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17 de septiembre de 2024

Donald Trump y Kamala Harris durante el debate electoral

Donald Trump y Kamala Harris durante el debate electoralEFE

Debate electoral

Harris recupera el terreno perdido por Biden y deja las elecciones en situación de máxima igualdad

Muchos expertos se habían encargado de tildar este debate electoral como el más importante de la historia. Falta perspectiva y el presente siempre tiende a la exageración, pero Donald Trump y Kamala Harris se han visto las caras por primera, y seguramente última vez, antes de las elecciones del próximo mes de noviembre.

Con las encuestas señalando una igualdad máxima, y con el precedente del terrible desempeño de Joe Biden en el ambiente, lo que provocó un cisma en el partido demócrata que ha impulsado la candidatura de Harris, republicano y demócrata se han medido en Filadelfia en un cara a cara que ha durado algo menos de dos horas y que ha colocado todas las cartas sobre la mesa.

La primera incógnita de la noche cayó cuando ambos candidatos se dieron la mano, con Kamala acercándose a su rival y pronunciando, con cierto sentido irónico, «Hola, soy Kamala Harris», enfatizando en la pronunciación de su nombre como respuesta a las veces que, conscientemente, Trump lo ha dicho mal. Este momento, ceremonial y protocolario, fue la calma antes de una tormenta que tomó la forma de constantes reproches.

El primer tema introducido por los moderadores fue la economía. Harris, inaugurando el turno de palabra, se encargó de introducir sus propuestas y de presentarse como una «modesta persona procedente de clase media». Como respuesta, Trump, que ha calificado su gestión económica como «la mejor de la historia», ha contestado que, actualmente, la economía está en una situación «terrible», apoyándose para esto en la cuestión de la inmigración constante que arrebata trabajos a los estadounidenses.

Las mentiras marcan el tema del aborto

En el delicado tema del aborto, las declaraciones falsas de ambos candidatos han destacado por encima de sus propuestas. La campaña de Harris ha repetido la afirmación desacreditada de que Trump prohibiría el aborto en todo el país. El expresidente defiende la sentencia del Supremo de tumbar el Roe vs. Wade, algo que ha atribuido a «seis valientes jueces del Supremo». «Creo en las excepciones: violación, incesto y la vida de la madre. También Reagan creía en ellas, como el 85 % de los republicanos» ha comentado un Trump que, de nuevo como ha sido habitual en su campaña, se ha apoyado en la ideología y la postural del expresidente Ronald Reagan.

Kamala Harris enfatiza un argumento durante el debate

Kamala Harris enfatiza un argumento durante el debateEFE

Sin embargo, el candidato republicano no ha estado del todo acertado cuando ha comentado que los demócratas apoyan el aborto hasta el punto de que quieren «ejecutar bebés después de nacer». Esto, además de que no es legal en ninguna parte del territorio estadounidense, no ha sido corroborado por ningún gobernador demócrata.

Los ataques personales ganan terreno

Rápidamente, el debate electoral ha entrado en el terreno de los ataques y las acusaciones personales. «Es una marxista, su padre era un profesor marxista» ha dicho Trump sobre su homónima demócrata cuando debatían sobre los aranceles en productos chinos, una medida que implantó Trump y que ha mantenido el gobierno de Biden.

También la ha calificado como una «radical de izquierdas» que quiere «destruir el país» acabando con las energías y acusando a Kamala de llevar «12 años contra el fracking».

Harris, por su parte, también ha acusado las políticas inmigratorias de Trump, tildándolas de «racistas» y que ya han cansado a la gente. Además, ha logrado perturbar el rostro de Trump al sacar a la palestra el tema del asalto al Capitolio, preguntándole si hay algo de lo que se arrepienta de aquel día. Donald Trump ha evitado contestar a esa pregunta.

El plano de la CNN, la cadena televisiva que ha emitido el debate, permitía visualizar en todo momentos los rostros de los dos candidatos, incluso cuando tenían el micrófono cerrado en los momentos en los que hablaba el otro. Ahí, ha destacado que, mientras Kamala ha respondido con risas irónicas, sonrisas, caras de incredulidad y gestos con las manos a los turnos de palabra de Trump, el republicano se mantenía mirando al frente y con una actitud impasible en los turnos de palabra de la demócrata.

Constantes reproches en política exterior

En el siempre complicado bloque de la política exterior, abundante y complejo, los constantes reproches entre uno y otro han sido la tendencia en el debate. Para empezar, Trump ha vuelto a hacer referencia a la salida de Estados Unidos de Afganistán en 2021 como «el momento más vergonzoso en la historia del país». Harris, que ha incidido en la cuestión de que «ella no es Joe Biden» ha querido desmarcarse de este asunto y ha tratado de culpar a Trump por sus relaciones con los talibanes.

También la relación del republicano con el presidente ruso, Vladímir Putin, ha sido un importante foco de crítica de Kamala Harris, que ha considerado que «si Trump fuese presidente, Putin estaría sentado en Kiev». Por su parte, el republicano ha considerado que «él acabaría el conflicto incluso antes de tomar posesión, en caso de ganar las elecciones».

Respecto a la guerra en Gaza entre Israel y Hamás, ambos candidatos han condenado los ataques del grupo islamista a Jerusalén, pero Trump ha acusado a su rival de «odiar Israel» y de que, en caso de vencer, «Israel desaparecerá en un plazo de dos años». La demócrata ha negado estas acusaciones de inmediato.

Donald Trump en acción durante el debate

Donald Trump en acción durante el debateEFE

En sus minutos de despedida, Kamala se ha encargado de hacer una recapitulación de todo lo previamente expuesto, acusando a Trump de estar anclado en el pasado. Un minuto que, si bien demuestra la buena preparación de la demócrata de cara al debate, ha acusado la falta de un mensaje de mayor fuerza como colofón final.

Trump, como siempre en su campaña, se ha encargado de recordar el glorioso pasado de la nación y de idealizarlo como un lugar al que deben volver. También ha sembrado la semilla del miedo pronunciando las palabras «III Guerra Mundial» y «guerra nuclear». Además, se ha esperado hasta esta última intervención para pronunciar el ataque más sencillo que tenía contra su contrincante: «¿Por qué no lo ha hecho antes?»

El republicano, más sosegado y tranquilo de lo esperado durante todo el debate, recuperó la efusividad en su intervención final con un mensaje que busca conectar con su votante y que, recordando el pasado de la nación, le permita visualizar un futuro con él sentado en el Despacho Oval.

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