de Drama de Donetsk terminó destruido casi del todo por culpa de un ataque aéreo. El ayuntamiento de Mariúpol acusó a Rusia de apuntar al teatro a propósito, ya que cientos de civiles guardaban refugio en su interior. De hecho, la palabra «niños» estaba escrita en ruso frente al edificio, para indicar que menores se amparaban dentro. Según Human Rights Watch, había al menos 500 civiles dentro, y Serhiy Taruta, antiguo alcalde de la región del Donetsk estimó más bien 1.300.
Una de ellas era Mariia Rodionova, profesora de 27 años. Durante 10 días, la ucraniana se cobijó en el teatro, tras huir de su apartamento en los bombardeos. Acampaba junto al escenario, en un auditorio cercano a la parte trasera del edificio. Tras sufrir de primera mano los ataques del 16 de marzo, compartió con la BBC su experiencia desde el interior del edificio.
Cuando cayó la primera bomba –envuelta en ruido atronador, y un tintineo de cristales rotos– Rodionova estaba haciendo cola junto a la entrada, esperando su turno para adquirir agua caliente. Recuerda cómo un hombre la empujó contra la pared, y la protegió con su propio cuerpo; el dolor en los oídos fue tan intenso que pensó que se le acababan de reventar los tímpanos. Habló de cómo, por todas partes, se escuchaban los gritos de sus compañeros, y había cuerpos heridos o inertes por doquier.
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Mariia tenía un kit de primeros auxilios, pero estaba dentro del auditorio donde ella dormía. La entrada a esa parte del edificio era imposible; los escombros lo impedían y, además, las paredes se habían colapsado. «Permanecí quieta, en shock, durante dos horas», admitió a la BBC. «No podía hacer nada».
Por su parte, Rusia niega el ataque al teatro. Sin embargo, Andrei Marusov, periodista de investigación de Mariúpol, admite que no fue ninguna sorpresa. «Todos sabían que era un punto prioritario para muchas mujeres y niños», explicó Marusov, que visitó el lugar dos días antes del ataque. «Allí solo había civiles».
El día siguiente al ataque, el ayuntamiento celebró el rescate de 130 personas del teatro. La cifra de muertos es aún desconocida, y el caos en la ciudad es tal, que lo más probable es que nunca se sepa.